Para los amantes del género (Robos & Atracos), ofrece una propuesta realista a la par que estimulante.

La película contiene algunas de las mejores secuencias de acción jamás rodadas. A la altura de El caballero oscuro (2008) o Heat (1995).

El film está underrated o, por mejor decir, infravalorado. Ha pasado sin pena ni gloria entre crítica y público, de puntillas por la historia del cine.

Pero, si queremos hacer justicia, se trata de un diamante en bruto, de una obra maestra del género (sobre todo teniendo en cuenta que se trata de un director novel).

De manera que me atrevería a decir que estamos ante una de las mejores películas de la historia. Así como ante uno de los mejores directores del cine actual.

Infumable.

Sinceramente, me arrepiento de volver a revisitarla.

La película ha envejecido mal, pero muy mal. El clásico de Guy Ritchie adolece, a ratos, de ser aburrido, largo, lento, tedioso... Adjetivos que no desearías ver en una reseña de este tipo.

En mi recuerdo, con los ojos de la memoria, la tenía en un altar. En mi lista de las 100 mejores películas de todos los tiempos. Pero, francamente, no merece tal distinción.

A pesar de tener en cuenta el contexto, la limitada experiencia de un director novel y su falta de presupuesto, no se la recomendaría ni a mi peor enemigo.

El tiempo viene, el tiempo se va, el tiempo se queda, girando la rueda, el tiempo no espera...

Lo peor que se puede decir de una película es: «Me quedé dormido viéndola». Y, tristemente, he de reconocer que: «Me quedé dormido viéndola».

A diferencia de la opinión de la crítica especializada, este remake no mejora a la original de los años 80. En ese sentido, recomiendo hacer una pequeña maratón con las dos películas seguidas.

En la original, se puede observar un guion auténtico, con un Patrick Swayze soberbio, personajes secundarios bien redondeados y peleas de bar que, en definitiva, es lo que hemos venido a ver en un bar de carretera.

La única aportación de este "film", por llamarlo de alguna manera, es la introducción de Conor McGregor al séptimo arte, así como las coreografías de las escenas de acción, adaptadas a los tiempos que corren en virtud de la evolución de las artes marciales mixtas (MMA).