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Mar de plástico, producida por Boomerang TV, encargada de dar vida a proyectos como Tierra de lobos, Los misterios de Laura o Acacias 38, presenta una historia que recuerda bastante a Twin Peacks. Una joven querida en el pueblo que desaparece en extrañas circunstancias. Su novio macarrilla -y actor pésimo- se entera por una imagen, en el caso de la serie de David Lynch un video, que Ainhoa estaba viéndose con otro chico, mientras que un joven y misterioso detective investiga su desaparición.

La serie posee una bellísima factura técnica que viene de la mano de Alejandro Bazzano, los planos respiran y poseen una estética preciosa que, en ningún caso, entorpece la narración, el montaje se convierte en el complemento ideal de esta situación. La inclusión de los silencios en los diálogos es uno de los puntos a reforzar en la ficción nacional, aunque aquí están incluidos con un muy buen acierto. La música crea el ambiente envolvente preciso aunque no es suficiente para hacer olvidar las múltiples insuficiencias que tiene la serie.

Los actores suspenden en sus actuaciones. Rodolfo Sancho consigue mantenerse mientras el resto de actores actúan en un nivel muy bajo. Nya de la Rubia está muy irregular en su debut en la ficción de primer nivel, así como el resto de actores y del que solo se salva, con una actuación sublime, Patrick Criado. Además se pueden ver detalles muy buenos de Lisi Linder, aunque su personaje sea uno de los mas ridículos que ha dado la ficción española. Mención aparte merece Jesús Castro, el futuro Goya a Actor con cara de sobrado sin merito con morritos respingones 2016, hace una actuación insultantemente mala. La dicción, no solo del actor gaditano, es un problema muy serio que empieza a ser preocupante a nivel nacional, hay que enseñarles a abrir la boca para que el sonido salga bien, en muchos caso, parece que les pesa las encías.

Todo producto es grande cuando se cuidan los pequeños detalles. Rusas hablando entre ellas en español; acento de los personajes andaluces que no termina de ser ni almeriense, ni andaluz, ni castellano; Rodolfo Sancho convertido en Karate Kid mientras que actúa como un Sex Simbol de anuncio de los años 60; ¿A nadie se le ocurre mirar en el distribuidor de agua antes de que lo haga él? Pequeños detalles que sumados a las deficiencias en el guión, en los diálogos, y a situaciones ridículas, como las palizas de la Naranja Mecánica, hacen de Mar de Plástico una oportunidad perdida para subir un peldaño el nivel de la ficción española. Habrá que esperar que esos aciertos técnicos se impongan a los elementos artísticos y que los nervios de los primeros capítulos dejen paso a unas actuaciones mucho más creíbles.

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Oriol Ferrer, Salvador García Ruiz y Jorge Torregrossa dirigen este spin off, que posee una fotografía bastante correcta cuyo principal problema es la fuerza que pierde por la poca profundidad de campo que no permite disfrutar de la ambientación e incluso de elementos narrativos, algo que es esencial en una representación histórica. En los diálogos comunes, no permite seguir con normalidad el desarrollo de la conversación. El juego de trasfocos falla a veces, yendo a destiempo o a contra mirada natural sin un fin expresivo.

Carlos, Rey Emperador no tiene prisa. El primer capítulo se alarga en la presentación de las tramas como el que sabe lo que va a dar de si la serie. Como el que tiene una ruta marcada inamovible. Carlos es presentado con la épica intrínseca de un Rey, la música, los planos y el ritmo de la serie se ralentiza en cuanto los ojos azules de Álvaro Cervantes aparecen en pantalla. Su Carlos-Javier-de-Agustinparticipación en el primer capítulo se reduce a un tercio de la hora del total que dura la serie, con la intención de ir creciendo tras el final del episodio. Un episodio que presenta varias tramas, saltando de país en país mostrando el imperio que gobernaba en aquella época.

El elenco de actores están bastante correctos. Hay que agradecer la incorporación de Nathalí Poza, una de la mejores actrices de este país y que había bajado su nivel de participación en la ficción española. Félix Gómez es el que mas chirría, con una interpretación irregular, en un reparto bastante experimentado que es capaz de sostener sin problemas la serie. Alfonso Bassave sorprende siendo el protagonista del primer capítulo de Carlos, Rey Emperador interpretando a Francisco I de Francia.

La banda sonora, grabada por el coro de RTVE y compuesta por Federico Jusid, complementa a la serie de una forma coherente y emocionante. Una serie que aunque no innova y tiene fallos en la fotografía, muestra un guión trabajado y cuidado dispuesto a mostrar de una forma emocionante la vida de Carlos V.

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A Lonely Sun Story prometía muchísimo más de lo que demuestra. Es un corto engañoso que te lleva por un camino para narrarnos una historia sobre el amor y la falta de entusiasmo vital. Utiliza cliches mil veces repetidos como la adolescente que se autolesiona, a ver cuando se ve a un chaval con problemas, y el chico es el que intenta mostrar que merece la pena vivir, ¿siempre tiene que ser el hombre el que va a salvar a ellas?. La historia cae en la cursileria, y en la sosez de sus personajes, que se ve empeorado por el pésimo doblaje tanto de Maria como de Mario, aunque este último se puede decir que su voz está en sintonía con el corto, ya que es aburrida y sosa. Todo tiene un aspecto artificioso y te deja la sensación de que cada escena la has visto mil veces, este corto carece de personalidad y de originalidad. Lo único a destacar, la idea de poner muñequitos sobre un fondo real, ya que me gusta pensar que lo hizo, de alguna forma por criticar a la sociedad, y enalteciendo el amor y poner sobre la mesa la falta de entusiasmo por la vida, pero para eso ya tenemos Hermosa Juventud que eso si que es un buen retrato con pincel fino. También hay que destacar la música de Roque Baños, que ha tenido un buen 2014 y a ver que pasa hoy en los Goya y su Niño sin miedo.

Santiago Segura tenia todo para dejarnos todos con la boca abierta pero esto es un fracaso tremendo. Puede ser la primera película en llevarse un Goya por los efectos especiales, que seria bastante merecido, pero es una pena ver como el atractivo de Torrente se ha convertido en ver un desfile de fickis famosos. El papel de Jesulín es patético y está metido con calzador, al igual que los chistes escatológicos, que me encantan, pero en esta película están metidos sin ninguna gracia, además de mil veces repetidos. El montaje de la película, sin contar la parte en que cuentan el plan y lo llevan a cabo, es tan malo que te saca de la película todo el tiempo. Le doy 2 estrellas por Carlos Areces, que solo con su puesta en escena no puedo evitar reírme. Mención especial también para Fernando Esteso que está maravilloso , el resto del reparto horrible, con el dolor que me cuesta decir eso de Julián López.

Crítica: Siete Salas

Antena 3 comienza la nueva temporada de estrenos de series y lo hace con su apuesta más fuerte. Buscando el norte es la adaptación a serie de la película que arrasó en taquilla Perdiendo el norte.

Creada entre otros por Nacho G. Velilla, entre sus muchos éxitos destaca por haber dirigido la tan famosa serie Aida. Producida por Producciones Aparte encargada de películas como la propia Perdiendo el norte, Que se mueran los feos o Fuera de carta.

Siguiendo la linea de esta exitosa película la serie se desarrolla utilizando el paro, el fracaso en la búsqueda de "una nueva vida". Alex y Carol no tienen nada que perder. Sin empleo, sin casa y sin metas, el exilio a Alemania es su última búsqueda desesperada de trabajo.

Buscando el norte peca de ser una serie costumbrista. Sin innovación. Personajes prototipo que cualquier profesor enseña a través de manuales a sus alumnos.

Las series de comedia en España pecan del mismo problema que tiene la ficción dramática, con el añadido, del curioso mal cuerpo que te entra en el cuerpo ante aquel que se quiere hacer el gracioso y no puede.

Iluminación amplia. No utilizada con un sentido artístico, solo como elemento técnico necesario. Tramas, personajes, diálogos... Todo está enfocado en un target amplio y es que el humor con moderación no entra. El humor por definición es locura y explorar los extremos.

Y a veces el papel de los actores no es el mejor. La sobre actuación de Antonio Veláquez en el papel de Alex ronda el absurdo y Belén Cuesta evoluciona a lo largo del capítulo de forma clara y muy buena, en lo que es su adaptación del teatro al cine.

Porque Buscando el norte es una lata de atún. Un refresco de Coca-cola. Un vaso de caña. Es un producto hecho a medida para su explotación comercial que no cuida los elementos artísticos creando un elemento de pura mediocridad.

Crítica: Siete Salas
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