La serie ha llegado sin hacer ruido, pero se está consolidando como un buen producto. Dirección aceptable y con recursos, intérpretes que cumplen bien su trabajo, ritmo constante, que hace que se te pase el capítulo sin darte cuenta. Buena química entre sus dos protagonistas principales, Sullivan Stapleton y la atractiva Jaimie Alexander.
Consigue entretener más que algunas series, anunciadas a bombo y platillo.