La crítica que mejor valora este film empieza tal que así: "Sin haber visto la original que protagoniza John Wayne y sin saber que hay de parecido o diferente entre la versión de los Coen y la original me decanto por decir que la de los Coen es superior."

Y eso lo dice todo, explica el por qué de la votación tan alta de esta película, pues me imagino que legiones de fanboys de los Coen han sido capaces de votar tan alto esta película con la desfachatez de no haber visto la anterior versión. Porque sí, señores, esto es un remake, y bastante chapucero, además, aburrido, tedioso, tan falto de épica y emoción como de dignidad por parte de los actores.

Y me suelen gustar los Coen, pero no, no paso por tildar todas sus películas de obras maestras.

Una cosa es hacer películas orientadas al público infantil y otra muy distinta es hacer películas infantiles. Os contaré ahora, según he sabido gracias a descifrar un manuscrito encontrado en un paquete de Choco Crispies, el making off de esto que acabas de ver.

Esta cosa parte de un Brain Storming para el cual se escogieron a 4 niños de una guardería para niños "especiales" y se les repartieron varios clicks de Famobil, un par de dinosaurios de juguete, muñecas y animalitos de esos que salen en los Huevos Kinder. Varios expertos (en fumar marihuana) anotaron meticulosamente el resultado del juego de los niños durante meses hasta que dio como resultado una serie de cuadernos llenos de notas indescifrables y dibujos obscenos, los cuales fueron repartidos a una veintena de monos amaestrados para su corrección y limpieza. El resultado de todo ello fue una larga tira de papel con el argumento, el cual fue enrollado secretamente en un tubo de cartón y puesto a la venta de forma clandestina escondido en un paquete de Scotex. Tras unos meses de los cuales voy a ahorrar detalles escatológicos, gracias al GPS incrustado en el tubo de cartón y a una aplicación hecha en Visual Basic, se pudo rastrear la IP del tubo de cartón hasta dar con el domicilio del comprador y, cómo se supo después gracias al ADN, usuario asiduo y constante del argumento enrollado. Con la ayuda del FBI se bloquearon las salidas de emergencia de los desagües del edificio hasta dar con el paradero del argumento, el cual ya había adquirido la pátina necesaria para darle aspecto visual. El resultado es lo que habéis podido "disfrutar", y además en 3D.

El gorila muy bien, muy bonito, y tal... pero... ¿y lo demás? ¿ya no quedaba presupuesto? Siempre he pensado que hacer un remake es un ejercicio de vanidad como los hay pocos, y éste es un buen, si no el mejor, ejemplo. Me quedo con la original, y sus entrañables marcas de dedos en el pelo de King Kong.

Sin ser una buena película, llena de tópicos, escenas vistas mil veces o previsible hasta la saciedad, no hay que olvidar que estamos ante una película dirigida a los más pequeños, y en ese sentido, cumple las expectativas.
Lo que sí me gustaría recalcar, y alabar, sobretodo, es que por fin han decidido hacer una película de animación 100%, y en eso ya supera con creces los dos primeros intentos, que son bazofia pura, incluso para los niños.
Otro aspecto a elogiar es la calidad de los personajes, que respetan los dibujos originales de Peyo, con detalles como los ojos, por ejemplo, evitando ese realismo desconcertante de los ojos de los pitufos de las anteriores entregas. En este aspecto me quito el sombrero y espero que en futuras entregas respeten esto y se animen a adaptar algunas de las historias clásicas, como la Flauta de los Pitufos, el Ketekasko, el origen de la Pitufita, etc.

Siempre he tenido la teoría de que hacer un remake tiene la intencionalidad de homenajear una obra clásica y en algunos flagrantes casos de megalomanía, "mejorar" el original. En este caso ni una cosa ni la otra. Comienza la película bien, con unos planos y secuencias calcadas al original, pero con la diferencia de verlos llenos de colorido pero de repente el director quiere dar su toque personal y para ello se carga la secuencia más icónica de su predecesora: la de los montones de cartas que traen desde la oficina de correos... y para terminar, si en aquella el final se desarrollaba un par de minutos después del juicio, en esta el clímax se extiende en demasía, provocando un agridulce final que ha perdido toda esa magia y sutil ambigüedad que contenía la original y que te dejaba con una sonrisa en los labios.

En fin, un magnífico señor Attenborough como Santa Klaus y un genial Dylan McDermott que le da ese toque a cine clásico, pero muy desaprovechadas la niña de Matilda y su madre, que no tiene nada que hacer frente a Maureen O'hara...