Ahora que está de moda ver sólo películas (pretendidamente) profundas, y si son en versión original mejor, es el momento perfecto para exigir mi derecho a ver películas insustanciales que no pretendan hacerme pensar. Considero que la función principal del cine es entretener. Y High School Musical me entretuvo. Mi principal criterio para valorar cuánto me gusta una película es la cantidad de veces que miro el reloj mientras la veo. A más veces que miro el reloj, menos me gusta. Viendo High School Musical no lo miré ni una vez. Bajo ese criterio, debería ponerle un diez, pero es que sé que objetivamente es una película bastante floja. Por lo tanto, hago la media. Diez de entretenimiento, más tres de calidad, trece, entre dos, seis y medio. Y como es mala, redondeo hacia abajo. Justificado el seis.

El argumento es muy evidente, quizá demasiado. Muy predecible y típico. Plagado de clichés. Pero es que TODAS las comedias románticas estadounidenses son evidentes, predecibles, típicas y plagadas de clichés. Es algo propio del género y nunca había visto criticar otras películas del mismo con estos argumentos.

Como es una película de Disney, pues pasa por situaciones Disney y tiene un final Disney. Es la primera película en la que veo que eso se critica. ¿Por qué las otras películas de Disney tienen derecho a ser películas Disney, y ésta no?

A los personajes les falta desarrollo, también son un cúmulo de clichés. ¿Y qué? Claro que las personas como esas son una minoría, pero tampoco eso me parece TAN criticable. Lo más criticable con respecto a los personajes es que, de los seis protagonistas, se desaprovecha a los tres mejores.

High School Musical tiene buenas canciones y buenos intérpretes para las mismas. Como actores son aceptables, unos más que otros, pero en general aceptables (palmas para Ashley Tisdale, aunque su personaje sea vulgar como ella sola, y para Corbin Bleu, el desaprovechado por excelencia). La mayoría de los diálogos son típicos y tópicos, pero hay algunos que hasta resultan ingeniosos. Sobre todo comparados con los demás.

Ahora que se llevan tanto los finales deprimentes, la violencia y los personajes con conflictos existenciales, se agradece que vuelvan a aparecer estas películas simples, sin pretensiones (porque nadie esperaba que esto llegara a ser tal fenómeno de masas) y con amistades auténticas. Nadie dice que haya que creérselas. Creerse High School Musical es tan absurdo como creerse El Señor de los Anillos. Una aplastante mayoría de las personas sabe distinguir entre una película y la realidad, así que no veo el punto de criticar la irrealidad en el cine. Para realidad, ya tenemos la vida, señores. No dramaticemos porque los niños vean una película como ésta, porque es absolutamente inocua.

Aceptemos la realidad: High School Musical es una película vacía a propósito. El que no haya disfrutado nunca de una película insulsa, que tire la primera piedra.

A ver. A mí me encantaba, y me sigue gustando, el videojuego de la Game Boy de Pokémon (me enfadé con mi consola cuando decidió que ya no quería guardarme los juegos, en fin). Pero nunca me gustó la serie de Pokémon. Por supuesto, no vi esta película en cine. Pero a mi hermano le regalaron el DVD por Reyes, y ahí estábamos los dos viéndolo absortos. Y ahora va mi pregunta:

¿Para qué hicieron esta película? Para esto, que hubieran hecho un OVA. Sigue prácticamente el mismo patrón que cada capítulo de la serie, a saber:

1. El protagonista y compañía encuentran un pokémon que nunca habían visto.
2. Llegan los malos patéticos (aka Team Rocket), recitan su lema sin sentido y tratan de robar el Pikachu del protagonista y, de paso, el pokémon nuevo.
3. El Pikachu del protagonista/El pokémon nuevo/Ambos le da(n) una paliza al Team Rocket. Fin y tal.

Pues eso. En la película, la única diferencia es que "el pokémon nuevo" también es malo. Ah, y que habla. Aunque no dice cosas muy interesantes. ¡Ya!

En fin. Que podéis verla si queréis. Pero si no, yo creo que no os perdéis nada.

(Eso sí, la banda sonora podéis bajarla de Internet o algo, porque sí que está bien)

¿Por qué este título? Pues porque es una de las primeras series que he visto que ponen muertes sin preocuparse en exceso, y eso es una maravilla, después de tanta resurrección y tanta tontería en Dragon Ball. Además todavía estoy esperando a ver un personaje y una trama consistentes en Dragon Ball.

Amo las innovaciones de Naruto. Es decir:

1. Después de tantas series en las que el protagonista es insufriblemente perfecto y odioso, llega Naruto, que resulta que es el peor ninja de la aldea, y el que es casi perfecto es otro (Sasuke) que, al fin y al cabo, es un creído, por lo que tan perfecto no es.

2. No es que haya muchos capítulos en los que Naruto no sale... ¡Pero sí los hay en los que no es el protagonista! Y eso significa que los secundarios no son sólo relleno. Pero mientras que en otras series los secundarios son mejores que el protagonista, en ésta no lo eclipsan.

3. Las peleas son parte del argumento... no son el argumento.

4. Las chicas de los anime shônen suelen ser los peores personajes de todos (salvo el protagonista, no hay más que ver a la insoportable Patty de "Oliver y Benji", sólo superada en "cutrez personajil", no se me ocurre otra forma de decirlo, por los propios Oliver y Benji). Pero en éste: Temari, Tsunade, Shizune, Yugao, Hinata, Kurenai, Anko... Hay mujeres decentes.

Claro que tiene defectos, aunque son del anime y no del manga. Y yo sigo más al manga.

1. El doblaje español. No digo que sea malo en sí. El problema es que la mayor parte de las voces están muy mal escogidas (nunca superaré el trauma de que Shikamaru y Neji tengan la misma voz, y que encima ésta sea la de Oliver Atom en el anime Road...).

2. Las sagas de relleno. Deberían haber dejado la historia tal cual como en el manga, sin tantas tonterías que se nota que no son de Kishimoto. Es aburrido. Aunque hay que admitirlo, la cuarta temporada del anime (que sí está en el manga) también me parece relleno.

3. El dibujado de Naruto Shippûden. Los personajes parecen menos trabajados, aunque su ropa lo esté más. Es que en Shippûden la mayoría de personajes tienen un poco de cara de zapato. Menos Naruto, que está mejor, y Shikamaru y los de la Arena, que sólo cambian de ropa (y Kankurô casi ni eso xD).

En fin. Quizá sea cierto y Naruto sea el nuevo Dragon Ball. Además Kishimoto es fan de Toriyama. Pero para mí, ésta es una de esas ocasiones en que el aprendiz supera al maestro. Y con creces.

Hay que admitirlo: el manga es MALO. Está mal dibujado (piernas demasiado largas y cabezas demasiado pequeñas) y no tiene argumento fuera del fútbol, que por cierto, también es MALO. El anime es igual de malo. Hay que admitirlo, Yoichi Takahashi sabe menos que yo de fútbol, que ya es decir. Pero es que esta serie tiene historia. Cuando yo era pequeña, debía de ser la única niña que veía Oliver y Benji. Todas con Sailor Moon y yo nada, Dragon Ball, los Caballeros del Zodiaco y Oliver y Benji. Y es que ahora vuelvo a ver esos capítulos y... me estallo.

Con aquellos campos de fútbol kilométricos (según cálculos, parece ser que habrían medido 18 x 3 Km. trasladados a la actualidad)...
Aquellas porterías de ochocientos metros... con sus porteritos apareciendo siempre desde un lado, o sea mal colocados...
Aquellos balones que se abollaban...
Aquellos saltos que desafiaban a la ley de la gravedad...
... y el maldito Oliver que no había quien lo tragara de lo superperfecto que era. En serio, no conozco a nadie que quisiera hacer de Oliver.

Sí, es una serie mala. Pero es entrañable. Y forma parte de mi vida. Y he visto cosas peores. Así que he decidido que es pasable.

Si la primera parte merecía un tres, ésta merece un dos. El argumento es peor. Me entretuvo como para un diez, o sea que la media vuelve a ser un seis, pero es peor. Sólo que... más espectacular.

El principio es el mejor de la saga, por la coreografía, bien trabajada y genial para ver, y por la canción, aunque no entiendo eso de que suene el timbre antes y después de la canción. ¿Qué se pasaron toda la última hora de clase cantando y correteando por el instituto? Yo también quiero.

Vuelven los pequeños diálogos ingeniosos camuflados en un guión de nuevo típico y de argumento sobreexplotado. Vuelven los personajes poco carismáticos copando toda la atención, mientras los mejores quedan en un segundo plano. Eso sí, es de agradecer que Corbin Bleu y Lucas Grabeel tengan su propia canción con todo y baile, porque son los mejores cantantes y bailarines del elenco. Una de las mejores escenas de la película.

De nuevo un entretenimiento diez en una película dos. Sólo que tanto la música como los bailes están mejor trabajados. Mejor para la pupila.