Algo superior a su predecesora, la también destacable "La noche de los muertos vivientes", "Zombi (Amanecer de los muertos)" es otro clásico del terror, de la mano del maestro en "living deads" George A. Romero. Podría hacerse una comparación entre las dos primeras partes de esta saga y las de otra saga famosa del cine de terror: Alien. En ambas primeras partes, la claustrofobia de estar encerrado (la casa en medio del campo y la nave, respectivamente) acosados por los monstruos (el monstruo en caso de Alien)es la absoluta protagonista, creando una insana tensión que da lugar a un incierto final. La cosa cambia tanto en "Zombi" como en "Aliens": la trama gira hacia la acción más frenética, con muchos más zombis y aliens por metro cuadrado y un conocimiento más profundo del enemigo por parte de los humanos, que les permite enfrentarse a ellos de una forma más efectiva. La cinta peca de menos ingenuidad que "La noche...", pero se ve mejorada por una trama y guión más logrados y consecuentes en mi opinión. Recomendada a todo aquel que disfrute del cine de terror de calidad o a cinéfilos sin prejuicios.

A estas alturas es innegable la repercusión e influencia que ha tenido esta segunda película de Ridley Scott en varios ámbitos: desde caer como una losa de infranqueable sombra sobre el cine de ciencia-ficción y terror a mostrar unas técnicas fílmicas y fotográficas aún envidiables a día de hoy; desde enseñarnos algunos de los mejores decorados de la historia del cine a cómo contar una historia de cariz fantástico con un tono bastante creíble. Es más, la magia que sigue envolviendo a la cinta generó 3 (magníficas) secuelas y propició su saludable y larga vida en DVD, además de generar una ingente producción de marketing que sigue vigente en pleno siglo XXI.

Tras tres películas de interés creciente y algunos curiosos cortos, Burton nos regaló su primera obra maestra. Esta es la primera película del director en la que los personajes y sus relaciones superan a la ambientación y los decorados (que siguen siendo muy originales), consiguiendo que el espectador más o menos sensible se identifique plenamente con Eduardo: el chico artificial que fue creado por un científico loco, que vivió solo y ajeno a la sociedad durante mucho tiempo y que una vez descubierta ésta última intenta encajar en ella. Una triste y trágica metáfora de la sociedad actual que debería ser vista por todo el mundo varias veces en su vida.

Agradable sorpresa la de este film ruso (¿cuánto hace que no se estrenaba una peli de ese país en nuestras carteleras, y más aún en multicines?). Como ya se ha comentado, lo del equilibrio entre la luz y la oscuridad mantenido a duras penas y amenazado por la aparición de un elegido está más que manido; pero el sucio, siniestro, decadente y hasta costumbrista (la escena congelada de la familia comiendo en el salón mientras los Guardianes buscan el vórtice) tono de la cinta la hacen un tanto original, además de lo exótico de su procedencia. A esto se suman algunas escenas e imágenes muy cuidadas (la muñequita araña, la vampira caminando por el túnel...), la ambigüedad de sus personajes (el propio Anton por poner un ejemplo) y unos cuidados efectos especiales (muy bien hechos pa los 4 milloncejos de euros que costó el film). A pesar de que la duración sea algo excesiva (2 horas) y la trama no sea lo suficientemente amena durante todo el metraje (interrumpida frecuentemente por innecesarios flashbacks y secuencias congeladas o a cámara lenta), los factores positivos hacen de esta producción rusa un gran entretenimiento para los fans del cine fantástico, aunque su densa puesta en escena quizá se le indigeste a más de uno.
Que yo sepa, el primer filme fantástico ruso que nos llega desde la legendaria pero desconocida "Stalker" del gran Tarkovski.

"Starship Troopers", como casi todo (o quizás todo) lo que ha hecho Verhoeven estaba destinada a la controversia y la crítica, en un fino equilibrio que a veces triunfa (Robocop, Instinto básico) y otras fracasa, en aspectos comerciales quiero decir. Yo reconozco que me lo paso pipa viendo una peli del bueno de Paul, con sangre, hostias, sexo y sarcasmo por doquier pero también con una forma de dirigir bastante eficaz, que reluce sobretodo en sus films de ciencia-ficción (la imprescindible tríada Robocop-Desafío total-Starship Troopers, aunque también merece mucho la pena su incursión en la Edad Media, "Los señores del acero"). Si aceptas su peculiar estilo, pasarás un rato muy entretenido frente a la pantalla, si no, entrarás en el grueso de gente que sitúa a esta peli en cuestión entre las peores que han visto. La verdad es que a primera vista la peli tiene cosas que reprochar (el grueso de sus protagonistas, comandados por los infames Casper Van Dien y Denise Richards) pero en cuanto le pones un poco de interés ves que la cosa cambia. Si los actores son mediocres es porque el director lo quería así, para dar más enfasis a la sátira sobre el cine de acción americano y sobre la militarización de la sociedad. El tono irónico y casi de burla que transpira toda la película también es algo que puede echar para atrás si no estás habituado al Verhoeven-way-of-life. Pero si consigues eliminar los prejuicios y aceptar las reglas, tenemos uno de los mayores espectáculos visuales y adrenalíticos del cine de los últimos tiempos. Porque amigos, las escenas de acción y de batalla de la peli son simplemente a-co-jo-nan-tes. Con una agradable y muy conseguida mezcla de serie A y B (las naves y tecnología desprenden un delicioso tufo a maqueta, y por fin alguien tuvo los huevos de diseñar bichos extraterrestres diferentes a la estética Alien o E.T., hechos por ordenador pero que mantienen el espíritu de serie B). El nudo que se te hace en la garganta mientras las tropas van descendiendo al planeta y son arrasados por los bichos mientras a la vez van destrozando las naves en órbita es impagable, igual que las incursiones por los valles y cañones en busca de los susodichos artrópodos alienígenas. Una vez comienza la batalla las ñoñerías de los primeros minutos desaparecen en gran parte, dejando paso a la tensión y al puro terror. Los anuncios militares que aparecen intercalados dentro del metraje también ayudan lo suyo a hacer de este producto un film tan incomprendido como de culto que, para mí, lo mejor que ha hecho Verhoeven. De imprescindible visionado para aquellos que quieran ver como una soap opera puede ser llevada a las mil maravillas a la pantalla.