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Críticas de CitizenCorleone
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Críticas 25
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
14 de febrero de 2022
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Es imposible para mi realizar una reseña de esta película sin rescatar la historia maldita que encierra detrás, y es que cuatro décadas después me cuesta entender el fracaso tanto de público como de crítica de esta obra monumental. No es que la considere una obra maestra, pero me parece una mas que notable epopeya épica muy del gusto de la academia de los Oscar como para haberse convertido en una obra atemporal e imperecedera.

Buscar las razones del porque del fracaso en taquilla puede tener distintas lecturas, aunque no es mi intención responder a ello sino tratar de comprender el porque del batacazo de esta joya. En primer lugar, quizás fuera una obra demasiado larga en una época en la que ya habían aparecido los blockbuster como Star Wars y el público se decantara mas por un cine ligero y fácil de digerir. Sin duda la época del western había quedado atrás y las tendencias eran otras, si, pero el cine épico seguía teniendo cartel entre los miembros de la academia, prueba de ello es que a lo largo de los años siguientes se galardonaron películas de duración, épica, presupuesto y puesta en escena similar como Gandhi, Memorias de Africa o el también tardío y revisionista western Bailando con Lobos. Por otro lado probablemente no tuviera un elenco de estrellas que atrajera a la audiencia, pero no se puede negar la presencia en pantalla de cada uno de los protagonistas. Por otra parte una de las razones que mas se le ha atribuido al fracaso del film es lo delicado de la temática ya que parece ser que retratar con tanta crudeza el trato a los inmigrantes levantó ampollas en la sociedad estadounidense, quizás recelosa de reconocer su trágico pasado, puede ser, pero apenas 20 años mas tarde Martin Scorcese volvería a tratar de manera mas escabrosa los orígenes racistas del país norteamericano poniendo mas aún el dedo en la llaga con su Gangs Of New York y retratando el sufrimiento de dos pueblos que tienen mas peso aún en la sociedad e historia estadounidense. Quizás Cimino durante el rodaje cayera en la soberbia que a menudo atrapa a los genios y los ensordece ante los consejos y las críticas de incluso los mas cercanos, llegando hasta pecar de melómano y endiosarse a base de gustarse a si mismo, pero esa historia no es tan diferente a la de otras obras magnánimas como Apocalypse Now, y aún así, a Cimino no se le puede negar que tratara su obra con la delicadeza y la pasión de un artista que sabe pulir bien su obra maestra. Y por último, el famoso recorte de la productora. Un recorte al que fue lo único que no se supo imponer Michael Cimino como el mismo reconoció en 2012 y que seguro que terminó de poner la soga al cuello al film una vez presentado al público. A pesar de que hasta recientemente no llegó a nosotros la visión del director, la versión que nos dejó la United Artist sigue siendo un producto mas que notable, por eso una vez más, me pregunto el por qué la crítica la destrozó en su momento tardando años en ponerla en un lugar mas cercano al que se merece. Aunque ni siquiera el tiempo le ha hecho justicia del todo. Esa pregunta me rondara por la cabeza para siempre después de verla.

Sueños de juventud contrapuestos con la cruda realidad del joven que se convierte en adulto y que se enfrenta a un mundo implacable y feroz, la exquisitez de la alta sociedad de la costa este contra el miserable estilo de vida del lejano oeste, la lucha del que no tiene nada contra el que siempre lo tuvo todo, el amor correspondido pero desgarrador al estar condicionado a la ley del mas fuerte y el mas rápido, la fraternidad social de un grupo de inmigrantes contra los intereses comunes de los grandes terratenientes, la fugacidad del momento vivido de manera plena, frente a la guerra que arrasa con todo y no deja a nadie indiferente. Sin duda es el viaje al Lejano Oeste mas revisionista y mas desmitificador que se podía ver hasta ese momento, tan alejado de los tópicos románticos del Western Clásico. Quizás no se volvería a ver nada igual hasta la serie Deadwood.

Es de agradecer ver una película con tanta personalidad, con tanto gusto por el detalle, con una puesta en escena que transporta de manera documental al momento y lugar, un momento y un lugar que hasta entonces siempre fue tratado de manera idealizada y demasiado romántica, dando voz además, a una minoría siempre silenciada. Y por ello deberíamos dar gracias a que existan obras como La Puerta del Cielo. Ya no se hacen películas así.
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CitizenCorleone
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9
16 de septiembre de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En contraposición al cine actual estadounidense que cada vez está más falto de ideas y de calidad artística, las series para la televisión se presentan cada vez con más fuerza como las dignas representantes actuales del Séptimo Arte. Si bien se puede decir que la serie Los Soprano fue la que inició una nueva etapa en las series de la televisión por cable por la complejidad de su argumento, su elevada calidad artística y sus beneficios económicos, con Breaking Bad se confirmó el estado de gracia que viven las series para la televisión y ha conseguido que haya un antes y un después, porque a partir de esta serie tan comentada y seguida, nada ha vuelto a ser lo mismo. No solo porque fuera una de las causantes del desplome de otra grandísima serie como Boardwalk Empire (la otra fue Juego de Tronos) ni por la multitud de premios y adulaciones por parte de la critica la cual se rindió casi por completa ante la obra, sino porque al principio llegó al espectador de una manera discreta para poco a poco convertirse en un fenómeno de masas y en uno de los iconos más importantes de la cultura actual rompiendo con todos los índices de audiencia.

La historia nos mete en la piel de un sacrificado y pasivo Walter White, profesor de química de instituto y además trabajador en una estación de lavado de coche por las tardes, el cual tiene una vida tediosa y monótona en la que su mujer toma prácticamente todas las decisiones y lleva las riendas de su vida, en contraposición a su cuñado el cual tiene una vida más interesante al ser miembro de la DEA y que tiene el carisma que le falta a White. Por otra parte está su hijo, Walter White Jr, el cual tiene parálisis cerebral y aun va al instituto, y para rematar una hija viene en camino. El día que a Walter White le diagnostican cáncer pulmonar inoperable se da cuenta de que va a dejar muchas facturas sin pagar y que debe dejar algo a su familia, así que después de acompañar a su cuñado a una redada a un laboratorio de metanfetamina y descubrir que uno de los implicados es un antiguo alumno suyo llamado Jesse Pinkman el cual logra escapar, decide usar sus grandes conocimientos de química para emprender un negocio de venta de drogas con ayuda de su antiguo discípulo. La idea de la serie es enfrentar al protagonista a situaciones que a priori parecen no tener salida para el protagonista a ojos del espectador pero el cual sale gracias a sus conocimientos científicos y a su ingenio unido a su carácter tenaz. Esta aventura que al principio se nos muestra como algo fortuito, va adquiriendo poco a poco dimensiones dramáticas, para convertirse pronto en una serie de situaciones impredecibles que se le escapan de las manos a nuestros protagonistas, debido a su escasa experiencia en el mundo de los bajos fondos, estas situaciones se les quedan muy grandes, porque al fin y al cabo White no deja de ser un profesor de química y Pinkman no deja de ser un traficante de poca monta. Pero nuestro protagonista, al entrar en contacto con el bajo mundo de narcotraficantes violentos, pandilleros rabiosos y drogadictos desquiciados se vuelve poco a poco más oscuro y sombrío, por lo tanto se convierte en el antagonista de la serie y en la quinta esencia del mal.

La serie, por su frenesí y por su ímpetu de ponernos en tensión, nos recuerda que las malas decisiones del pasado nos llevan a cometer actos en el presente que nos pueden traer malas consecuencias, Jesse y Walter se encuentran en esa situación, se convierten en dos modernos forajidos que viven al margen de la ley y son esclavos de sus circunstancias y de las malas decisiones que tomaron, White por vender su parte de la actual prolífica empresa de químicos que lleva su antiguo socio y amigo y rechazar toda ayuda de éste, y Pinkman por alejarse de los buenos hábitos y de la vida cómoda que le ofrecía su familia, esclavos también de su amoralidad y de su escaso apego a las leyes establecidas, sin creencias de ningún tipo, sin ética propia, sin leyes, todo vale y nada los detiene. Cada vez que dan un paso lo hacen en falso para acercarse aún más al abismo, pero tampoco hacen mucho por salir del circulo oscuro en el que están. Su relación es compleja, se necesitan el uno al otro, tanto como se necesitaban el Quijote y su escudero Sancho. En Breaking Bad ocurre que por momentos es Pinkman el que se vuelve oscuro y avaricioso al igual que su socio, pero en otras circunstancias se vuelve cauto y prudente en contrapeso con su ambiguo socio, son incompatibles y se odian a morir pero se necesitan y lo saben, y por eso se protegen. Enfrentados no sólo a sí mismos y a sus propios demonios, se enfrentan también a un ambiente violento carente de sensibilidad, sin nada a lo que atenerse los personajes que los rodean son tan amorales como ellos mismos, sólo que esos personajes conocen bien el medio mientras que nuestros protagonistas son novicios. Éstos se ven inmersos en un mundo de completa perversidad que daña la psique de cada uno de ellos de manera irreversible, pero curiosamente mientras que la personalidad del en principio correcto White se va oscureciendo, la de Pinkman se va realzando y definiendo. Quizás sea la relación entre dos personajes más interesante que haya dado el Séptimo Arte.
Pero además de todo este análisis distingo un significado más profundo en la serie: para mí el desarrollo de la oscura trama indica que ha habido una gran transformación en el estilo de vida estadounidense, ya no existe el idealismo de décadas anteriores donde se quería transmitir los valores tradicionales de la familia el trabajo o el deber o conceptos como el amor, la convivencia, el vecindario o la amistad, el país se ha transformado y el sueño americano se ha hundido, la violencia, la deshumanización y las drogas están a la orden del día, y la vida del protagonista es un paralelismo del país que ha sufrido un gran cambio que se podría definir perfectamente como decadencia.
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CitizenCorleone
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9
15 de septiembre de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decía uno de los miembros del Silent Team, creadores de la aterradora saga japonesa de videojuegos SIlent Hill, máximo exponente del Survivol Horror, que para agitar el corazón humano y estremecer al espectador había que pensar profundamente en sexo y muerte, premisas básicas del terror psicológico, condiciones que cumple a la perfección La escalera de Jacob, inspiradora a su vez en gran parte del juego mencionado. La película cuenta el descenso personal de un ex combatiente de Vietnam al infierno. Su tranquila vida cotidiana se ve alterada cuando empieza a sufrir alucinaciones en forma de miedos y traumas pasados que aparecen como figuras deshumanizadas y casi abstractas.

Aquí todo ocurre de manera muy sutil en la mente del protagonista, nada es lo que parece y nada se da por hecho, aquí se juega con el espectador, todo es confuso, a lo largo del desarrollo de la historia nada queda claro, al contrario, cada vez hay más preguntas sin responder acerca del verdadero significado de la historia, de dónde está la línea que marca el límite entre lo que es real o lo que es ficticio, de que es lo que está ocurriendo realmente, si es a causa de una imaginación o de la mala interpretación personal acerca de los sucesos o por el contrario realmente está siendo perseguido por seres paranormales o peor aún, reales, cada secuencia y casi cada toma tienen un significado específico acerca de la mente del protagonista y de su historia, están llenas de simbolismo acerca de los miedos y obsesiones humanas y realmente merece la pena detenerse a analizarlas. Todo es tan sutil y elegante que lo que pienso al ver una escena aterradora es: “No sé qué he visto, solo sé que es aterrador pero quiero volver a verlo”. Al igual que Nueva Orleans hace de escenario perfecto como telón de fondo para la película “El corazón del Angel” con todo su trasfondo de superstición y magia, Nueva York tiene la esencia perfecta para crear un ambiente opresivo y una atmosfera irreal y además de servir como metáfora de la mugre humana y de la locura del protagonista donde le acompañan personajes que a veces rayan lo onírico. La actuación de Tim Robbins está magistralmente interpretada, no sé cómo actuaciones así pasan tan inadvertidas, con su sonrisa transparente y sincera que contrasta con su mirada enigmática y que refleja la paranoia total, resulta simplemente perfecta para el exigente papel protagonista.

No es necesario destripar el argumento, pero en definitiva si usted quiere una experiencia inmersiva en una historia brillante y acompañar al protagonista a lo más profundo de la psique humana, esta es su película, si es de los que el miedo les acompaña a la cama al apagar el televisor, entonces sin duda no debería empezar a verla, pero si por el contrario usted es del escaso tipo de personas que sí que le gusta llevarse esa bella sensación al cerrar los ojos, esta es sin duda la mejor obra que le puede acompañar a usted bajo la aparente protección de las sábanas. Al estar inspirada en una historia real es bueno recordar lo que sugería uno de sus protagonistas, en cuanto a que los portadores del mal residentes en la Tierra quizás nos intentaran salvar de la misma. Nada tan cierto puesto que el Infierno está en la Tierra.
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CitizenCorleone
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La historia del cine: Una odisea (Serie de TV)
SerieDocumental
Reino Unido2011
8,2
3.613
Documental, Intervenciones de: Aleksandr Sokúrov, Norman Lloyd, Lars von Trier, Paul Schrader ...
7
4 de abril de 2016
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La serie documental producida, escrita y narrada por el crítico norirlandés Mark Cousins es un proyecto ambicioso a medio camino entre lo didáctico y lo dogmático, porque Cousins por una parte enseña al espectador a valorar al Séptimo Arte en todo su esplendor, pero por otra pretende reescribir la historia del cine dejando de lado su propia tradición histórica. En este intento de revisión cinematográfica el autor intenta que el espectador lo acompañe a su personal perspectiva, y si queremos acompañarle compartamos o no esta visión, es interesante entender las tres premisas básicas de la obra documental, las cuales son:

1. Enfrentar el “verdadero cine clásico” con el “cine romántico” como él lo llama.
2. Hacer del cine un fenómeno global que abarca los cinco continentes y no solo a las grandes producciones.
3. Difundir el concepto de que la innovación y la pasión y no el dinero o el espectáculo son lo que ha movido al cine.

El proyecto comprende desde los origines mudos hasta la época digital y dejará abierta una pregunta muy interesante al espectador sobre cuál será el futuro del cine. Los primeros capítulos asistiremos a los comienzos del celuloide de una manera apasionante, no sólo recorreremos las obras principales de diferentes etapas, sino que seremos invitados a aprender las técnicas más sutiles de este arte plástico. En la obra comprenderemos los contextos históricos y artísticos que dieron lugar a estilos como el Expresionismo Alemán, el Cine Negro, el Neorrealismo Italiano o la Nouvelle Vague para luego desgranar su significado plano a plano y toma a toma, conoceremos historias personales de los grandes maestros y pequeñas y grandes anécdotas de las grandes estrellas y haremos un recorrido apasionante por el cine de los cinco continentes.
Tanto es así que se agradece el intento constante de desmarcarse de las grandes producciones para hacer un repaso por el “World Cinema” como por el cine de Mali, de la India o de Egipto, o incluso por la tan desconocida etapa muda de China, además de por géneros a menudo olvidados como el de las artes marciales, pero como contrapunto descompensa la obra dejándola incompleta al olvidarse escandalosamente y casi por completo del cine de habla hispana, apenas mención de unas pocas obras españolas y prácticamente nada de la época dorada del cine argentino o mexicano de los años 50 y 60 que tantas grandes películas, icónicas escenas y mediáticas estrellas dio a conocer. Son sólo trece capítulos y no da tiempo de todo, cierto, pero dejar de lado una región cinematográfica tan rica en historia como cualquier otra cuando ha acertado de pleno al mostrarnos otros cines “rebeldes” es un fallo imperdonable..

Cousins peca de algunos vicios y de algunos errores, ya no es solo que su monótona voz en versión original se haga más tediosa de ver sino que entra en algunas contradicciones. No es partidario del cine “romántico” pero no duda en aprovechar la intervención de Stanley Donen, director de Cantando bajo la lluvia, para beneficio de la propia obra documental. Hace un repaso exhaustivo por films que rozan la mediocridad como Starship Troopers o La mujer sin cabeza para pasar de largo o ni siquiera nombrar algunas de las joyas que elevaron al cine a la categoría de Arte como El Padrino, Doce hombres sin piedad, El crepúsculo de los Dioses o Barry Lyndon por poner sólo unos pocos ejemplos. Comparto su visión descentralizadora del cine, y seguro que Amitabh Bachechan tiene grandes dotes de actor y en su país es conocido por millones de espectadores, ¿pero llamarlo el actor más famoso del mundo es acertado? Además, valorar la filmografía de un maestro como Yasujiro Ozu tan poco conocido en occidente por las nuevas generaciones demuestra sabiduría cinematográfica, pero una vez más afirmar en lugar de sugerir que uno de sus filmes es probablemente el mejor rodado en la historia no sólo es presuntuoso y totalmente subjetivo sino que además es oportunista porque aprovecha otra vez la participación de la actriz protagonista para quizás darse más magnificencia a sí mismo y a la obra documental. O al menos eso es lo que parece. En definitiva Cousins acierta en enseñarnos a apreciar y no sólo a mirar un film pero yerra en su intento de reescribir la historia, y aunque no lo hace de manera arrogante o prepotente sí que sus opiniones distan de ser objetivas. La obra es un proyecto ambicioso que cumple y que podría haber sido una fuente documental definitiva para los cinéfilos, pero como he dicho, no se puede reescribir la historia del cine olvidando su propia historia.
CitizenCorleone
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10
8 de marzo de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este grandioso film no sólo se ha convertido en un referente de los dramas judiciales y del cine de habilidades sociales sino en una obra maestra universal de esas que han logrado elevar el cine a la categoría de Arte con mayúsculas. Rodado en tan solo en veinte días por Sidney Lumet a petición de Henry Fonda -el cual se había inspirado en la versión para la televisión emitida por la CBS- se convirtió en un clásico de manera instantánea que definiría a la perfección como se debe hacer el buen cine y en el ejemplo a seguir de toda persona que fantasee con ser un héroe solitario que defienda una causa perdida.

El film esta rodado casi por completo en el interior de una habitación donde el jurado sale a deliberar, pero no aburre el escenario único, gracias a unos encuadres cercanos y contrapicados de primeros planos que parecen salirse de la pantalla y acercarse más al espectador, combinados con otros más elevados cuando se hace un encuadre general, al magnífico uso del blanco y negro, a los memorables discursos y a la atmosfera opresiva a causa del calor que viven los personajes en el interior donde todo se va caldeando a medida que transcurre la historia, el film se vuelve intenso y a veces visceral.

El protagonista es el jurado número ocho, interpretado por un tranquilo y honesto Fonda al que el papel le viene perfecto, el cual tiene como objetivo convencer a uno por uno de los once miembros restantes de que el joven menor de edad al que se le ha acusado del asesinato de su padre es inocente. El joven corre el peligro de ser llevado a la silla eléctrica y todas las pruebas apuntan en su contra de una manera demasiado evidente. En su empeño por encontrar la verdad y defender los valores de la democracia en los que cree de manera sincera, el protagonista a pesar de tener todo en su contra y no creer la versión de los testigos al encontrar demasiadas incongruencias decide hacer el papel de abogado y se enfrenta a una serie de prejuicios sociales y étnicos, hipocresía moral, e intolerancias, tarea que parece bastante imposible. Algunos de los testigos, ya sea por vivencias propias donde el odio ha estado presente, el egoísmo, la impaciencia o incluso algunas veces por convicción propia, conjuran en contra del héroe de la cinta con argumentos poco convincentes en la mayoría de las ocasiones, pero la sensatez y el sentido común unido a la lógica y al uso de una razón, hacen que esos argumentos se derrumben por sí mismos. Los once jurados sin piedad no creen a un pobre muchacho por ser de un ghetto, pero si creen en los testigos de su misma condición, por su avanzada edad no creen en un viejo miembro del jurado pero si le dan credibilidad a un testigo de igual edad a la hora de condenar al muchacho, saben que la justicia no es una ciencia exacta pero aun así no dan margen de error a testigos que parecen contradecirse a menudo. A medida que se va desarrollando el argumento y se van presentando pruebas y hechos, quedaran abiertas tantas preguntas como son respondidas: ¿Qué podría pasarle a un inocente si el juicio corre a cargo de un abogado de oficio que no quiere llevar el caso? ¿Qué valor tiene la justicia si la vida de un muchacho está en manos de personas intolerantes, prejuiciosas y poco dadas al diálogo y al entendimiento?

En definitiva esta cinta usando dialéctica pura desmonta toda esa serie de paradojas que se dan en la sociedad y en los sistemas democráticos, por lo que a pesar de haberse filmado en 1957 el tema de trasfondo está más actual que nunca y podría ser un ejemplo a seguir en el uso no solo de la iniciativa personal por luchar en lo que creemos, sino por su uso de la lógica y la razón.
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CitizenCorleone
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