Indiscutible obra maestra de nuestro cine. La ví por casualidad en la 2, en el nuevo ciclo de cine español y me quedé totalmente perpleja y fascinada. No tiene desperdicio el retrato de una ciudad de provincias de la posguerra en la que se reconocen las miserias de una sociedad enquistada, prejuiciosa y machista.
Vienen a mi cabeza los comentarios y experiencias contadas por mis padres, que a mí me parecieron exagerados en su momento y que he podido comprobar, muy a mi pesar, que eran ciertos.
Se retrata a la perfección la diferencia de clases, la importancia de pertenecer a una clase adinerada, el papel de la mujer, limitado a esperar un marido aventajado, acudir a la novena, y lo peor, a lucirse diariamente por la calle mayor. La amistad, que pena de la amistad, limitada a vomitarse prejuicios con ánimo de hacer daño al prójimo. Se retrata al clero, a la mujer madura casada, a los casados cornudos y consentidos( pero respetables), una sociedad que castra la inteligencia de la mujer en favor de la idea generalizada y aceptada de la virginidad, la juventud, la falta de sentimientos o enamoramiento, la procreación, la querida consentida, la falta de libertad inquietudes de una sociedad anclada todavía en el medievo.
Retrata con toda crudeza la cobardía, la falta de honradez y la falta de dignidad de algunos de sus protagonistas, la bondad que se hace dolor ante la injusticia de una sociedad que no perdona.
Pienso en las mujeres de esa época. Qué difícil lo tuvieron. Pienso en las quisieron cambiar y no pudieron, en las que pensaron en una vida diferente y no tuvieron la oportunidad de cambiarla, o tuvieron miedo a enfrentarse a lo desconocido o a remar contracorriente. Pienso en los Gays, perseguidos, encarcelados, privados de toda disgnidad. No me extraña en absoluto que todavía a la mujer se la trate en algunos sectores de la sociedad como un objeto, una propiedad más, una mercancía.