Estás en tu casa y recibes la noticia, sin previo aviso, que viene a tu ciudad un amigo de la infancia al que no ves hace mucho tiempo y tán sólo estará dos horas en el aeropuerto.
Naturalmente, si eres fiel a todo lo que te ha hecho feliz en tu vida, anulas todos tus planes, te pones la mejor camisa y acudes a darle un abrazo.
Scully y Mulder representan eso. No hay que pedirles, a ellos, a sus creadores, a sus guionistas, a sus iluminadores, a sus montadores, a sus vestidores nada. Tán soóo guiñarles el ojos por el detalle de la escala de dos horas, sentarte junto a ellos como harias con tu amigo, comerte unas pipas e intentar disfrutar escuchándoles.
Por cierto ( lástima no tener el doblaje original de las series).

Esta guía del autoestopista galáctico, tiene el mismo interés que una guía de Paris, y lo digo porque soy de la opinión, como muchas personas, que tanto para conocer Paris, como para viajar por la galaxia, lo mejor es jedarse llevar. Así que no haga mucho caso a la voz en off que sale de la pantalla, acomódese en su butaca y abúrrase a ratos con la ilusión de soltar alguna carcajada, verá como sin aparente explicación Bill Nighy le sube a un carrito y le transporta a través de un curioso taller, es sin duda lo mejor.

Lastima , pero no había magia. He de reconocer, muy a mi pesar, que solo Elizabeth Montgomeri hace magia con su nariz. En blanco y negro.
Esta vez Nora Ephron no dejó nada para recordar. Lo mejor las gotas de lluvia que caían en Madrid al salir del cine.

Desgraciadamente esto no es CANDIDA, la radio novela que descubrí hace muchos años en la radio nocturna, llena de humor e ironía.
He de reconocer que Fesser quiere a esta mujer, que otra explicación tiene sino esta película.

No debería preocuparnos en exceso perder el tiempo, pues es lo que hacemos con demasiada frecuencia. Tampoco debería preocuparnos demasiado que nos tomen el pelo, o por lo menos lo intenten, pues habitualmento mostramos un gran interes por engañar al prójimo, así pues, no entiendo tanto revuelo por una película que sabemos de donde viene y donde va. A ninguan parte, por si alguien no se ha enterado.
El argumento y sus personajes me recuerdan esos extraños sueños infantiles que todos teníamos, donde todo sucedía, y que todos tratabamos de explicar a nuestras madres mientras interumpiamos su exposición por un instante para preguntar: ¿Qué hay para desayunar ?