Nunca resultó tan apasionante la búsqueda de un cantante, Sixto Rodríguez, y la reconstrucción de sus pasos desde otro continente, gracias a la paciencia y el esfuerzo de un admirador de su música. Un viaje desde el apartheid sudafricano hasta el Detroit más gris de nuestros dias, que radiografía la industria musical en estado puro, con sus miserias y sus grandezas, desde la censura política en las canciones, hasta la exaltación de las masas por dichas canciones.
Una auténtica narración visual que te mantiene pegado frente a la pantalla. Acaba y te deja un intenso sabor interminable y la sensación de tener entre las manos una de esas historias sorprendentes en las que uno se da cuenta de la repercusión de una persona en una sociedad con sus sueños y en este caso concreto con su música, a pesar de los obstáculos.
Un documental bien trazado y llevado a cabo, indispensable para todos los amantes de la música. Una ventana abierta a seguir soñando.

Kaneto Shindó transforma una leyenda del Japón medieval, sobre la mascara del diablo, Onibaba, en una autentica obra de arte, en la que una anciana, Nobuko y su joven nuera, Jitusko, aguardan el regreso de la guerra de su hijo.
Una radiografía de las consecuencias de la guerra, acercándose de manera costumbrista a la pobreza más extrema, que arrastra a las dos mujeres a asesinar a soldados moribundos de forma indigna y miserable, para poder vender las pertenencias de los guerreros y así conseguir sobrevivir.
La aparición de un tercer personaje, Hachi, hará tambalearse la seguridad de la anciana, ante el creciente deseo que comienza a surgir entre este y su nuera.
Se trata de una película inclasificable, neorrealismo en estado puro, donde los instintos más primarios del ser humano se dan cita para configurar un metraje que en ocasiones te deja sin aliento. El miedo de la anciana a quedarse sola, el deseo de los dos jóvenes, al ritmo de la música y de los silencios que se acrecientan a medida que los instintos y las pasiones van emergiendo, dibujan una naturaleza humana oscura y terrorífica.

Renoir pone su magia a una historia real que le cuenta un comisario de policía de Martigues, amigo suyo. Creando una fábula sobre la inmigración y las pasiones humanas fascinante, que todavía esta vigente. Una radiografía social sobre los sueños y los miedos de los inmigrantes que construyeron la Francia de los años treinta. El director en su búsqueda de un nuevo realismo encuentra una formula magistral de radiografiar la clase obrera y el mundo rural con la intención de hacer reflexionar sobe la importancia de la unidad y de la integración en lo que a inmigración se refiere.

El inicio y el final de la película muestra un tren repleto de inmigrantes, como si fuera un ciclo continuo. El amor de Toni por Josefa, bajo los códigos morales de esa época, la amistad entre los trabajadores y el crisol de nacionalidades ante las mismas adversidades, te adentra en una historia desgarradora y cautivadora.

Dinesh D´Souza plantea diversas cuestiones en torno a la figura de Obama e intenta vincular la relación del padre de Obama y sus ideas con las decisiones y la visión política de su hijo. Durante mas de una hora y media intenta justificar una visión anticolonialista de Obama mediante entrevistas, información e imágenes sin ningún tipo de rigor científico ni documental. Da la sensación en muchas ocasiones de ser una venganza personal de D´Souza contra Obama. En ningún momento consigue convencer al espectador de que sus tesis al menos podrían tener algo de sentido. Deja incompletas las argumentaciones comparativas del ideario del padre frente a las del hijo, y todo para acabar intentando dar una visión casi apocalíptica de hacia donde dirige Obama a los Estados Unidos.