Veo a un soldado en su casa masajeándose su pierna que fue herida por una bala a miles de kilómetros de su hogar. Cierro los ojos. Los abro: estoy en Afganistán, y un granjero afgano regaña a los soldados por desperdiciar el trigo con el que iba a alimentar a sus hijos. Cierro los ojos. Los vuelvo a abrir: veo a un soldado desorientado a causa de una explosión cercana. Hay hombres a su alrededor que visten como él que intentan decirle algo, pero él ahora sólo parece preguntarse una cosa “¿dónde diablos estoy?”. Cierro los ojos.
Abro los ojos: Un general americano intenta explicar a un grupo de hombres afganos que su misión es liberarlos de los talibanes, pero los testarudos afganos sólo quieren que les dejen tranquilos “allá donde vais siempre caen bombas. Mis hijos no pueden dormir, tienen miedo”. Cierro los ojos, los abro: la cajera de una farmacia da las gracias (en nombre de todos los estadounidenses) a la mujer del soldado de la pierna herida por la labor que realizó su esposo en Afganistán. Cierro los ojos.
Abro los ojos: Ante una sala llena de soldados un militar da un discurso en honor a los soldados caídos. A los pocos minutos la garganta se la hace un nudo y unas lagrimas asoman por sus ojos. Se detiene. Intenta respirar hondo, serenarse, controlar sus sentimientos. Vuelve a lectura, pero se quiebra y rompe a llorar.
Cierro los ojos, pero aún con los ojos cerrados, no puedo evitar oírla: “A veces cuando le miro a los ojos veo a otra persona, que no sé quién es, pero sé que está llena de ira”, confiesa la mujer del soldado de la pierna herida.

Por favor Kim Ki-duk, si me estás leyendo (y además entiendes el castellano, claro), por favor, por favor no escribas más los diálogos de tus películas. Es más, si en ellas no hay diálogos mejor que mejor. Tus personajes suelen tener la cualidad de acercarse al espectador con una mirada o un gesto, y alejarse en un fotón de luz a miles de kilómetros de nuestras butacas cada vez que abren la boca.

No sé... no sé... quizá como cortometraje le hubiera dado más nota, por la idea, la interpretación,... Pero tenerme sentando cien minutos para ver en el minuto 20 a un hombre que deja todo su status como actor por un sueño-capricho mientras todos su alrededor lo miran como diciendo "¿de verdad te crees bueno en esto?" pero él sigue empeñado en cambiar de profesión; y luego en el minuto 50 ver a un hombre que abandonó la cima de su profesión, por la insatisfacción que le producía no poder expresarse artísticamente desde la interpretación, para dedicarse al hip-hop viendo que nadie parece estar dispuesto a dar un duro por él, y él, aun así, sigue empeñado en que, por favor, le tomen en serio como hip-hopero, y en el minuto 70 ocurre más de lo mismo pero con otras palabras y otras imágenes, y yo estoy ahí, aguantando y pensando, pensando ¿cuándo se va a descojonar de la risa y soltar un "¡Qué era una coña!"? aunque sólo sea por darle un giro al guión (¡por el amor de dios!), porque tampoco con esa confesión iba a contar nada que los demás no sospechasen ya.

Ahora intento estrujarme el poco cerebro que me queda para dilucidar qué cojo*** se proponían al montar esta falsa que ha durado(en mi opinión) demasiado tiempo. Mmm... no sé ¿quizá intentaban mostrarnos lo injusto que era que dejen cantar a alguien sin talento tan sólo porque era Joaquin Phoenix? No lo creo, apenas dio tres conciertos. ¿O querían transmitir pena? no, no, no... como sienta pena por él ya me habría suicidado hace muuucho tiempo, como aquel día en que mi hermana pequeña intentó abrir una lata de caramelos, no pudo y se puso a llorar de impotencia, quiero decir que hay que ser extremadamente empático e hipersuceptible al dolor ajeno(sea por el motivo que sea) para afectarte el sueño fracasado del "personaje" éste. ¿Y si intentaban reírse de la fama? ¿o quiza una crítica a esa mirada juiciosa que echamos sobre los sueños ajenos e incomprendidos? Sea lo que sea, yo al menos no he conseguido vislumbrar nada de eso.

Que sí, que la interpretación es soberbia, pero ni si quiera por eso vale la pena darle una oportunidad a lo que quiera que sea este despropósito. Un poético cierre, confieso que sí que tiene. Como se nota que Affleck trabajó con Gus Van Sant.