Hiperrealista hasta la saciedad, esta producción británica sobrecoge por lo desgarrador de su historia, por lo acertado del reparto y por la maestría de la dirección. Poco reconocida, pero vale la pena verla.

Escuchar varias personas decir eso al salir del visionado, a mi, sinceramente, me pareció algo tarantinesca en cuanto a montaje pero mucho más delicada y profunda en cuanto a todo lo demás. Enorme Sean Penn.

Difícil de comprender, sin duda, pero aterrorizante y con planos típicamente japoneses. Una muy buena película.

El maestro Eastwood vuelve a rodar un intensísimo drama acertando de pleno en cada plano, en cada diálogo... Quizá le falta algo de ritmo pero Freeman y Swank, con sendas interpretaciones gloriosas hacen que cualquier error (nímio) se nos olvide.

Simplemente sublime. Charles Chaplin asombró al mundo del séptimo arte rodando un film que ataca directamente el estilo de vida establecido por las revoluciones industriales.