Divertida y bien llevada parodia de película de acción en la que se ve en todo momento el respeto y "cariño" que su director y su actor protagonista (lo guionistas) tienen a ese género del que ya no quedan tantos buenos exponentes (sólo ver la escena en la que Danny saca su colección puede provocar una lagrimita en espíritus sensibles).

Un ritmo notablemente ágil en contraste con el aletargado trasfondo del pueblecito inglés en el que se desarrolla y un montón de chistes visuales y juegos de palabras típicamente británicos son el principal arsenal de la película. Especialmente los más pequeños y absurdos como las manos intercambiando el dinero en la gasolinera, o los saltos acrobáticos del agente Angel.
Y cómo olvidar esas dos maravillosas escenas homenaje a las dos películas favoritas de Danny (¿me atrevería a decir Y de Edgar Wright?).

Una lección de cómo parodiar a través de una historia propia, sin tener que meter chistes forzadamente en cada toma, y en un ambiente totalmente original. Y sin moralejas ni pretensiones, salvo la inquina que los urbanitas británicos le tienen a sus apolillados compatriotas de la campiña.