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Críticas de Librepensador
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Críticas 9
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
La sal de la Tierra
Documental
Francia2014
8,1
9.879
Documental, Intervenciones de: Sebastião Salgado
9
19 de noviembre de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta maravillosa película nos muestra en primera persona la vida del fotógrafo brasileño Sebastiao Salgado, un aventurero empedernido que se introduce en los lugares recónditos del planeta para extraer las luces y las sombras de aquello que olvidamos en nuestro mundo.

Las imágenes captadas por Salgado son espeluznantes, están llenas de vida y reflejan fielmente la dualidad de la vida, la coexistencia de la desgracia y la felicidad en un mundo dominado por la falta de empatía. Sus fotografías de África me han dejado helado, cuántas miles de personas perecen al día sin que ni siquiera nos inmutemos. Qué cantidad de poblaciones sumidas en la hambruna perpetua, en la sequía, en la guerra... Qué horror este mundo repleto de marginados amordazados por una civilización tuerta en la capacidad de amar al ser humano universal. Las imágenes de Salgado son conmovedores y penetrantes, nos congelan por dentro y nos hablan a la cara sin remilgos, radiografiando la crudeza de la realidad.

La vida es dual porque aunque la desgracia sea imperecedera, el amor por vivir florece hasta de las flores más marchitas. Salgado rescata de la naturaleza la esperanza con la que reconciliarnos con la vida, nos ilumina los aspectos más bellos de ella para que podamos reconducir a la humanidad por la vía de los caracteres más sencillamente humanos. Nos obliga a retroceder al origen de nosotros mismos para comprender que somos una parte más de la naturaleza.
Librepensador
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10
13 de septiembre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta complicado establecer con claridad el mensaje de la película. Por un lado, podemos considerar que la relación de amor entre Rick e Ilsa es la piedra angular. Y que la excelencia de la película la hallamos en las dificultades y virtudes de la relación. París es el eterno paréntesis en el tiempo que recuerda el apasionado proceso de enamoramiento entre los dos protagonistas. París representa el ardor y el fervor con el que la pareja se amó. Representa esos tiempos de felicidad por los que el tiempo no ha pasado. La magnitud del amor es tal que tanto Rick como Ilsa están dispuestos a renunciar a la paz y tranquilidad estadounidenses con tal de permanecer unidos, aunque sea en un lugar tan peligroso y políticamente inhóspito como Casablanca.

El amor entre Rick y Bergman es eterno, pero la realidad en Europa es inestable, caótica y funesta debido a la devastadora expansión nazi que propicia la acumulación en Casablanca de numerosos refugiados que sueñan con cruzar el Atlántico para escapar del nazismo. La delicada situación del mundo requiere compromiso, lucha y acción para no sucumbir ante el monstruo alemán. La conciencia sobre el dinamismo histórico del presente es imprescindible. Podemos entender, por tanto, que es el compromiso con la causa antifascista la fuerza primordial que debe empujar las vidas de los combatientes resistentes. Restar neutral implica ser cómplice de los nazis. El mismísimo Rick, que se forja una apariencia de persona neutral y políticamente pasiva, esconde bajo su cinismo y aspereza salvajes una férrea voluntad por colaborar en la destrucción de la empresa nazi que le lleva a perder a la mujer de su vida.

Quizá parezca que el compromiso con la causa se sobreponga al amor. Que al amor queda relegado a un segunda plano cuando se trata de cuestiones importantes, como puede ser el devenir del mundo. Sin embargo, bajo mi punto de vista, el mensaje que se transmite en Casablanca es totalmente opuesto: vivimos en un mundo que, a diferencia del del amor, es vulgar. Vivimos encorsetados en una realidad física que exige esfuerzos y actuaciones físicas y que carece de cualquier porción de eternidad. Supeditados a un mundo inestable, fluctuante y burdo.

El amor es la vía de escape de nuestro sueño eterno de eternidad. La fuerza abstracta, suprasensorial que trasciende las cadenas mortales de la realidad. El paréntesis parisino que logra imponerse al tiempo y al espacio impregnándolos de eternidad. Por la causa antifascista, Rick renuncia a la mujer de su vida, pero no renuncia al amor de su vida. Para este amor el tiempo sigue pasando (time goes by) indefinidamente, rebotando continuamente de un lado del paréntesis a otro, petrificándose, eternizándose.
Librepensador
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9
2 de marzo de 2014
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Her" es una película diferente, peculiar y muy original, que nos traslada a un mundo repleto de interrogantes: ¿qué existe y qué no existe?, ¿qué se necesita para sentir?, ¿por dónde sentimos la realidad?... Es una película que nos zambulle completamente en la soledad de Theodore, un romántico escritor de cartas que se estanca en la depresión que le causa su divorcio.

Para salir de su estado de bajeza anímica, el protagonista recurrirá a un sistema operativo que acabará por encandilarle de una forma realmente hermosa. No necesita de la tangibilidad para expulsar la tristeza de su cuerpo. Se ampara en sentimientos bonitos y lisonjeros que le hacen sentirse satisfecho y, sobre todo, enamorado. Porque, al fin y al cabo, el ser humano es un ser que, ante todo y por encima de todo, SIENTE. Nuestros momentos de alegría y felicidad sólo pueden explicarse a través de los sentimientos que se forjaron en nuestro interior como consecuencia de tales estados de euforia emocional. "Her" nos enseña cómo para sentir no necesitamos ni tocar, ni saborear, ni visionar: nos basta con imaginar. Pues, ¿acaso no sentimos cuando nos sumergimos en una atractiva historia literaria?, ¿acaso no sentimos cuando soñamos? El sentir no se construye a partir de lo tangible, sino de lo intangible, de aquello abstracto que no podemos capturar con nuestro cuerpo pero que, como le sucede a Theodere con su sistema operativo, se siente como si se tuviera total acceso a él.

El sistema operativo de Theodore es como ese diminuto pero contundente espacio entre dos palabras de un libro que nos ha cautivado. Es ese espacio que intentamos alargar, como tan fantásticamente se explica en el filme, para no alcanzar la siguiente palabra y así poder permanecer aferrados a la esperanza de un tiempo paralelo al de la realidad y por ende eterno. Es el instrumento de evasión con el que Theodere se aleja de la tragedia del divorcio y de la soledad.

La ley de la naturaleza, sin embargo, terminará por arrollar el paradisíaco paréntesis existencial en el que se había parapetado Theodere, pues la vida avanza y nuestros pasos necesitan ajustarse a su velocidad para no quedarnos descolgados. Por eso el sistema operativo tampoco podrá garantizar una eterna tranquilidad al protagonista. Porque la vida fluye. Y las construcciones imaginativas en las que nos resguardamos de la tempestad vital aligeran la vida, pero no la evitan. Tienen la fuerza de lo eterno, pero al anclarse en un cuerpo, quien las porta necesita inexorablemente hacer frente a la verdadera realidad para poder sobrevivir.
Librepensador
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7
26 de enero de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Toda la vida es un truco. A lo largo de nuestra existencia no dejamos de afanarnos en construir edificios vitales con los que poder sostener la incertidumbre, la pesadez y la intriga sobre la aventura que vivimos. La vida en sí no tiene en absoluto sentido, deja a nuestra merced la decisión acerca de qué queremos buscar y de qué queremos vivir. Porque en sí, nuestra existencia no existe, debemos crearla cada uno de nosotros a partir de una esencia que dibujamos con nuestro corazón, con nuestras ganas de encontrar motivos por los que vivir en este mundo que tan inhóspito puede llegar a resultarnos.

La vida es de todo menos inamovible. Hasta el pasado se remueve en nuestra memoria en forma de melancolía y de nostalgia, recordándonos que estamos en una atracción que no cesa en ningún instante, que, cuando menos se lo espera uno, puede dejarle abandonado en la impotencia del pasado, de aquello que no puede volver a brillar ni a vivir, pero que, paradójicamente, podemos mantener con luz en nuestra existencia en forma de recuerdo. Recuerdos positivos, que nos ayudan a desatarnos de la sordidez existencial y que nos impulsan hacia el futuro gracias a que nos conservan en el presente. Todo son trucos, pues la vida, sin que nada mediara entre ella y nosotros, carecería de alicientes. Carecería de atractivo.

Por eso, somos, como perfectamente se plasma en este sugerente filme, aves que migramos constantemente hacia nuevas vivencias y hacia nuevas experiencias que exigen una adaptación veloz y convincente para que podamos seguir suspendidos en el aire y la luz de la vida. Somos aves que nos agarramos a nuestro vuelo, a nuestro continuo movimiento. Aves que avanzan gracias a unas alas que no dejan de funcionar, actuando como trucos que nos hacen creer en que el futuro es siempre el lugar al que debemos aterrizar.
Librepensador
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10
31 de diciembre de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las críticas de Chaplin tan vigentes como siempre, no deja de ser impresionante la capacidad de analizar la sociedad de la que estaba dotado este gran creador de historias tan hilarantes como profundas. "Tiempos modernos" es un filme que plasma de manera brillante la modernidad de la Humanidad. Una modernidad vinculada firmemente al "taylorismo" y a la precariedad laboral a la que aboca irremediablemente el capitalismo cuando se le deja funcionar por sí solo.

"Tiempos modernos" nos sumerge en el desconcierto y la inestabilidad vital que invade a los trabajadores en un período donde los derechos sociales y laborales son más formales que reales. El trabajo es alienante en el capitalismo, ya que se ajusta a las rígidas exigencias de la productividad y la maximización de los beneficios. Se concibe al ser humano como una mera máquina, como un robot, como un ser que no es ser, que únicamente obra con un automatismo y una pasividad crítica que acaba por transformarle en títere de los patrones y, por ende, de los intereses pecuniarios.

En "Tiempos modernos" Charlot sufre esta alteración. Se siente perdido, sin rumbo, pues su trabajo le aliena llegando a cubrir su vida de una pesadumbre continua. Actúa por inercia, sin hacer uso de la razón. Es una máquina más. Sin embargo, la crítica de Chaplin va más allá de la alienación. Se extiende hacia otra de las consecuencias más letales del capitalismo, como es el desempleo. El capitalismo no sólo nos aliena, sino que también se esfuerza en humillar a quienes menos tienen, a quienes no gozan de los bienes necesarios para vivir con dignidad. No se preocupa por la creación de empleo, por lo que resulta inevitable abandonar en la precariedad supina a un vasto sector de la sociedad. Estos seres menesterosos son maltratados por el sistema hasta el punto de que, desempleados, deben consumir su tiempo buscando con avidez cualquier tipo de trabajo, independientemente de que sepan realizarlo correctamente.

Los desempleados, que tantos millones hay hoy en día en España, se ven obligados, como Charlot, a rebajarse a los ofrecimientos que encuentren, por muy ridículos y repudiables que sean. Necesitan sobrevivir como sea, que es la condición primera para poder vivir (aunque no para vivir dignamente). El círculo vicioso, que el capitalismo considera virtuoso, consiste en conseguir que quienes menos tengan, pasen paralelamente a exigir menos, de modo que su calidad de vida disminuye de manera empicada. Se juega con la vida de las personas. El capitalismo no se conforma con que se hallen en la miseria, sino que se esfuerza por empujarles constantemente hacia abajo. Cuando menos tengan, menos pedirán; con más poco se conformarán. Cuando menos pidan, más manipulables serán. Por lo que resultará menos laborioso mantener este círculo vicioso. Y quienes más tengan, incrementarán al mismo tiempo su riqueza.

Trabajar en esta atmósfera de capitalismo extremo constituye una forma de vida equiparable a encontrarse perdido en la desnudez de la intemperie. Por eso Charlot se aterroriza cuando le libran de la cárcel, no quiere salir, ya que éste es el único lugar donde se ve alejado de verdad del virus capitalista. En tiempos confusos e injustos la cárcel es, en la mayor de las ocasiones, el lugar más digno donde pueden permanecer las personas justas y decentes. Lo que no deja de ser paradójico.
Librepensador
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