El último capítulo es simplemente un sin sentido de historias que no sabían como ligar y dijeron “pues p’alante”. Las idas y venidas de Marta y Eneko ?¿ Tanto que nos preocupamos por dar un buen ejemplo sobre amor propio, y aquí mostramos que la chica se preocupa y perdona a un tío que ha hecho públicos videos sexuales suyos, ha pegado una paliza a traición a un chico por liarse con ella (grabándolo todo), y ha hecho una denúncia falsa…venga!

La psicóloga y el asesino, que entre sollozos y agresividad parece que se entienden como si fuera de toda la vida y se dan mimos el uno al otro, de hecho, él en vez de enfadarse porque le ha estado espiando como un animal, la consola cuando tiene un mental breakdown. Por cierto, ¿cómo tarda la policía en llegar no? Y eso que habían hecho un despliegue que ni para vigilar a Hannibal Lecter.
El tipo con el que el policía corrupto quedaba, no se sabe ni qué quiere ni qué pito toca.
El plot twist del pastor era lo más previsible del universo.