Tras muchas invitaciones por parte de amigos y conocidos, y tras superar las reticencias que siempre me provoca invertir mi tiempo en ver series locales (entiéndase: las decepciones han sido muchas), ayer decidí por fin disfrutar de la última maravilla de las series de ficción locales: 'La casa de papel'.

Para no abundar en las numerosas deficiencias que se pueden destacar de los tres primeros capítulos (ciertamente no he acabado siquiera con la primera temporada, ni pienso hacerlo), simplemente enumerar las siguientes:

1. La trama: partiendo de una historia ya vista pero que puede resultar sugerente (tal y como demostró en su día 'Ocean's Eleven', en la fecunda senda de 'El gran golpe' o 'Tarde de perros'), la historia involuciona en un folletín en el que las tramas amorosas acaban tomando las riendas de la historia en una espiral delirante, risible y llena de tópicos. Eso por no hablar de los numerosos 'gaps' de guión: a menudo, para hacer avanzar la trama principal, los personajes llevan a cabo acciones inverosímiles y desencadenan situaciones esperpénticas que rompen cualquier atisbo de verosimilitud y llevan al espectador medianamente atento al desconcierto, la risotada o al simple y llano cabreo.

2. Los personajes: en el subgénero de los atracos perfectos que se tuercen, una de las gracias reside en la construcción de unos personajes atractivos, redondos y con conflictos que se desarrollen de manera fluida durante el devenir de la trama principal. Pues bien, en 'La casa de papel' los personajes son no solo planos, son lineales; sus conflictos a duras penas pueden ser considerados como tales; verbalizan todo, sin dejar el menor lugar a la sutileza o el subtexto; y su caracterización es tan poco convincente como ridícula (sin descubrir nada esencial, diré que el genial cabecilla del grupo, un genio del mal vestido de profesor universitario de los '80 que escucha música clásica, pretende organizar el mayor atraco de la historia con un grupo de desequilibrados emocionales de escasas luces entre los que destacan un hacker analfabeto y enamoradizo, una gitana chillona, un minero paleto y su todavía más paleto hijo, dos matones eslavos que parecen una mezcla entre los ZZ Top y M.A. Barracus…).

3. La actuación: una vez más, la sobreactuación, el griterío y la falta de dicción marcan el acting… Llueve sobre mojado.

En resumen: 'La casa de papel', como 'El ministerio del tiempo' o 'Águila Roja', demuestra que todavía estamos a años luz de las verdaderas joyas de la ficción de la que hoy, por suerte y gracias a plataformas y otros recursos, los amantes de la buena ficción podemos disfrutar.

Cuesta creer que, a finales de la segunda década del siglo XXI, todavía se pueda encontrar financiación para hacer semejante bodrio.

'Sordo' es un despropósito absoluto: desde el guion, falto de sentido común y ritmo, hasta unas interpretaciones que, una vez más, demuestran el deleznable nivel de la inmensa mayoría de actores y actrices locales, pasando por ciertos momentos de pretenciosa voluntad poética que dan ganas de llorar... De risa.

Recomendable como ejemplo de guion insensato y desestructurado, actuación risible y realización insoportable.

El film de Cuarón, aunque de indudable calidad técnica e impecable factura a muchos niveles, no merece el alud de elogios que buena parte de la crítica (especialmente de la crítica local) ha volcado sobre él. Es una buena película que, vista una segunda vez, deja de ser buena para pasar a ser correcta y que, mucho me temo, no aguantaría bien un tercer visionado (cosa que sí hacen las obras maestras). En otras palabras 'Gravity' es como muchas mujeres jóvenes: hermosa, intensa y prometedora pero, superado el primer entusiasmo, un tanto inconsistente, vacía y superficial. Le falta, valga la broma, un poco de gravedad.

Por cierto: por mucho que diga el señor James Cameron, no es ni de lejos la mejor película sobre el espacio jamás hecha... aunque si la comparamos con 'Avatar', ciertamente, es una maravilla.