A través de una simpática película de dibujos animados, se nos narra la historia de Emilio, un director de oficina de banco jubilado que empieza a pedecer alzheimer. Sus peripecias en la residencia en la que queda desterrado por su propio hijo, despegado completamente de su padre (y probablemente no entendiendo del todo cuál es la dolencia de éste), nos invitan a una reflexión sobre uno de los temas sociales más importantes de la actualidad: nuestros ancianos, su dignidad, el trato humano hacia el que te precedió en la generación y que, llegado un momento, sus fuerzas, físicas y mentales, le flaquean. Una residencia con dos plantas es la metáfora que distingue la vida como persona y la vida como objeto de desván a la que son sometidos aquellos ancianos que no pueden valerse por sí mismos. Una historia en la que Emilio se aferrará a su propia vida para evitar el avance progresivo de su dolencia y en la que conocerá a una serie de compañeros de residencia que le mostrarán las actitudes ante la vida: Miguel, soltero argentino, es el ejemplo del vivir el día a día hasta el último, en un amor hacia si mismo que al final acaba entregando a los demás; otros personajes representan desde el optimismo a la resignación de su situación, pero todos ellos con un cierto toque de ternura.

Muy recomendable para reflexionar en forma positiva, arrancando más de una sonrisa y más de una conclusión sobre nosotros mismos, lo que somos y qué actitud mostramos hacia estas situaciones.