En este film, que como bien indican fue la primera película que protagonizaron juntos los dos míticos actores, Bud y Terence, el tono está alejado del cliché cómico que años más tarde adoptó la famosa pareja. Por tanto, nos encontramos frente a una película que quiere tomarse muy en serio, siguiendo la línea del spaguetti-western del genio Leone. Pero carece de diálogos chisposos para el recuerdo. Tiene cierta intriga y gatillo fácil. Es incorrecta. Y no defraudará a los fans del género Leone. Por cierto, el cartel burlón no hace justicia a la película. Apenas hay escenas cómicas. Y sí, mucha ironía. Es decir, no es "Le llamaban Trinidad" Entretenida.

Un espagueti western que se toma demasiado en serio. Giulio Petroni tuvo a su disposición a Lee Van Cleef para una historia que debió seducir mucho más. Morricone, increíblemente, no está acertado con la banda sonora. Y John Phillip Law sencillamente no está a la altura. Demasiados disparos sin dar al blanco. Sergio Leone tenía mucha razón cuando afirmaba que fue el padre de un género que dio demasiados frutos indeseados. Cuando se copia el original, todo tiende a chirriar. Entretiene y tiene un par de escenas acertadas. Para ser un verdadero western-leone debería haber sido más canalla, más emotiva, con escenas que se te graben en la retina. Malos encuadres y experimentos fallidos de cámara, para comprobar las limitaciones de la producción. Sólo se salva Cleef, que nunca defrauda.

Es complicado sorprender a estas alturas, por ello, no sorprende. Tiene un inicio tan deprimente que puede provocar el colapso mental. Luego, quiere compensar ese tono gris, con chistes malísimos que no logran ni esbozar mi sonrisa. La trama es tan increíble de creer, que dudo que los guionistas no hayan tenido que acudir a terapia para poner en orden sus vidas. Quiere ser dramática. Quiere ser divertida. Quiere apabullar. Quiere tantas cosas a la vez, que no consigue hacerme creer nada de lo que me quiere transmitir, tras tres horas... ¡Tres horas...! Pero es que la primera hora es... ¡Afortunadamente, no había objetos cortantes cerca...! ¡Para abrirse las venas! ¡Los niños de la sala debían de estar deseando volver a la escuela, pues es más sencillo entender las matemáticas, que el espeso guion. No entiendo cómo se meten en ciertos berenjenales, con lo fácil que sería una trama lineal al uso, como ocurría con la primera parte de Los Vengadores. Solo consigue adecentarse con el clímax final.

En serio, una película que ha debido de decepcionar a muchos pequeños, los cuales no debieron entender tanto chiste malo. Tanta cambio de escenario.

Lo mejor: los efectos especiales, la complicada dirección y las interpretaciones.

Lo peor: una trama muy liosa. El tono gris del principio del film. La fingida épica forzada.

En definitiva, la capacidad interpretativa de la Capitana Marvel es directamente proporcional a la capacidad que tiene esta película para divertir sin aburrir por momentos.

Siento decir que me he aburrido mucho. Y que la Capitana Marvel es un personaje planísimo a más no poder...

Una gran decepción. Pero no la suspendo.

Maravillosa. Divertida. Encantadora. Todo encaja como un reloj. John Wayne está magnífico. Al igual que Stewart Granger, cuyo personaje le viene como un guante. Espléndida Capucine interpretando a Ángel. Henry Hathaway demuestra su enorme talento en este film que mezcla el western y la comedia romántica.

Granger era un actor que no sentía un gran aprecio por sus trabajos. No se gustaba. Pero era injusto consigo mismo. Realmente transmitía en cada film en el que participó. Otra cosa distinta es que las películas donde actuaba fuesen buenas. El rifle del forastero es un film resultón. Buenas interpretaciones, salvo el papel del hijo de Granger, un Steve Rowland, sobreactuado. La trama que cuenta no se aleja de un buen capítulo de Bonanza. La historia de un pistolero que quiere dejar atrás su pasado, ya había sido vista en la magnífica Raíces Profundas, años antes. Aquí todo está más forzado. Desde el empeño del malo por imponer su voluntad, no contemplando otras alternativas. Claro está que si no sucediera de tal modo, no habría drama y por tanto, no podríamos ver cómo Granger se las ingenia para solventar la papeleta. Pero ahí radica el problema. Precisamente en la simpleza de una trama que bien podía imaginar un niño jugando con sus juguetes: un pistolero bueno; un malo muy malo; una injusticia; una dama a quien proteger y un hijo a quien servir de ejemplo. Sin duda, no deben dejar de verla. Es una película entretenida, pero como lo eran aquellos capítulos de la mítica serie de televisión. De esta forma, una buena película debe quedarse en la memoria de los espectadores. No ocurrirá con este film.