Tras una lectura rápida de los comentarios anteriores, comparto 100% términos como nihilismo, confusión, decadencia, hipocresía... La cinta recorre el mundo de las universidades estadounidenses, campus elitistas donde más que conocimientos académicos, los estudiantes han ido a pasar ese período follando, drogados y borrachos. Fiel reflejo de sus mayores, que se ponen hasta las cejas y utilizan con demasiada frecuencia una doble moral que sobrepasa con creces lo absurdo.
La brutalidad de la película coincide con la trayectoria de sus principales artífices. En el mismo trailer lo usan como reclamo: Roger Avary, guionista de Pulp Fiction, y Bret Easton Ellis, autor de American Psycho. Ambos creadores viajan a menudo por una sociedad sórdida, salpicada de elementos surrealistas. Al tiempo que desarrollan su peculiar visión del mundo a través de un relato deconstruido, en absoluto lineal, de modo que cada parte de la historia no tiene por qué coincidir con su exacta continuación cronológica. Y, en el caso de Avary, con rotulaciones para presentar al personaje, montaje, movimientos de cámara y efectos muy atrayentes.
Las interpretaciones tampoco me han decepcionado... Será que tampoco esperaba mucho de ellas. Llamó mi atención James Van Der Beek (Dawson crece), que sin duda buscaba un papel desencasillador, infinitamente más expresivo que en la serie por la que será recordado. Ian Somerhalder (el hermano calzonazos de Lost y el vampiro malote en The Vampire Diaries), gay aburrido de su entorno, para mí que hace de alter ego de Ellis; curiosamente, tanto Somerhalder como una de las secundarias, Kate Bosworth, aparecieron en un spin-off de Dawson crece. Luego, Shannyn Sossamon (Destino de caballero), en un papel de virgen romántica, pero que más bien parece una hippy desubicada; se entiende que era la chica de moda en los estudios por entonces: Destino de caballero se estrenó el año anterior. Y, finalmente, Jessica Biel, la que más me gusta, sin llegar tampoco a la excelencia.
Dicho esto, la historia no alcanza un clímax claro. En lugar de eso, se suceden escenas límite más parecidas a un compendio de anécdotas que no desembocan en ningún sitio. Una versión macarra de How I Met Your Mother a la deriva. Pareciera que diga: "¿Tío te acuerdas de cuando en la facultad pasó aquello...?", careciendo por completo de sentido, más allá de una obvia crítica al American Way of Life. Hasta el mismo título yerra. Si en efecto hay un juego, o una atracción (nombre original del filme), ¿cuáles son sus reglas?
Estamos ante un evidente producto bien elaborado, pero que, en lugar de imponer su propio sello, se alimenta de sus hermanos mayores. No en vano, Sean Bateman (Van Der Beek), lo es de Patrick Bateman, protagonista de American Psycho, mencionado en la película, por cierto. Todo huele a ese tufillo marquetinero del "a ver qué se han sacado de la manga estos colgados (Avery y Ellis)", por lo que el fiasco llega a sentirse con mayor intensidad. No obstante, su visualización tampoco constituye una pérdida de tiempo.