Es algo innegable que la obra de Fernando de Rojas desprende calidad por todos lados, pero, ¿se puede decir lo mismo de la película? El director, Gerardo Vera nos trae este largometraje que tiene sus más y sus menos. Pero, a pesar de la curiosa mediocridad que presenta en ocasiones, la película tiene un valor incuestionablemente importante y este es, sin duda, el respeto por la fuente inicial. Los diálogos son prácticamente iguales a los del libro, así como los sets de rodaje siguen al pie de la letra los paisajes descritos por Fernando de Rojas en su “masterpiece”. Y podemos ver como todo lo que ocurre en la película está ahí por una razón, en un primer momento pensé que todas las escenas de sexo y nudismo que no aportan nada a la trama sobraban, pero con perspectiva he sido capaz de ver que no es así, tal y como ocurre en “El nombre de la rosa”, las escenas de sexo nos ponen en situación, nos transmiten esa crudeza y el amor carnal al que tanto hace referencia De Rojas.
A pesar de todos estos puntos positivos, no es secreto que la película desprende un aire de film de TV de clase B. ¿Por qué ocurre eso? El grave problema de esta obra es la cámara. A nivel artístico, es una película estupenda, a nivel técnico desde luego no. Cuenta con una casi inexistente variedad de planos, ya que todo consta de planos medios y primeros planos. Puede ser que esto sea algo voluntario para darle un toque más teatral a la obra, pero aún así, esa esencia de poca calidad se mantiene. En muchos sentidos esta película me recuerda a Romeo+Juliet (1996, Baz Luhrmann, con Leonardo DiCaprio y Claire Danes), por el tema de los diálogos en lengua romance así como por la historia que, de base es igual.
La califico con un 6.5.

Imprescindible cortometraje de la historia de la animación. Vincent, a parte de ser una gran oda al cine alemán de los años '20, cuenta con un valor artístico extraordinario. Tim Burton nos transmite la desesperación, oscuridad y miedo de su creativo y macabro mundo.
El corto cuenta con muchos diseños extravagantes que se te quedan en la cabeza, pero, lo que de verdad se te hace imposible de ignorar son las maravillosas líneas que -en forma de poesía- son capaces de envolverte en un aura grisácea, de hecho, no me asombra lo más mínimo que el propio Vincent Price (una institución del cine negro) prestara su voz para la narración, ya que, a parte de que encaja perfectamente dentro de su particular filmografía, el guión podría haber estado perfectamente escrito por su también siniestra cabeza.
Sin duda, es una pieza inolvidable y una entrada por la puerta grande por parte de Burton.
La califico con un 9.1.

¿Qué pasó con aquel humor paródico de Gru, mi villano favorito (2010)? Se esfumó.
Este largo no es más que una innecesaria prolongación de lo que nos han dicho dos veces: "Gru es malo, pero después no es tan malo. ¡Ah! Y los minions son muy graciosos" Ya nos lo dijeron de forma original en la primera parte, nos lo repitieron con cierta creatividad en la segunda, nos presentaron a personajes nuevos que aportaban algo al mundo de Gru pero después... ¿qué ocurrió? Después tuvimos un infierno de 90 minutos llamado Los minions (2015). Fue en el momento del estreno de esta especie de Cavernícola (1981) de animación en el que me dije: Ya está, después de ésta obvia decadencia, van a dejar de molestar con nuevas aventuras de Gru e insoportables bichos amarillos. Ojalá hubiera estado en lo cierto. Gru 3 tan solo es un recuerdo de la curiosa Gru primera. No solo esta película es mala, sino que es nociva, después de esto se me hace imposible ver ninguna de las anteriores. Tomando Cars (2006), por ejemplo, vemos que por mucho que hayan hecho dos secuelas innecesarias y mediocres, puedes disfrutar la original.
Recalco lo dicho al inicio de la crítica, recuerdo con nostalgia la parodia de villano de Bond hecha en el 2010 pero ahora, este humor, esta visión, se ha esfumado.
3,9.

Un imprescindible personaje de los cómics de Marvel llega por fín a la gran pantalla, evitando descaradamente el interés del espectador y ofreciéndonos una precuela tan mediocre como forzada. Con un guión que intenta con desesperación un aprobado generalizado del cruel mundo del mainstream, guindado con diálogos patéticos y un arco de personaje incomprensible, el Universo Expandido de Marvel rellena el hueco narrativo entre El Primer Vengador (2011) y Iron Man (2008) con un Samuel L. Jackson que luce con orgullo la prueba irrefutable de que la tecnología de rejuvenecimiento va cada día a mejor, y un Clark Gregg demostrando lo contrario. Es curioso como una buen actriz con carisma como Brie Larson puede verse tan poco convencida en su acting abrumada por una historia que no hay por donde coger. Anna Boden y Ryan Fleck sueltan como si de un miedoso conejito se tratara temas con un peso contemporáneo, como son el machismo y los refugiados, sin atreverse a hacerlo demasiado evidente; lo cual no aporta más que un indeseado tono vergonzosa e insultantemente pasteloso al film. Tampoco se trata de una película imposible de disfrutar, sus efectos visuales son un espectáculo, su forma dinámica de tratar las escenas de acción puede ser entretenida, y, como siempre, Jude Law es impecable. En resumen, películas como éstas nos hacen olvidar cuando los films de Marvel son capaces de sobrepasar la calidad del típico blockbuster.