A medio camino entre una película de terror al uso y una found footage, se desarrolla esta historia compleja que enlaza con los terrores más básicos del ser humano.
Un joven documentalista aficionado a las películas de terror, es contratado para pasar una noche en el museo de cera de Barcelona con el encargo de grabar todo lo que allí ocurra, ya que el lugar encierra diversos misterios.
Esta sencilla premisa es el punto de partida de la película que rinde homenaje a diferentes clásicos del terror.
Con un ambiente opresivo y una banda sonora inquietante, vamos sumergiéndonos poco a poco en la historia del siniestro dr. Knox cuya presencia invisible se hace notar desde el primer momento del filme.
Jimmy Shaw encarna perfectamente al protagonista, un joven sencillo y animoso cuya historia iremos conociendo a la par que nos vamos introduciendo también en la historia del dr. Knox, y Jack Taylor resulta realmente inquietante con esa mirada de un azul imperturbable que hace que solo con verlo en pantalla nos echemos a temblar de miedo.
Un duelo interpretativo, en definitiva, entre el joven protagonista con el que recorreremos los tenebrosos pasillos del museo, y el siniestro doctor al que a menudo intuiremos, más que veremos y del que todos querremos huir aunque para ello tengamos que quedarnos a oscuras y solos en el solitario museo.
Muy recomendable, y más si tenemos en cuenta que es la primera película de su director, Víctor Matellano.