El Padrino, La Lista de Schindler, Cadena perpetua, La vida es bella, Tiempos Modernos.

Consideradas por muchos como ‘de lo mejor’ que nos ha dado el séptimo arte en toda su historia…¿Qué tienen que ver todas estás películas con ‘Avatar: El sentido del agua’? Básicamente su sencillez. Lo que confirma indudablemente que para alcanzar la grandeza no hace falta precisamente tener una trama llena de giros de guión, de sorpresas y totalmente imprevisible que deje al espectador con la cabeza hecha un lío por su complejidad. No, la trama aunque tenga importancia no es lo más importante. Ni siquiera hace falta “ser original”. ¿O alguno puede explicarme la supuesta originalidad de ‘El Padrino’? ¿No hubo anteriormente películas que tratasen sobre mafiosos italianos en Nueva York? Entonces…¿por qué se le pide tanto a ‘Avatar’ como a ‘Avatar: El Sentido del Agua’ en ese sentido mientras a otras cintas no se les pedía nada?

Que más hace falta para alcanzar la grandeza eterna...¿La banda Sonora? Sin duda importante en el conjunto de todas las piezas. La gente asocia ciertas piezas musicales con recuerdos de lo que vio o de lo que vivió.
¿Está entonces en la técnica la clave? Creo que tanto las técnicas audiovisuales como sobre todo la técnica narrativa de contar historias son importantes. A algunos parece olvidarse que cierto director también se encargó en su totalidad de 'Aliens' y de las películas buenas de 'Terminator'. En cuanto a técnicas, la habilidad de James Cameron es intachable.

Una y otra vez, se ha demostrado que para alcanzar el Olimpo solo hace falta llegar en el momento justo y atreverse a algo nuevo. ¿Y qué momento hay más justo y más atrevido que trascender la pantalla para que el espectador se convierta en un viajero?

-No es una película, es un viaje-

Cameron es muy inteligente al crear el vínculo perfecto del espectador-protagonista. El espectador siempre está aprendiendo cosas nuevas, absorbiendo información, adaptándose al mundo, al igual que lo hacen los protagonistas tanto en la primera parte como con la segunda, lo que convierte a esta experiencia audiovisual en algo prácticamente interactivo. ‘Avatar’ no trata al espectador como a un idiota descerebrado explicándole con literalmente papel y bolígrafo en primer plano como funciona la película (hola Christopher Nolan), el propio espectador es el que aprende por sí mismo, simplemente estando presente en toda la acción formando parte directamente del viaje. Te conviertes en un miembro más de la familia de Sully y te dejas llevar por el torbellino de emociones que dura todo el metraje de 3 horas, que a mí personalmente se me hizo corto. Sinceramente, no quería abandonar Pandora.

Y hablando de planetas...Tatooine, planeta mil veces visitado hasta el hartazgo. ¿Alguien podría explicarme como vive su gente? ¿Qué religión tienen sus habitantes? ¿A qué se dedican? ¿En qué creen? ¿Qué costumbres tienen? ¿Con qué sueñan? Ni puñetera idea. En Pandora todas esas preguntas tienen respuesta. Es la diferencia entre un mundo bien construido y otro que no lo es. En Pandora todo tiene sentido, todo está medido y pensado al milímetro y eso se nota en cada detalle. Precisamente eso es lo que le da una profundidad a las historias, a los personajes y al mundo en si, nunca antes vistas. Todo fluye a la perfección.

James Cameron es de los pocos directores (por no decir el único) que consigue teletransportar al espectador a un mundo mágico, fascinante y alienígena. Ojalá más directores sean capaces de crear tales experiencias audiovisuales. Ojalá más directores me permitiesen viajar a otros planetas y a otras épocas como lo logra James Cameron.

La punta del iceberg es solo quedarse con la trama principal, la BSO y con la técnica, cuando todo bajo la superficie del agua es tan rico, complejo y profundo en cuanto a mensaje.

No sé que nos deparará el futuro, vienen tiempos duros para la humanidad. Pero venga lo que venga, al menos sé que uno siempre se podrá refugiar en el maravilloso mundo de Pandora. Solo espero y confio que el lector tenga una mente lo suficientemente abierta para dejarse coger de la mano y dejarse llevar por semejante experiencia.