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España España · Madrid
Críticas de Sip
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
10
17 de abril de 2009
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al contrario de lo que puedan pensar algunos críticos puristas, si Shakespeare viviese en la actualidad, no se mudaría a Francia, Suecia o, incluso, China o Corea a escribir guiones para películas independientes o de esas que llaman "intimistas". El bardo inglés tendría su casa en Los Ángeles, con una piscina inmensa y varios descapotables en la puerta. Sería un guionista cotizado que escribiría los guiones de películas como El Caballero Oscuro, donde la tragedia y la acción, los diálogos y las transiciones encajan a la perfección y se ponen al servicio de un Christopher Nolan en estado de gracia.
Nolan lleva la batuta de una orquesta de órdago: el reparto, la música, el montaje... Todo funciona como la maquinaria de un reloj suizo, al igual que pasaba en las películas de Tati.
Sin querer caer en los tópicos, lo mejor del film son las actuaciones. Heath Ledger recrea un Shylock actualizado, con un humor muy negro y sin ninguna creencia a la que agarrarse; es decir, este Joker es un payaso anarquista con un peculiar sentido del humor. La excentricidad llega a unos límites exacerbados. El próximo paso de este antihéroe debería consistir en la fundación de un partido político. Todo el mérito del nacimiento de este nuevo icono de la villanía cinematográfica radica en la persona de Ledger. Con un personaje que es un dulce para cualquier actor (Joker ha dado mucho de sí en los cómics), el australiano demostró lo gran actor que era, y lo lejos que podría haber llegado, pues al coger Brokeback Mountain y después este Caballero Oscuro, el espectador aprecia la versatilidad de uno de los más grandes de este siglo XXI.
Injusto sería no mencionar a los actores que encarnan los dos pilares de la justicia de Gotham: Aaron Eckhart y Gary Oldman. Con unas actuaciones impecables (en especial Oldman, que lo borda), ambos otorgan vida a los verdaderos defensores de Gotham, los que defienden la ciudad con las armas que vienen establecidas por la ley. Oldman recrea al policía honesto por excelencia, aunque con algunos claroscuros. Por su parte, Eckhart tiene un papel difícil, pues su personaje soporta una importante evolución a lo largo de la película, algo que el actor sabe encarar con gran profesionalidad.
No hace falta decir nada de Freeman y Caine, salvo que siempre resulta un placer ver pasearse a estas dos figuras por la pantalla.
Si bien parece todo perfecto, el ritmo de la película adolece de algún altibajo que ralentiza la acción, a lo que hay que sumar una duración excesiva e innecesaria. No obstante, un montaje más claro y rápido que el de Batman Begins camufla dicha irregularidad. Pero si hay un aspecto que ayuda a la mejora de ese montaje, y a la película en su conjunto, es la música. Hans Zimmer y James Newton Howard se alejan de cualquier fanfarria típica de los filmes de superhéroes, centrándose en la emoción y la acción.
El Caballero Oscuro es, sin duda, la mejor película basada en un comic (con permiso de Camino a la Perdición).
Sip
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8
13 de mayo de 2007
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Charles Shaughness (Robert Mitchum) podría haber sido, perfectamente, el autor de la frase que decía Don Pío Coronado (Rafael Alonso) en "El Abuelo": "Ay señor Conde, que malo es ser bueno. Soy tan bueno que me odio". Sin embargo, Mitchum no solo rebosa bondad en el film, sino que representa el amor más grande de todos, ese que te ciega.
La Hija de Ryan resulta un ensayo sobre el amor y las desavenencias que surgen en el transcurso del matrimonio. EL arrobo y la abnegación con la que se dedica él a ella, tiene su contraposición en el personaje de Sarah Miles, que se mueve a base de caprichos y apetencias. Y es una de esas apetencias la que provocará su paso a la madurez, cuando se da cuenta de que, ante un comportamiento reprobable, debe aceptar las consecuencias.
Pero lo mejor de la película es el pueblo en el que se desarrolla, que se convierte en un espejo de todos los pueblos del mundo, donde los rumores y los cotilleos están a la orden del día. Pero da un paso más allá, presentando la intolerancia y el caciquismo como unos elementos más en el desarrollo del film.
Toda la película rezuma un aire clásico y crepuscular (no debemos olvidar que es la penúltima obra del gran David Lean), dotada de una fuerza, fastuosidad y plasticidad apabullantes. No es la obra maestra de su director (Lawrence de Arabia y Breve Encuentro, cada uno en un extremo, son sus mejores trabajos), pero no supone un bajón en el nivel de su carrera artística. El único fallo radica en su eterna duración, pues tiene varias escenas totalmente prescindibles.
Mención especial merecen las interpretaciones. Mitchum demuestra su gran talento, capaz de recrear a una persona honesta y bondadosa después de haber dado vida a personajes como el reverendo Harry Powell (inquietante en La noche del cazador) o el expresidiario Max Cady (temible en el Cabo del terror). Asimismo, Sarah Miles tiene un papel dificilísimo, pues le toca mostrar el paso de la edad y la responsabilidad. Compone un rol que lo hace propio, dandole los matices adecuados. John Mills, sin decir una sola palabra, es capaz de hacernos sentir repulsión, pena, ternura..., y esto solo lo pueden hacer los grandes.
Pero el mejor de todos es el gran Trevor Howard, que da vida al cura del pueblo; alguien que marca las directrices morales del pueblo, la verdadera autoridad.
Sip
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10
8 de mayo de 2007
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Huella se erige como el gran duelo interpretativo de la historia del cine. Además de un duelo en la pantalla, se trata de un choque generacional, en el que ambos actores salen vencedores del combate.
El film es un gran juego, haciendo plenamente partícipe al espectador. Los giros de guión, la tramposería fácil y rebuscada no hacen sino componer un cubo de rubik que, solo al final, consigue alinear los colores del mismo. Despues de una montaña rusa de diálogos afilados, directos y perfectamente escritos, la película culmina en un climax cuasi irreal donde se antepone el desagravio de una humillación a la vida.
Si por algo se caracterizaba el cine de Mankiewicz era por la riqueza de los guiones. No debemos olvidar los magníficos libretos de Eva al desnudo o Carta a tres esposas.
Sin embargo, La Huella es un análisis de los distintos estamentos sociales de la Inglaterra de los 70, ese choque entre la tradición británica (representada en el personaje de Olivier y su 'tuttering' verbal) y la emergente clase inmigrante (Caine con un su acento 'cockney'). Un film completamente imprescindible
Sip
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9
28 de junio de 2010
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
De toda la filmografía de Garci, la última que me quedaba por ver era esta Sesión Continua. No hace mucho, también vi por vez primera Asignatura Aprobada. Ambas películas poco tienen que ver entre sí, pero si destacan por algo es por su carácter extraño en una filmografía compuesta de dos etapas claramente diferenciadas, cuyo punto de inflexión fue la obra maestra Canción de Cuna.
Sesión Continua no es la mejor película de Garci, pero sí el mejor guión. Normalmente, al realizador madrileño se le ha acusado de sentimentaloide e incluso cursi. Sin embargo, la fuerza vitriólica que inunda el mundo del cine, se ve reflejado en esta película, pero desde una perspectiva de amor. Esta película conforma la mejor película de cine dentro del cine después de Cautivos del Mal, pero todo gracias al portentoso libreto de Garci y Valcárcel.
A ello se le añade la concurrencia de dos actores en estado de gracia. Los monólogos que soporta Marsillach no son fáciles para ningún actor, pues rozan el surrealismo, pero éste los dota de realismo y credibilidad. Por su parte, Jesús Puente compone un gran personaje, alicaido y descreido, que solo cree en el celuloide; no obstante, no llega a superarse respecto de Asigntara Aprobada, donde realizaba un auténtico "tour de force" del que salía vencedor.
Sin embargo, hay algo que chirría toda la película, pues en todo el metraje está presente: el personaje de María Casanova, que no tiene pies ni cabeza, así como tampoco función alguna. Aunque ello no empaña la que es una de las mejores películas de Garci.
Sip
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9
11 de mayo de 2008
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algunos han criticado de esta película que no haya aprovechado su idea, y posterior desarrollo, para hacer una comedia negra. Bien es verdad que de aquí podría haber salido una historia de humor negro muy curiosa, pero también podría haberse ido por otros derroteros y convertirse en una comedia burda y zafia. Sin embargo, Gillespie ha optado por otro camino: hacer una película de buenas personas.
El estupendo guión de esta obra remite a las historias y al tono propio de Frank Capra, simil que ha sido comentado hasta el paroxismo. No obstante, la verdadera fuente de inspiración de la película es aquel viejo largometraje titulado "El invisible Harvey", protagonizada por un estupendo James Stewart. Ambas coinciden en su mismo tipo de protagonistas: personas buenas y algo tímidas que, con su locura por delante, consiguen ser más extrovertidas y expresar sus sentimientos. Pero no se quedan ahí, pues lo importante de ambas historias es que consiguen sacar lo mejor de los personajes que pululan a su alrededor.
"Lars y una chica de verdad" está protagonizada por un Ryan Gosling en estado de gracia, que le hace merecedor de todos los premios, aunque haya sido injustamente ignorado por la Academia en beneficio de el sobreactuadísimo y exagerado Daniel Day Lewis (sobre todo en el último tercio) de Pozos de Ambición. Gosling sabe no excederse en su papel con histrionismos, dotando a su rol de una ternura y realismo asombrosos.
La película, que se sustenta principalmente sobre Lars, se rodea de unos secundarios donde no desentona ninguno: Emily Mortimer, Patricia Clarkson...
"Lars y una chica de verdad" es de esas películas que te reconcilian con el buen cine, con las personas de tu alrededor, con la vida misma. "Lars..." se convierte en la película más agradable y, a pesar de ser una comedia dramática, alegre en muchos años. No resulta una película de carcajadas, sino de buenos sentimientos con los que sales del cine con una sonrisa en la boca. "Lars..." es la típica película que hace que quieras ser mejor persona (que desgraciadamente no son tan típicas".
Sip
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