No suelo hacer este tipo de cosas pero la ocasión bien lo merece. David Navarro, un tío al que conozco, por ello debo escribir con seudónimo, es ante todo una persona con un profundo amor por el cine, por contar historias y con una clara necesidad de transmitir emoción al espectador. Yo lo puedo entender, puesto que yo soy guionista y director de cine.

Ahora bien, dicho esto, voy a ser tremendamente duro con la película Fantasma:

Las tres ideas principales de la película, sin spoilers, (1) la idea del programa de cámara oculta con las consecuencias inesperadas que tiene, (2) la idea de la grabadora y el sobre y (3) la idea de la herencia de palabras antes de un suicidio, son brillantes. Puestas sobre un buen guionista y director, puedes llegar a hacer una obra maestra (supongo que la idea de David era acabar presentando su cinta más lejos que en Albacete). Si además, sabes dirigir actores, puedes llegar a tener entre manos algo importante.

Por desgracia, David no sabe dirigir actores, no sabe escribir un buen guión cinematográfico y, por supuesto, no sabe dirigir. Vi la película en Filmin a través de mi cuenta privada y no me arrepiento porque, como creador, siempre es interesante ver el trabajo de un compañero y amigo. Pero es obvio que David ha visto muchas veces Diamond Flash, de Carlos Vermut, pretendiendo ser un genio, como éste. Y es que hasta para imitar bien, se necesita talento y David no lo tiene. Lo que tiene son ya los cuarenta pasados y mucho miedo de caer en el olvido, de ver como los demás si consiguen sus sueños. Muchos sin merecerlo claro, que podría estar hablando horas de directores de cine con premios Goya que no saben ni escribir su nombre, y David los conoce también, y los odia porque no hay nada peor que ver como gente sin talento se lleva el mérito que tú consideras tuyo. Pero es que David tampoco lo tiene.

No explicaré por qué Fantasma es una mala película, no es necesario, es tan objetivo que ninguna crítica de ningún amigo que intente hablar bien de ella usando palabras pedantes, podrá justificarla. Si quiero dedicar unas líneas a hacer unas preguntas cuyas respuestas se contestan al ver la cinta:

1. ¿De verdad era necesario doblar a todos los actores, reduciendo la ya de por sí poca naturalidad que hay en sus interpretaciones?
2. ¿De verdad era necesario usar una banda sonora tan mediocre, tan poco apropiada y tan monótona? ¿Es lo que habría hecho Michael Haneke?
3. ¿De verdad era necesario desenfocar tantas escenas buscando un recurso que sólo funciona hasta la tercera vez?
4. ¿De verdad es necesario ensalzar el trabajo de la actriz Cristina Soria cuando es evidente que si bien el trabajo no es malo, no es ni por asomo brillante?

Y me permito una última pregunta con un poco de mala leche y pido disculpas de antemano por ello:

5. ¿De verdad era necesario coger a una actriz como protagonista sin absolutamente nada de mentón?

Y es que no por trabajar en TV y escribir series mediocres, eres guionista, lo más que consigues es que te dejen rodar en la sala de control de La Sexta.

Black Hollow Cage sorprende gratamente, tanto por lo original de su argumento como por una puesta en escena fría, un estudio del comportamiento humano, que contrasta con interpretaciones descarnadas (a destacar su joven protagonista, absolutamente soberbia).

Sus elementos de ciencia-ficción, que beben claramente de referencias como el gran Stanley Kubrick, enmarcan hábilmente y de forma entretenida lo que en realidad es una historia sobre la familia, el perdón y la pérdida, contadas de forma novedosa e intrigante, con planos largos, observando a los personajes en su trágico devenir. Sorprende lo lejos que llevan éstos sus ambiciones y deseos, como se muestra lo frágil y patético de nuestro ser.

Desde luego, nos encontramos ante una obra maestra, no apta para estómagos delicados o cerebros adormecidos.