No me extenderé demasiado: Previsible, facilona, guión pésimo, desenlace improvisado y desastroso... Otra nueva película del género de terror diseñada para un público pueril de pocas exigencias, que pretende ocultar todos sus defectos y su ausencia de originalidad con las técnicas de la infame "The Blair Witch Project" (rodaje oscuro y cámara al hombro).

Le doy dos puntos por la acertada selección de escenarios para simular Prypiat.

Voy a ser claro: sentí más miedo o angustia viendo Bambi o El Rey León.

Fueron dos las razones por las que decidí visionar esta película: Mi gusto por el cine de terror y las ganas que tengo de ver a Kyra Sedgwick realizando un papel digno fuera de The Closer. Doble chasco y doble confirmación.

1. Ciertamente, uno ya intuye antes de visionarla que no se trata de un film de la calidad de El exorcista, incluso sabe que ni se le va a acercar un poco. Lo que ocurre es que estamos ante un material de una calidad pésima, continuista en la tendencia de la industria de hacer cine comercial carente de creatividad, ingenio o talento, e intentando plagiar con nefasto resultado películas asiáticas o europeas. LLena de clichés, tópicos (sirva de ejemplo que comienza diciendo que está "basada en hechos reales"), y carente de ritmo, con interpretaciones planas que no dan la talla. Dean Morgan se parece a Bardem en lo físico, porque en lo interpretativo, es mejor una piedra. El cine de terror yanqui está muerto y no resucita.

2.- Sedgwick sigue sin convencer, y sin sacar de la duda de si tiene calidad para reproducir en la gran pantalla su buen hacer dentro de la afamada serie The Closer. Su crédito se va acabando, y parece desaprovechar ese trampolín para despuntar como actriz principal, o de construir un personaje creible. En nada le va a ayudar su empecinamiento de unirse a proyectos tan cutres, como Gamer (2009), o el caso que hoy nos ocupa.

Malgasté hora y media en el sofá, pero por suerte, no perdí el dinero de una entrada de cine para verla.