No es una serie documental histórica, es propagandística. Parte de una base que es auténtica, y es el hecho de que el movimiento nacionalsocialista, salvo en la figura del Führer, el resto no era una organización de jerarquía vertical, sino radial, como lo es también por ejemplo El Vaticano, es decir, distintas organizaciones internas, con sus distintos líderes, vienen a converger en un propósito común, donde si hay una figura única de liderazgo, que en este caso seria Adolf Hitler. La serie plantea una serie de disputas internas y feroces entre las distintas organizaciones y sus respectivos líderes. Si esto hubiese sido realmente así, el movimiento nacionalsocialista no hubiese podido llegar hasta donde llego, y se hubiese, por decirlo de alguna manera, destruido a sí mismo, antes, durante o después, de alcanzar su éxito.

Una producción única, y muy valiente, acerca de como la extrema derecha organizó el asesinato de Pier Paolo Pasolini. Su película "Salò" era muy incómoda por revelar uno de los aspectos sicológicos más enfermizos en muchos fascistas; el sadismo llevado a la práctica en su locura más extrema los evidenciaba de una forma insoportable para ellos, y también el triunfo en Italia del comunismo en 1975 jugaba un importante papel a favor del asesinato.
La producción cuenta con unas interpretaciones y una puesta en escena, que en muchos momentos recuerda a las de las producciones del propio Pasolini, así como a sus intervenciones en entrevistas, lo que da una sensación de mayor proximidad hacia el personaje real.

Una visión muy fresca, naturalista y básicamente descomplicada, de lo que son las relaciones de los adolescentes y sus padres en Finlandia. Y es que, tratar un tema como este, ateniéndose al marco cultural que caracteriza a los países nórdicos, hace muy difícil que todo acabe en tragedia, como suele ocurrir en las producciones estadounidenses. Por el contrario, la película acaba por resultar una oda, en pro del cariño y la comprensión, hacia los niños y jóvenes de esta sociedad.

La película esta muy bien. Trata el siempre controvertido tema de la bisexualidad, donde la estabilidad emocional que, se supone, debe dar una relación de pareja, siempre "acaba por acabar" en el momento en que empieza... .
La película, mas que reactivar la memoria de las vivencias de los jóvenes homosexuales de los años 80, como si ocurre en "Call me by your name", lo que realmente hace es trasladar el hecho bisexual desde los 80 hasta nuestros días. Días donde el universo Netflix por ejemplo, esta repleto de atmósferas bisexuales...¿quien no ha deseado o ha fantaseado alguna vez con tener sexo con alguien de su mismo género?. Pero la realidad es que ese mito ya se desechó en la década de los 70, cuando los colectivos gays estadounidenses proclamaban aquello de que "todos somos bisexuales", y que la Asociación Estadounidense de Siquiatría (APS - American Psychiatric Association), y tras la debida investigación práctica del argumento, demostró, con dichas pruebas prácticas (incitar a psiquiatras manifiestamente heterosexuales, a tener prácticas homosexuales) que este argumento no se correspondía con la realidad.

A si pues, nos queda una película agridulce, a la par que interesante, donde dos maneras distintas de afrontar la propia homosexualidad, la de un homosexual, y la de un bisexual, se unen y se separan, al mismo tiempo.  

Una película simple y llanamente propagandística, panfleto nauseabundo donde los haya, para seguir justificando la intolerancia hacia la homosexualidad, precisamente y para colmo de males, en una sociedad y cultura como la china, es decir, una de las más machistas y homófobas de este mundo, junto a la rusa, la de los países confesionales (Islam principalmente), e incluso en esa lentitud que parece ¿inevitable?, en las sociedades latinoamericanas, a la hora de avanzar hacia posturas más inteligentes, en lugar de no acabar de poder dejar atrás, demasiados prejuicios, de una moral conservadora, frente a las realidades más científicas.

Justificar el hecho, de que una madre, conocedora finalmente (a la fuerza ahorcan) de la certeza absoluta de la homosexualidad de su hijo, que ni después de la muerte, sea capaz de aceptar esta homosexualidad...si esto no es apología de la intolerancia hacia la homosexualidad, entonces, ¿qué sería pues, una apología de la intolerancia hacia la homosexualidad?.

La película da un mensaje claro, y este mensaje es, que a la cultura china, hay que permitirle su estancamiento en la intolerancia. ¿Las personas chinas más jóvenes, deben o pueden ser tolerantes con la homosexualidad, pero a las más mayores hay que respetarles el que no sean tolerantes con la homosexualidad?. ¿Os imagináis este planteamiento, en un contexto más europeo-occidental?. Si esto se da en una sociedad-cultura occidental es reprobable, pero, y según Hong Khaou (el director ..de esto), ...a nuestras madres y abuelas chinas, dejadlas que vivan 'felices y tranquilas' con sus prejuicios...uff!.

Que el Cielo y el Infierno, juzguen este panfleto.

@Jose54St -twitter-