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España España · Madrid
Críticas de Nexus5
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Críticas 8
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
4
28 de abril de 2018
45 de 80 usuarios han encontrado esta crítica útil
La genialidad maestra de Marvel Studios ha sido desarrollar un nuevo formato cinematográfico, partiendo de su gran experiencia pasada en el género, donde aquí se culmina de forma novedosa.

El éxito de esta película se debe a la casi aniquilación total de la trama en favor de un documental de escenas encadenadas de interesantes efectos especiales, donde al socaire del acontecimiento puntual se cristaliza la propia fisicidad visual, mitománica y psicológica del deseo estético de ver de forma plástica nuestras propias fantasías inconscientes.

Es decir, los efectos especiales sirven de escape mítico y psicológico al modelo vital rutinario del espectador, donde más que el entretenimiento se busca el punto de fuga a la disipación de una sociedad aletargada y conformista por un buenísimo confuso. No se pretende entretener, pues sin apenas argumento lo que se obtiene es fuga y disipación y esto de alguna manera también tiene su valor.

Lo magistral reside en haber creado un producto novedoso de trama epidérmica que no molesta a nadie porque no profundiza en conflictos psíquicos profundos y por tanto no se puede construir un armazón de debate a su alrededor, dado que el mínimo que se le ha exigido es una grandiosa producción factórica. La forma fagocita la enjundia y por tanto no puede ser juzgada por su propia irrelevancia contextual.

El deseo de ser uno mismo un superhéroe en iniciar el viaje mítico con él, donde la función dramática de vivir por un rato en su piel y experiencia podría haber sido más significante, queda aquí exigua ante la débil y ligera catarsis del conjunto y resultado final, sustituyendo lo que podría haber sido una experiencia completa por un ejercicio de puerilidad sensorial.

La clave del producto es la disolución delirante del yo, que sostiene la imposibilidad del auto conocimiento, y niega la existencia y el valor de todas las cosas, que es la base del pensamiento nihilista, un ejercicio de cierta vacuidad y relativismo existencial.

Es pues una película de gran éxito y satisfacción porque está perfectamente amoldada a las expectativas de la sociedad actual generalizada en el perfil bajo de autocrítica y pensamiento propio, donde lo magistral reside en la magnífica elaboración de la conexión nihilista con su propio público, que es realmente muy amplio.
Nexus5
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9
16 de mayo de 2015
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Abrochense los cinturones, el orfebre audiovisual George Miller se erige como un gigante cíclope y se sube con su potente ojo panorámico a un vehículo gigantiásico de pinchos con ruedas descomunales y nos da un garbeo centrífugo a match 3 propulsado por fusión en un planeta extraterrestre en el que cambia la gravedad.

Se aprecia contundentemente como el potente universo creativo de Miller puede ser excelentemente expresado a través de un buen presupuesto, donde se usa cada dólar australiano de manera óptima y respetuosa. Este nuevo enfoque austral se percibe realizado con preciosismo y esfuerzo, a la vez que su acento siempre novedoso de antípoda refresca intensamente, lo que hace ponerse por delante de las cintas Blockbusters de Hollywood, mucho más perezosas y ñoñas.

Visualmente, no hay palabras para describir lo que se llega a ver, la magistralidad operativa ofrece un precioso descubrimiento creativo lleno de hallazgos visuales y serendipias que provocan un zootropo catártico en proporciones Imax de secuencias cuánticas.

El alucinante sonido que envuelve la cinta (es de Oscar a mi entender) es una obra teatral auditiva paralela, donde los vehículos tienen sus propios diálogos y discurren durante mucho tiempo, siendo como un Hamlet construido con rugidos de motores con todos sus personajes llenos de mecanismos.

El espectáculo y catarsis intrínseca de esta cinta se fundamenta en visualizar un guión escueto de manera provocadora sobre la “psicosis social” de la civilización. Toda la estructura narrativa está sumergida en un denso y polvoriento vaho de neurosis en fondo y forma. El despegue de esta cualidad se basa en que solo hay “Ello” freudiano (bajos instintos), no hay “SuperYo” (la moral arcaica) y casi inexiste el “Yo” (la lucha entre ambos), y de esta forma es como el ser humano es expuesto, explorando esa veta de la psicosis y sociopatía que todos tenemos materializada con una fisicidad magistral. Digamos que conecta directamente con la psiquis del espectador en su placer inconsciente inconfesable.

Puede que este producto quizá no esté desarrollado al 110% en cuanto a guión superlativo de grandes hazañas de la historia fílmica pero contiene los elementos necesarios para empaquetar un resultado totalmente satisfactorio más si cabe en este tipo de géneros, que lo es sin duda en mayúsculas.
Nexus5
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3
11 de mayo de 2015
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No daremos cuenta, que esto no es un largometraje con estructura dramática al uso, en un video-clip-trailer de 141 minutos. Estructura que no solo no se esconde de esto, sino que se jacta de serlo incluso se ríe de si misma. Es un molde de barro que no está fabricado por un alfarero sino por un polígono industrial hipertrofiado, donde la preciosa vasija carece de preciosismo y de arte porque no lo necesita. El orfebre es aquí un reloj cuántico de nanorobots fabricando más robots o "ultrones".

La audiencia pediría seguramente, según los estudios de mercado, velocidad, simplismo, efimería, pirotécnica, misticismo, plasticismo, y socarronería de alta inversión . Esto es “Los Vengadores”. No importa nada, solo la brutal maquinaria de producción y marketing millonario entronizada dentro de un globo de titanio que se hincha e hincha y explota, saltando en pedazos pesados trozos de mecanismos que golpean nuestros globos oculares inyectados por la velocidad del carrusel cinético a 500 por hora. La forma lo es todo y el fondo se metamorfosea en forma de nuevo. A tal magnitud llega la maquinaria que incluso el carísimo metraje de efectos digitales está proyectado a cámara rápida, vaciando por segundos los 250 millones de dólares de presupuesto a velocidad ultrasónica. Es como beberse un vino de 250 años en un vaso de plástico de litro con cola light y hielo de un trago: un calimocho espectacular pero totalmente asíncrono de sentido.

Una de las medidas que se pueden tomar para obtener la calidad de un producto audiovisual es la “Curva de Mérito”, que en sus 2 ejes (X e Y) se meten factores como “esfuerzo<>tiempo” o “coste<>calidad”. Aquí se nos da la cúspide del gráfico donde por más dinero/esfuerzo invertido en el producto no puede haber más calidad. ¿Cuál hubiera sido el justiprecio para obtener lo mismo?. Viendo las críticas profesionales llego a sospechar que, entre tantos millones expulsados, han tenido que ser sobornadas en algún punto, pues es difícil valorar semejante espectáculo “sui generis”.

¿Cómo puede existir una crítica negativa si todo cumple su función y todos están contentos?
Pues efectivamente el problema está en olvidar el postulado aristotélico de la "catarsis”. Si no hay catarsis ¿como puede haber obra?. Lo que podemos hacer es convertir el templo visual (la sala de cine) en una sala experimental de pasatiempos; solo tendremos que cambiarle el nombre en este caso al séptimo arte, a este nuevo concepto de vacuidad de alto intercambio comercial y productivismo.
Nexus5
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7
22 de junio de 2014
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El nominado al Oscar Hossein Amini como guionista en "Las Alas de la Paloma (1997)" (y ahora se pone a la Dirección novel) se acerca bastante a lo que es hacer magia cinematográfica. Esto es extraer la esencia del elixir purgado, diferencial pero aditivo, entre textura, color, vestuario, encuadre, script, acting, música y movimiento cinético del proyecto cinematográfico. Es lo que de manera esotérica construye la química orgánica del "Kineloide" (la cinta en movimiento), que no es ni más ni menos que el alma propia de esta disertación visual (y el porqué más interesante de ir al cine).

Esta adaptación de la novela de Patricia Highsmith (tb escribió "El Talento de Mr. Ripley" entre otras) no es una obra maestra de cine clásico actual, ni tampoco su ambrosía es de Dios del Olimpo (aunque si tiene algo de enteógeno psicotrópico), más bien se entretiene en convenciones ya inventadas que son agradables y efectivas (funcionan). El resultado se acerca a algo óptimo porque parece que el Director maneja bien el conocimiento de la génesis del cine y lo que en realidad significa (usa también artefactos oníricos como los gatos, los laberintos, los efectos atmosféricos o el propio traje de Viggo, blanco roto de textura lienzo a juego con el sombrero de ala que neutraliza la pantalla). Se consigue uniformar los elementos que exprime bien hasta aparecer esa atmósfera vaporosa y atractiva que envuelve en cierta manera, a la par que sostiene el interés por la interpretación de los actores, soportado en un metraje estructurado y de duración equilibrada (menos es más, en este caso 1:36 min.).

Esta dirección clasicista viene intercalada con apropiada actualidad en el manejo de la cámara donde se usan (no siempre por fortuna) los archi-repetidos "cámara en mano" pero aquí con elegancia y oportunidad, con sentido estético y sintético. También utiliza el encuadre estrecho (planos cercanos de manera habitual) y poca profundidad de campo lo que hace que aumente el espacio visual (muchos directores reputados piensan lo contrario y se equivocan por cierto), y esto es típico del cine de poco presupuesto, pero que también se puede y se debería usar en proyectos de gran formato, dado que esta particularidad permite crear la sensación de atmósfera que esta película ha conseguido. Igualmente esto se combina con planos largos cuando son necesarios y todo el conjunto respira adecuadamente.

Esta cinta de pretendido estilo "film noir" (lo que ahora se define como "Neo Noir" por la técnica moderna que se usa a día de hoy), establece una agradable paradoja al ser filmada en digital con la Arri Alexa Plus 4:3, que usa el fotograma cuadrado para llenarlo con mayor calidad (rodaje con lentes anamórficas), como se hacía antaño en celuloide, y de alguna manera queda por ello también clásico en el proceso, aunque se trate de código binario post-moderno (el etalonaje digital hace el resto). Y es que este símil de pseudo-clásico se ve nutrido y fresco por la doble nacionalidad Iraní-Británica del Director o por cosas como la música, a cargo del reputado Español Alberto Iglesias, o el ecléctico reparto multinacional. La variación de razas suele enriquecer el gen, sobre todo cuando se organizan en un formato común y concreto con un vector director (recordemos que este largo está clasificado como género "Thriller", que es algo muy concreto y marca de por si el ritmo específico.)

Además, a nivel de guión (esto se le ha pasado a mucha gente) lo que relata esta película está vinculado al relato mitológico del "Minotauro", donde Mortensen es el propio híbrido bestia-hombre, Dunst es Ariadna e Isaac es Teseo. Ariadna se enamora de Teseo y éste finalmente acaba con el Minotauro. Recordemos que la película se desarrolla en Creta y el detonante de la acción es en la cuidad de Cnosos, donde además se visualizan laberintos y se habla de esta propia mitología. Todo ello es recogido tanto en la película como en el mito griego. De esta manera tenemos dos elementos simbólicos (estética formal y guión) que hacen retroceder al menos de manera inconsciente a ciertos atisbos clásicos lo que produce un buen efecto sinérgico.

Es por ello un producto interesante, más aún en los tiempos que corren, donde fácilmente se olvida que lo novedoso de una historia no es "qué" se cuenta sino "cómo", desde hace ya milenios.
Nexus5
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2
30 de enero de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hércules: El Origen de la Leyenda es sin duda la peor producción USA del 2014 y una de las peores de los últimos tiempos. Es tan desafortunada, que el insulto al espectador comienza por el propio título. Pues si señores, se puede hacer algo peor que el remake de Conan o que la anodina Solomon Kane.

Confundir "Leyenda" con "Mitología" no es más que el primer pecado temático de un engaño en ciernes que tragamos en primera instancia en pos de conocer la instrumentación de como va a ser la premisa, así como del aderezo visual. Pero el perdón no puede llegar, pues no se trata de que un Americano no sepa de Mitología Europea y lo justifiquemos por contener otro valores como el entretenimiento (Hércules como Superhéroe mamporreando?) , es que todo se viene abajo en un onanismo casi malintencionado.

La "Mitología" ("mitos"=discurso)es un relato que se ocupa de los dioses vinculado a una cultura o religión que cumple una función representativa con una serie de valores que comparten una tradición (tiene una utilidad muy específica).
La "Leyenda" ("legere"=leer, escoger) es una narración que se ocupa de los hombres con elementos más o menos imaginativos que pretende pasar por verdadera o fundada en la verdad.

¿Nos están proponiendo ya en el Título que Hércules no es Mitología sino una burda Leyenda? A esto se le llama "bajar 10 peldaños" conceptual y formalmente. Este título ocupa una violación confusa mercantilista que solo podría ser vengada con una producción preciosista. Desafortunadamente nunca llegará.

El desconocimiento global por parte de estos guionistas sobre como desarrollar un guión (Género, Trama, Tema, Estructura y Personajes) se torna sorprendente en la visualización y suicida en su ejecución para una producción de 60 millones de dólares. Es asombroso, más que la pobreza de lo que sería un primer borrador al que hacerle docenas de correcciones, como se han atrevido a producir semejante bodrio. Desde luego valor no les ha faltado, quizá haya sido un desconocimiento que bordea lo macabro (veremos si recuperan la inversión).

Por si fuera poco el lamentable story-telling, las huecas y acartonadas interpretaciones culminan la desazón y aburrimiento de una letánica cinta que no pretende ni tener pretensiones.

A nivel orgánico, pasamos de la copia desleída de rodaje de otros films como 300 o Gladiator a la grandilocuencia argumental de Troya o Inmortals, con tan poca fuerza que si fuera un conjunto de gags al menos podríamos habernos reído. La copia llega incluso a la vergüenza ajena, donde se intenta plagiar malamente el etalonaje singular de estas otras cintas, así como las coreografías o incluso el vestuario, sin gracia y sin estímulo. Es como cenar puré de patatas con ácido de batería en un mismo plato. El abuso de las escenas a cámara lenta, rodadas seguramente con la típica cámara Phantom de alta velocidad (3.000 fotogramas por segundo) no hace sino desgraciar la estética ya manida vaciando del todo el efecto-fashion que este concept tuvo una vez y que ahora dará miedo usar de nuevo después de semejante atracón hiperglucémico. Lo mismo que pasó con el "Bullet-Time" de Matrix, a ver quien es el guapo que se atreve a usarlo ahora, "una vez más".

En resumen, esta filigrana malversada no la compraré después ni en DVD, pues todo ello arroja una vacuidad tonal integral exasperante que encima está pasada de moda en todos sus ejes. Una burla a todas luces que no llega ni a enfadar al espectador por la tristeza que puede dar el pensar el ligero esfuerzo dedicado que haya podido costar hacer semejante producción.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Nexus5
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