Sin duda alguna, Z representa uno de los animes más famosos de todos los tiempos. Convirtiéndose en una leyenda en inolvidable en el ámbito del manga y el anime (junto a Titanes como Hunter x Hunter o Los Caballeros del Zodiaco) y una clara influencia en las series shonen posteriores.

Caracterizado por un increíble trazado, una historia buenísima, la caracterización de personajes redondos e individualizados y una animación insuperable a la hora de representar esos épicos combates. Todo en 1.

La caracterización de los personajes cabe destacar dado que, a lo largo de la serie, todos el mundo sufre muchos cambios, tanto físicos como psicológicos. Algunos más que otros, llegas a agarrarle aprecio a todos los personajes. Así como la maduración de estos, sus cambios de comportamiento debido a algún acontecimiento pasado, enemistades convirtiéndose en fuertes alianzas, la aparición de nuevos y mejores personajes, los enemigos, uno más poderoso que el anterior... El reparto de Dragon Ball Z abarca muchísimos y diferentes detalles y caracterizaciónes.

Y queda un aspecto a opinar: los combates. Los dibujantes y animadores de Toriyama pudieron crear unos combates increíblemente complejos con un resultado satisfactorio al final de cada capítulo. Una perfección casi enfermiza, pudieron unas impresionantes batallas que se podían alargar desde medio capítulo a 20, por decir un número. Lo cual nos ofrecieron una experiencia mágica.

Poco más que añadir. Sólo algo más. Una pega. Los finales podían llegar a ser un tanto predecibles. Pero no diré más.

Finalmente, en conclusión, podríamos decir que Dragon Ball Z es un anime que pasará a la historia como uno de los grandes iconos de la animación, que pudo cautivar a toda una generación de jóvenes ochenteros que siguen enamorados de esta hermosa saga.
Gracias Toriyama. Gracias DBZ.