Haz click aquí para copiar la URL
España España · Sevilla
Críticas de Luis
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
1
27 de mayo de 2017
56 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pongamos que tenía un amigo.

Un amigo de la infancia, un colega. Un tío que caía bien desde el principio. A todo el mundo le gustaba, de hecho. Nos reíamos con él, disfrutábamos con sus anécdotas y la verdad, nunca era mala tarde o noche como para no salir a dar una vuelta en su compañía.
Tenía sus defectillos, como todos, pero no dejaba de ser entrañable.

Pongamos que no le vi en 4 años. Y digamos, que me reencontré con él.

De primeras, me costó reconocerle, pero estaba claro que era él. Ni tan llamativo como antaño, ni tan gracioso, ni tan carismático. De hecho, no dejó de hablarme de sus proezas de antaño, de la de cosas tan guays que hizo y de cómo nos lo pasábamos... repitiendo lo mismo una y otra vez, y bueno, ya solo por los recuerdos, me limité a escucharle.
Yo que sé... se le veía "bien", aunque parecía estar escondiendo todo lo contrario.

Y bueno, hoy... hoy le he vuelto a ver.

No ha sido agradable, la verdad.
Habíamos organizado una reunión todos aquellos que disfrutábamos tanto de niños, solo para volver a vernos las caras. Y yo, aún a sabiendas de que la última vez que me encontré con este tipo, la experiencia solo emborronó mi recuerdo... accedí.
Porque si. Porque aún tenía esperanzas. Porque ese chaval molaba entonces y ahora, con los años, seguro que aún conservaba aunque fuera un pellizco de su gracia natural.

Pero cuando todos nos giramos y le vimos, no podíamos creerlo. Llevaba una máscara. Una mascara con su cara de cuando era niño.
De repente, empezó a subirse a las mesas, a las sillas y no dejaba de vociferar todas aquellas frases y chascarrillos que soltaba en clase. Y claro, todos nos reímos, yo incluido.
Era patético, pero bueno, en algunos momentos es ya lo único que queda y en verdad no deja de ser humor (aunque involuntario).
En estas que el tio cae al suelo haciendo el ganso y de repente, se le cae la máscara.
Tras ella, no había una versión envejecida de lo que en su momento había sido, sino un rostro decrépito, seco y sin expresión alguna.
Todos nos miramos, sorprendidos, lo cual llamó su atención y rápidamente se acercó y volvió a gritar sus frases, aunque tan nerviosamente que mezclaba las palabras, se atragantaba y tosía de vez en cuando, incomodando aún más, si era posible, a todos los presentes.
Menuda escena...
Yo ya quería irme de allí, porque si bien empecé riéndome, esto me estaba afectando.
A mí y a mis recuerdos. Y dolía.

Es una verdadera lástima que las cosas acaben así.
Se que los reencuentros son algo que hoy en día se buscan más que nunca. La gente quiere experimentar lo que tan feliz le hizo en su día, de nuevo. Y a veces, con tanta emoción, se nos olvida el verdadero valor de los recuerdos y lo fácilmente que pueden ser profanados.
Así que, ahora, simplemente guardo silencio por todos aquellos recuerdos manchados con la experiencia del hoy, rogando para que poco a poco se vayan desvaneciendo.
Luis
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow