Cuando una persona mayor de 20 años ve la película siente deseos de escapar a otro sitio, pero resulta preocupante que los niños pequeños quedan como en un trance admirando todo lo que pasa, como si no respiraran, prestos a reír aunque no haya motivo. El argumento resulta difícil de digerir ya que recurre a personajes de la historia (Napoleón) alejados en el tiempo, pero no toma en cuenta a verdaderos y crueles villanos contemporáneos como Harry S. Truman, Hitler, o Stalin.

Triste película para niños pequeños, Columbia Pictures no se podía quedar a la retaguardia respecto a la saga CREPUSCULO, para hacer diferencia la chica es vampiro y el joven es humano, pero como debe ser un film para niños (la moraleja es NO DEBES TENER UNA PAREJA SENTIMENTAL HASTA CUMPLIR LOS 18 AÑOS) los platos rotos han de pagalos aquellos monstruos que nos dejaban terror al verlos, y que su imponente presencia les guardaba un lugar en la memoria del cine; es aquí donde está lo triste, el fantasmagórico conde Drácula y demás seres de los que deberíamos tener miedo ahora andan temerosos escondiéndose de los humanos.

El sentido del humor en Estados Unidos está en el suelo, pensándolo con cuidado uno considera ¿Cómo es posible que Adam Sandler sea un alto ejecutivo de Columbia Pictures? Pues la gente le concede tanta importancia que exigió ser guionista de una secuela donde los monstruos clásicos han quedado descafeinados (sin aquello que les hace ser imponentes, que los hace peligrosos, con una fuerte presencia) encuadrados en una película de verdad para niños pequeños, pues resulta realmente aburrida.