Me decepcionó mucho esta película. Mi impresión es que los personajes están mal delineados, estereotipados. Los actores, a pesar de ser buenísimos todos, están dirigidos como si fuese la puesta en escena de un drama shakesperiano.
Es tendenciosa, pero con la cobardía suficiente (o la astucia) para no asumir un punto de vista claro. Desliza de manera deshonesta una ideología, disfrazándose de imparcial gracias a matices tibios y golpes bajos al mejor estilo Hollywood. Su esforzada imparcialidad que evita los riesgos con una mirada políticamente correcta, sin profundidad, termina evadiendo los grandes temas que atraviesan a este conflicto.
Por otro lado, la puesta en escena también deja mucho que desear; los efectos visuales no amenizan el exceso de información, ni logran ilustrar el universo de aquella dimensión, desconocida para muchos, que la alta tecnología nos propone.
Intenta contarnos una historia que tiene que ver con el futuro, con la ruptura de las viejas formas y de las concepciones del poder. Es la interpretación sobre una revolución del siglo XXI, sin embargo apenas consigue ser una historia más, ideológicamente conservadora, con poca lucidez en la técnica, y mucha superficialidad en lo intelectual.
La realidad supera a la ficción.