Reivindico una ley no escrita en el cine: Allen no puede hacer una película mala. Los asiduos a las salas nos permitimos el lujo de decir “soy fan de Woody Allen” o “no soy fan”. Ya por el hecho de nombrar al director nos cubre un aura de “gafapastismo” que nos hace sentir más coolturetas.

En este caso Blue Jasmine es muy Allen, dejando ( con extraordinario acierto) el protagonismo a Blanchett. Ahora es ella el personaje neurótico, obsesivo y extravagante que tantas veces ha interpretado el director. Una actuación sublime para un guión sencillo, interesante, ácido y en algunos momentos extraordinario.

La presentación de la historia se realiza de forma inteligente, intercalando flashbacks con el desarrollo de la misma. Añadiendo contradicciones en la protagonista, y haciendo más cruel su actual realidad.

Una película recomendable, que será tachada de mediocre para los “puretillas” que siempre calzan la de: “Nada que ver con el Woody Allen de antes…”

A mí me ha encandilado de manera sutil. No estará dentro de mi “Top Allen”, aun así no pasará desapercibida en mi lista personal frente al director, seducida de forma incondicional con el espectáculo de Cate Blanchett.