Un ejercicio mucho más interesante en el 98 que a día de hoy. Contiene la magia de lo verídico, ver a McGregor haciendo de iguana, a Rhys Meyers de Bowie, el ambiento de los earlies 70´s en Londres y la música.

La película se le comienza a escapar de las manos a Haynes hacia la hora y media, entonces el guión pierde fuerza, el papel de Christian Bale trata de hacerse un hueco en una historia que no es suya, a partir de ahí va cayendo por un barranco sin sentido de escenas cruzadas, de reminiscencias, de realidad, de mito y de fumada. Nuestro director se podría haber ahorrado las dosis de magia y misticismo, especialmente al principio y final, provocan auténticas nauseas las salidas de tono en torno al broche verde.

Deja entrever a lo largo del filme tintes de crítica, contrastes entre el mito y la aureola divina de la estrella glam y la realidad, la vuelta a la realidad, todo lo que hay en torno a una canción y a la vez la sencillez de la canción en sí.

Interesante por su relación con la realidad de unos mitos como Iggy y Bowie, poco más.

Un filme curioso desde el punto de vista visual y sobre todo musical pero que se va por las ramas, en el momento de maduración de la historia, ésta se deshace, se difumina con ilusiones y misterios sin sentido y pierde todo el valor como relato.

Y es que tres son multitud, efectivamente, Haynes busca el equilibrio entre Bale, Rhys y McGregor y la historia sale perdiendo.

Melodrama optimista y sencillo, no por ello simple. Magnífica lección finlandesa, hace olvidar los complejos problemas contemporáneos para dar importancia a las cosas sencillas y a menudo realmente más importantes.
Magnífica banda sonora e increíble actuación de los personajes, que consigen una proporción sentimiento/fotorgrama difícil de encontrar en el cine moderno, la quietud y el siencio hacen del filme una bonita historia optimista.
Gran agudeza humorística con la que Kaurismäki consigue establecerse entre el perfecto límite de la inteligencia más sútil y el humor más absurdo.

Es una película que no entiende de sietes ochos o nueves.
Llena de matices que la han hecho una pelicula de "culto" entre los jóvenes, la preciosa historia de amor entre los protagonistas es lo mejor del film, preciosa y viva. Uno no puede evitar a lo largo de la película la fuerte influencia de Selby Jr. y Aronofsky, la larga sombra que empaña las excelentes virtudes de esta obra.

A cualquier espectador que se disponga a verla le aconsejaría si esta a tiempo que no vea Réquiem for a Dream. En mi caso Báilame el Agua me podría haber influenciado agudamente y supongo que a la mayoría también, pero al haber visto la película americana es imposible evitar comparaciones de las que este buen film sale perdiendo por goleada (algunos detalles babosos y mugrientos de la vena castiza española que sería mejor haber evitado). Báilame el agua se queda en una buena película,bonita, pero como ya he comentado,para alguien que no haya visto la película de Aronofsky será increíble,impactante y macará huella en el espectador.

Lamento que no sea mi caso, espero que vosotros sí podáis disfrutarlo.