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Argentina Argentina · Mar del Plata
Críticas de klinki
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Críticas 16
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
10
14 de abril de 2014
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas películas me han dejado una huella tan profunda como "El espíritu de la colmena" (Víctor Erice, 1973), que cuenta la historia de una niñita que comienza a entender el mundo y sus contingencias a través del cine. Por supuesto que esta definición no agota los múltiples ecos de su diégesis, enmarcada en un pueblito de provincias al término de la Guerra Civil Española, pero sí da cuenta de lo que considero su planteo principal: para qué sirven las películas (y acaso, por extensión, el arte en su conjunto).
Abbas Kiarostami reconoció el tremendo influjo que el sentido estético, la actuación de actores no profesionales y la dirección de niños de "El espíritu de la colmena" ejerció sobre su propia obra, así como también sobre la de otros cineastas iraníes. No es para menos. La escasez de diálogos cede a las imágenes el peso de la dialéctica narrativa, la que combinando dos estrategias primordiales (por un lado, el distanciamiento —cuando no ruptura— de las reglas académicas para remitir al estado primigenio del motor cinematográfico, y por el otro, la notable sutileza de los raccords entre plano y plano que establece la serenidad propicia para disparar un estado reflexivo en el espectador) da cuenta de un relato minimalista cargado de elipsis y metáforas. Más que a la intención obligada de eludir la censura (la película se estrenó en España con Franco todavía en el poder), la apelación poética del film responde a la necesidad de condensar su acontecer en la devolución de la mirada de la protagonista principal, una inefable Ana Torrent de tan solo ocho años de edad.
Es llamativo que los nombres de los personajes que interpretan los cuatro actores centrales (Fernando Fernán Gómez, Teresa Gimpera, Ana Torrent e Isabel Tellería) se correspondan con sus nombres de pila reales. Esta mímesis refuerza el sentido de realidad del universo diegético, una sociedad humana reducida a colmena productiva, donde Fernando discurre febril y sistemáticamente sobre sus colmenares (microrreflejos de la macrorrealidad), Teresa se hunde en las arenas movedizas de sus emociones muertas, la pequeña Isabel ejercita su perversión para escapar del aburrimiento y Ana va descubriendo ese espíritu enigmático y todopoderoso adonde no llegan la razón ni la muerte.
klinki
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8
21 de febrero de 2014
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay un viejo proverbio chino que reza: "Ojalá que tengas una vida interesante". Su aparente y graciosa ingenuidad esconde una poderosa maldición, ya que vivir en una época de transformaciones profundas y agitación permanente significa enfrentar grandes pérdidas y penurias. Como dice uno de los protagonistas de la infravalorada película de Frank Capra, La amargura del general Yen, "la vida humana es muy barata en China". Ambientada en los comienzos de la guerra civil china en las postrimerías de los años 20 del pasado siglo, tal es la situación en la que sus personajes se ven envueltos.
El film representó un brusco y sorprendente cambio de paradigma en la manera en que Hollywood venía tratando el amor interracial y la película sufrió una pésima recepción, debida principalmente al rechazo unánime de todas las asociaciones de mujeres de los EEUU que pusieron el grito en el cielo al ver el cariz que iba tomando la relación entre Megan Davis (impresionante Barbara Stanwyck) y el General Yen (correcto Nils Asther).
Aquellos que aman el cine de verdad están obligados a visionar la que sin duda es la mejor película de Frank Capra.
klinki
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8
19 de febrero de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Impecable retrato de la sociedad norteamericana (y de sus sociedades satélites) en clave de ácido humorismo, negro y denso como el petróleo crudo flotando en el mar de la indiferencia. "Dios bendiga a los EEUU" es de una complejidad inteligente lo suficientemente despojada de pretensiones intelectuales como para despertar en el espectador distintos grados de reflexión sin afectar su meta de entretenimiento.
A diferencia de otras películas con las que se la suele comparar —Bonnie & Clyde, Thelma & Louise, Un día de furia, Asesinos por naturaleza, entre otras—, los personajes centrales no representan personalidades que hastiadas de sí mismas se arrojan a una catarsis de características psicopáticas, sino más bien todo lo contrario, son individuos hastiados de los demás que buscan eliminar físicamente a todo aquel que "merezca morir", merecimiento éste que alcanza a patriotistas de derecha, pedófilos, homófobos y un largo etcétera que no deja de lado a los niños y jóvenes caprichosos y presumidos.
Uno de sus diálogos, soltado por Frank —el protagonista central— al promediar la proyección, dice textualmente:
—Que se joda Woody Allen y su estupidez de que "el corazón quiere lo que quiere". Aparentemente lo que el corazón de ese "genio" quiere es lo mismo que quiere cualquier otro pedófilo de poca monta: una asiática sin vello púbico.
Lo traigo a cuento porque hace poco, a raíz de una carta abierta de una de las hijas adoptivas de Mr. Allen en la que lo acusa de haber abusado de ella a la edad de 7 años, fui testigo de una de las discusiones más estúpidas e irrelevantes que puedan imaginarse, donde cada uno de los actores (de la discusión) se esforzaba en probar, sin más conocimientos sobre el tema que los obtenidos a través de los medios hegemónicos, la culpabilidad o inocencia de Mr. Allen. La hipótesis es que está sospechado de pederastia agravada por el vínculo, y la causalidad fáctica es que está ciertamente casado con otra de sus "hijas". El incorrecto desplazamiento de las esferas técnicas, judiciales en este caso, hacia la opinión de la gente común, desplazamiento provocado y sustanciado por las corporaciones mediáticas, es la cara más patética y subrepticia del relativismo epistemológico dominante: la instalación del "todo vale" disolutor de la verdad. Se instala así una de las cuestiones centrales que aborda "Dios bendiga a los EEUU", la realidad hace tiempo que dejó de ser algo objetivable para convertirse en el "volcado" de las construcciones televisivas. Y ya es sabido que "a río revuelto, ganancia de pescadores".
La primera mitad de la cinta es sencillamente magistral; en la segunda mitad se observan algunos tropiezos, como si al director lo hubiera asaltado cierta urgencia por terminarla.
Muy buena oportunidad para entretenerse y algo más.
klinki
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La mirada de Antonioni (C)
CortometrajeDocumental
Italia2004
5,9
323
Documental, Intervenciones de: Michelangelo Antonioni
7
17 de febrero de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Michelangelo Antonioni —vestido de Armani— ingresa en la "Basílica de San Pedro encadenado" en Roma, bajo una luz de neto corte expresionista; sus pasos rompen el silencio del recinto hasta que por fin se detienen frente a la estatua de Moisés, esculpida por su tocayo Michelangelo Buonarroti entre 1509 y 1513 d.C. como motivo central del encargo del Papa Julio II para su tumba.
Durante poco más de un cuarto de hora, la cámara recogerá el silencioso diálogo entre el grupo escultórico del renacentista y el propio cineasta, absorto en la contemplación visual y táctil de la maravillosa obra.
En su artículo "El Moisés de Miguel Ángel", Sigmund Freud apuntaba que la mirada del profeta es una conjunción de desprecio, furia y pena al observar la multitud que adora el becerro de oro. La figura está sentada con la cabeza erguida volteada hacia su izquierda y la tensión de la mitad derecha del cuerpo, con las venas y los músculos marcados, se contrapone con el relax de la otra mitad, movimiento que sugiere que Moisés está a punto de incorporarse. Antonioni, ubicado frente a él, se encuentra fuera de "la mirada" de la figura, cuyo campo visual se orienta hacia la entrada de la basílica. Sin embargo la actitud del cineasta no traduce tanto la búsqueda de redención como la exploración extática de un misterio. Su mano en primer plano acaricia suavemente los detalles del mármol que el encuadre de la cámara torna abstractos, evocadores de formas femeninas como labios vulvares que los dedos recorren con decidido erotismo.
Al promediar el minuto trece sus pasos abandonando la basílica vuelven a resonar acompañados por las voces polifónicas del "Magnificat IV" de Giovanni Pierluigi da Palestrina, exquisito compositor renacentista.
Antonioni murió tres años después de la realización de este corto, seguido por el segmento de "Eros" (también de 2004) que constituye el punto final de su carrera cinematográfica. No es descabellado pensar que "La mirada de Michelangelo" expresa también la conciencia de un ser próximo a su muerte, constituyendo así un nostálgico testamento sobre su vida y su inconfundible obra.
klinki
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10
3 de noviembre de 2013
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cinco (5) razones por las que no te va a gustar (in no particular order)

1. La escena del niño-cerdo es incomprensible.
2. No queda claro por qué dos actrices interpretan el mismo personaje.
3. El deseo no tiene objeto, es deseo de deseo, imposible de satisfacer.
4. Buñuel era español.
5. Soy un ladrillo.
klinki
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