Desde cualquier punto de vista, la única crítica posible y cualquier descripción serían mentira. Algunos mentirían porque exagerarían y otros en cambio se quedarían cortos. Unos mentirían porque la aman demasiado y otros porque la odian en exceso. Todos mentirían porque al verla se pierden las palabras.

Si la belleza fuese un combustible volátil y alguien le hubiese prendido fuego, la película entera se vería envuelta en llamas.

Yo he mentido. La única forma de saber la verdad es ir a verla.

Solo hay algo reprochable, solo hay una sola cosa en la que Romain puede que se haya equivocado, lo narra todo de forma muy ecléctica.
Por ejemplo en la primera parte quiso abandonar su estética de vidioclip y dejar esa cámara efectista que parece mas que esta volando que otra cosa y ponerla fija, casi inerte, que parece que no esta ahí, bien eso lo hace, pero se esfuerza tanto en ello que convierte todo en un minimalismo que a veces roza lo exacerbado, demasiado minucioso para mi gusto.
Después, en la segunda parte de la película, en el hotel donde "todo cambia", a partir de ahí vuelve a agonizar con el exceso del movimiento y lo convierte todo en una narración con música detrás, que es casi lo mismo que un videocilp pero con gente recibiendo ballestazos o disparos en vez de bailando.

Pero son tantas las cosas positivas que tiene la cinta de Gavras a su favor, que hacen que te olvides de lo "malo" (esta no es la palabra correcta, quizás sería mejor decir "menos bueno"). Uno de esos puntos geniales es ese mensaje de viajar a ninguna parte, sin rumbo fijo, como las gotas de la lluvia, con el globo de fondo, es precioso, y es un final muy bueno, de los mejores finales que he visto. Sabes de sobra lo que va a pasar pero Gavras no lo enseña, lo sugiere, para que esa imagen que no existe en el film se vaya creando con una nitidez asombrosa en tu mente.

Finalmente llego a la conclusión (aunque suene algo raro) de que navegando en su virtudes también se pueden encontrar sus carencias. Pero me gusta su mensaje, su grito agónico a una libertad beligerante, todo eso me conmovió, por eso, ese 8 más que merecido.

Espero su siguiente película, sin duda un director que dará que hablar.

Ahora nos reímos cada vez que vemos a Orlock deambular entre los planos, si, es cierto, nuestros ojos lo ven así, mas bien nuestra época, con nuestros avances y con nuestras comodidades, y es que aun hay gente que no ve que, precisamente, uno de los puntos mágicos del cine esta, en que este nos haga conseguir ver la película desde los ojos de la gente del momento en el que la obra es concebida, aunque mas general sería decir que nos consigue trasladar al momento en el que fue creada. Quizás haya que hacer un esfuerzo, poner algo de nuestra parte para conseguir algo así, pero el premio, la recompensa, de perder la voluntad y dejarse llevar por el cine (esa sinfonía poética de imágenes enlazadas en movimiento) es algo que ningún adjetivo podrá siquiera acercarse a definir por muy superlativo que este sea.

Murnau lo consigue, consigue algo precioso, consigue que consigamos oler el olor de cada árbol que sale en pantalla de cada instante, de cada imagen, de cada caracterización (Magnífico Max Schreck) lo traslada todo de 1922 de forma viva e intensa hasta la fecha en que decidas verlo, y aquí tanto tiempo buscándolo, aquí esta, Murnau ha creado el primer viaje en el tiempo hacia el futuro. Es algo difícil, no lo negaré y requiere porque no decirlo de cierta tolerancia, aunque realmente sería mejor decir que requiere que nos dejemos llevar por la absurda creencia de que no hay, de que no existe, una cámara y que la misma irrealidad que irradia la película por cada uno de sus esquinas se escapa hasta que choca con nuestros ojos y queda allí suspendida, entonces entre en juego la lucha, entra en juego el debate de si creer lo que vemos o obviarlo y convertirlo en mentira, ¿Y que hacer? , respuesta compleja sin duda, cada uno tendrá la suya pero creo que el truco es simplemente buscar la perspectiva de intentar ver vida detrás de la pantalla a pesar de la atmósfera fantástica, a pesar de las sombras que aquí le ganan la partida a la luz, a pesar... la calve puede que este en quitar el "a pesar".

Luego puede que también soltemos alguna que otra carcajada si alguien nos dice que la intención de Murnau es puramente la de asustar a través de la mitología, de la angustia, de lo sobrenatural y las muecas principales de asombro que teñirán nuestra cara pronto se tornarán en una sonrisa, una sonrisa de burla y no de gracia, pero la verdad no esta tan lejos y es que sin duda en su época, Murnau agarrándose al expresionismo (no con tanta fuerza, tampoco sigue todos su parámetros, se puede ver como filma bastante en exteriores), consiguió claramente lo que se proponía, lo logró y eso es más que un motivo de admiración, una obra de arte es hija del momento en el que se crea y será en ese momento donde convulsione, donde sorprenda, y aquí el punto de inflexión, lo admirable de esta película es que todavía hoy aun consigue sorprender y seguro que no va a dejar a nadie indiferente, aunque sea a base de burlarse del pobre y espigado Orlock.

El mundo ha sido arrasado por las guerras, el terrorismo nuclear, la contaminación ya sin solución posible, los suicidios en masa... y los hombres han perdido la capacidad de procrear y se ignora por qué razón todas las mujeres del planeta se han vuelto estériles. Esto es de verdad crear clima de ciencia ficción, y una ciencia ficción muy creíble, primero en el libro y luego en el film, que Cuarón con su cámara nos enseña con una veracidad inaudita, esto es cine y esta vivo.
Esta película ha sido capaz de provocarme una gran cantidad de emociones intensísimas, tantas que la primera vez que vi, me quede helado sin levantarme del asiento intentando reflexionar sobre lo que acaba de ver y porque me había dejado así.

En el film hay dos planos secuencia realmente estremecedores, obra de un genio, muy complicados de llevar a cabo, y esto es una de las cosas que hacen a esta película única e inimitable. Desde mi forma de ver el cine, los planos secuencia, a parte de crear intensidad en la película, hacen que, al no haber cortes de plano, esta sea muy creíble, como si de verdad estuviese pasando eso, es como si filmasen algo real, esta es una de las razones por las que admiro este gran film, la capacidad que tiene para que te sientas parte de la historia, te mete en ella de lleno. Y es que a penas recuerdo primeros planos en la película, esta construida más como una series de planos secuencia unidos, exceptuando algunas conversaciones.

Alfonso Cuarón nos ha regalado algo que muy pocos cineastas son capaces de conseguir, realmente nos hace creer todo lo que vemos en su obra y sin duda, mucho tienen que ver los grandes planos secuencia, eternos, geniales, que utiliza a lo largo del film.
En fin esto si es arte, una arte lleno de belleza y de furia.

Es un guion adaptado, si, pero la forma de adaptarlo, la forma de jugar con la historia original, la forma hacerla y deshacerla es un prodigio de creatividad, todo germinado en la cabeza de Kaufman o mente o lo que demonios tenga ahí. Funcionar funciona y tiene ritmo, a veces turbulento pero eso depende del estado del cielo y la verdad es que suele estar bastante despajado, quizás uno o dos altibajos, una o dos nubes, puede que un poco de viento que en momentos puntuales lo agita todo y hace que tambaleé pero nunca llega a romperse, ni siquiera quebrase, no hay fisuras, se mantiene intacto.

Su guión es como si en pleno invierno, este fuese deshauciado para sustituirlo por una primavera intensa, con muchas flores de esas que lo pueblen por todas las laderas de sus montañas, por todos los campos de sus valles y así hasta reinventarse la historia una y otra vez, se para, luego coge fuerza, luego vuelve a parase y todo esto ¿para que?, para buscar su final, para encontrar su identidad en el abismo del proceso creativo de crear algo bello.