Ridículo intento de blanquear la dictadura racista y totalitaria impuesta por el nacionalismo catalán socapa de aportar neutralidad al conflicto.
No hay neutralidad posible contra un movimiento nacionalista de estas características, donde no se respeta la ley, ni la Constitución, ni a la media Cataluña que vive en auténtico estado de TERROR como en los peores años de la Kale Borroka. No existen grises, ni neutralidad, ni dos bandos.
O estás con la ley, la libertad y la nación, o estás con los racistas, totalitarios y filoterroristas nacionalistas.

No hay más, y el que no quiera verlo que se vaya enterando. O estás con la ley, o contra la ley.

Nada nuevo bajo el Sol, decepcionantemente, la tesis de la serie no es nada nuevo, nada que se mueva más allá del sentimiento de los medios de comunicación y la visión académica de los años 60 y 70 sobre la guerra de Vietnam, apoyando la típica narrativa progre.

La serie se equivoca en considerar la amenaza real de internacionalización del comunismo, el hecho de que Estados Unidos iba ganando la guerra tras la Ofensiva del Tet, la Operación LineBacker II en el 72 y la rendición de Vietnam del Norte en el 73.
La serie pone muy poco esfuerzo en enfatizar la dependencia de Ho Chi Minh con China y la URSS en cuanto a municiones. A la vez que "The Vietnam War" pinta al comunismo norvietnamita como un simple movimiento anti-imperialista de campesinos armados, no otro genocidio estalinista. Burns y Novick se centran más en deslegitimizar la contrainsurgencia que en hablar del más del millón de personas que cambiaron el Vietnam comunista -del Norte- por el norteamericano -del Sur-. Estos vietnamitas sufrieron exactamente lo mismo que aquellos alemanes del Este que trataban de huir hacia el Oeste antes de la construcción del muro de Berlín. Aunque ni en Vietnam del Norte ni en el Sur tuvieron elecciones en los años 50, la realidad es que cerca de 10 veces más vietnamitas huyeron del comunismo hacia el Sur, que viajaron al norte en período de migración.

"The Vietnam War" se permite discutir que el éxito militar de EEUU en combate era contraproducente, ya que no ganaron las "mentes y los corazones". Es cierto que el balance de muertos/muertes, toneladas de bombas, buques interceptados y kilómetros de territorio controlado por los EEUU o fuerzas aliadas no dio la sensación a los ciudadanos de Saigón de algún tipo de libertades individuales. Pero es de auténtica risa y cachondeo afirmar que las fuerzas americanas y su potencia de fuego, junto al ERVN iban perdiendo la guerra a los comunistas.

"The Vietnam War" presenta los eventos de principios de los 70 de forma totalmente distorsionada y desacredita cualquier responsabilidad de la derrota en Vietnam a los izquierdistas que se hicieron con el congreso Watergate.

"The Vietnam War" despacha a los cientos de miles de personas desconocidas que más tarde murieron en los campos de reeducación y los aproximadamente 200.000 balseros que murieron en el mar mientras buscaban asilo en su huida de los comunistas. Lo peor de todo es que Burns y Novick no mencionan el asesinato de aproximadamente 2 millones de personas en el genocidio camboyano que siguió al abandono estadounidense del sudeste asiático. Burns presenta solo un lado, no ofrece ideas, sino una politización perezosa.

Los mitos más generalizados en la serie de Burns son:
• La guerra no tuvo una causa razonable, justa o moral, todo fácilmente refutado por los hechos.
• La guerra no se pudo ganar, demostrada de manera demostrable por los acontecimientos de 1972.
• Ho Chi Minh era un nacionalista popular, absurdo a la luz de su historial asesino.
• Los activistas contra la guerra no tenían conexiones con las organizaciones fronterizas comunistas. Vea el capítulo 19 del libro de 1976 del Dr. Louis Fanning, "Betrayal in Vietnam".
• Una victoria comunista en el sudeste asiático no tuvo consecuencias significativas para la gente de Vietnam del Sur, Camboya y Laos, también absurda en vista de los asesinatos en masa, la matanza, la inanición, los campos de concentración brutales y las pérdidas en el mar mientras se intentaba escapar. Incluso en los primeros años, los comunistas asesinaron a más de 30,000 líderes aldeanos vietnamitas, maestros de escuelas y funcionarios del gobierno.
Burns también insinuó fuertemente que los activistas contra la guerra fueron los verdaderos héroes de la Guerra de Vietnam. Esta es una completa separación de la realidad, pero se ajusta a la cosmovisión marxista liberal de izquierda y a la agenda plenamente aceptada por Ken Burns y sus impulsores.

La realidad es que nunca hubo posibilidad de que Vietnam del Norte participara en conversaciones de paz serias en 1968. La única vez durante la guerra que los líderes comunistas negociaron seriamente las condiciones de paz fue después de que Nixon bombardeara masivamente Hanoi y explotara Haiphong en 1972, acciones que los comandantes militares estadounidenses habían estado defendiendo en privado durante muchos años. Las incansables campañas de bombardeo de los EE. UU., No las detenciones de los bombardeos, persuadieron a los líderes comunistas de Hanoi a negociar.

Y así, señores, se escribe el enésimo panfleto de propaganda libertaria (liberal para los yanquis) izquierdista y antiimperialista sobre la guerra de Vietnam. Desinformando y maleducando a una generación de jóvenes en los que los medios progres se empeñan en blanquear y justificar todas las matanzas y liberticidios comunistas en cualquier lugar del mundo, socapa de cuentos orwellianos de lucha por no sé qué libertad.

En Vietnam, Estados Unidos no perdió la guerra. La ganaron los comunistas en Washington, y, antes, en la opinión pública y los medios de comunicación. Dos millones y medio de muertos en Vietnam, uno y medio en Laos, tres en Camboya fueron el resultado de la heroica campaña contra “la guerra” de la Izquierda norteamericana, que se puso en idiocia y cobardía a la cabeza del mundo. No la hacían contra la guerra de los comunistas en Asia sino contra la guerra de los USA para frenar la expansión del comunismo en Asia. Y consiguieron perder la guerra sin haber perdido una batalla. A los millones de muertos que se produjeron tras la retirada norteamericana no se les dedicó una sola marcha, ni una canción, apenas tres o cuatro películas. El comunismo tenía derecho a matar. La democracia no debía defenderse. Ken Burns omite o minimiza estas y otras atrocidades comunistas.