En las antípodas (felizmente) de las películas de catástrofes al uso, «Las últimas horas» nos enfrenta a angustias verosímiles, tanto es así que una de sus lecturas es metafórica, pues todos tenemos que enfrentarnos a nuestro particular fin del mundo. Además, nos habla del sacrificio, la solidaridad cuando todo invita al egoísmo, los remordimientos… Técnicamente es excelente y los interpretes hacen un gran trabajo, sobresaliendo una fotogénica Angourie Rice, joven de la que probablemente oiremos hablar mucho.

No me extraña que tenga una puntuación tan alta, dado el bajo nivel de exigencia general, pero lo cierto es que a un inicio original que no sabes por dónde va a llevarte, sigue una trama cuyos giros se ven venir a distancia y a la que le sobra media hora larga, tiempo que ocupan repitiendo la misma escena una y otra vez con ligeros cambios. Y sobran también por lo menos dos personajes (uno parece estar ahí sólo para cumplir con la cuota 'inclusiva') que no aportan NADA; es más, la historia de la protagonista funcionaría mejor sin ellos. Por lo demás el argumento es una bobada sin pies ni cabeza que ni siquiera saben cómo acabar. Es de estas películas, eso sí, que te hacen pensar en cómo podrían ser buenas: yo a ésta le quitaría casi del todo el elemento fantástico (dejaría las escenas del principio si acaso) y la convertiría en una especie de docudrama sobre una estudiante que se obsesiona con algo que ocurrió en el Soho e investiga por su cuenta... Lejos de ello, se han contentado con recrear una vieja historia 'a lo tonto' y pegarle unos cuantos sustos a la pavisosa Thomasin McKenzie.

Película de la que se podría decir que empieza "in media res"... si hubiera "res", porque parece una de zombies desecada, una mera sucesión de escenas de persecuciones con silencios de por medio; silencios que sólo esconden el vacío: no hay clímax y no se puede sentir empatía por unos personajes de los que no sabemos nada. Si se decide a verla, la escena final le demostrará indefectiblemente que ha desperdiciado cien minutos de su precioso tiempo.

Perfecta recreación del excelente libro homónimo de Natascha Kampusch, con admirables interpretaciones, en particular de la niña Amelia Pidgeon, que está fantástica como la Natascha de ocho años, y de Antonia Campbell-Hughes en el papel de adolescente. Sorprende que se aborde el aspecto sexual del secuestro, algo en lo que Frau Kampusch no quiso profundizar en el libro, con lo que esta magistral película es un magnífico complemento a este, además de una invitación a leerlo, claro.

Se sigue con interés gracias a un estupendo Michael Douglas en el papel de millonario con clase al que todo empieza a irle mal, y una guapísima Gwyneth Paltrow como su estilosa mujer. A la historia propiamente dicha le falla el desenlace, muy forzado, y alguna escena que resulta bastante inverosímil (en el texto oculto apunto un par). Con algo de ingenio en el final estaríamos ante una gran película, pero...