Cena en América es una de las historias de amor sin complejos más bonitas que he visto últimamente. Una historia de amor encubierta por actitudes punkis, maltrato hacia el inferior, jerarquías familiares, muchos tacos (palabrotas, no los de comer) y algún que otro puñetazo.

La vida destructiva y (auto)destructiva del protagonista es hipnotizante, y si bien es cierto que al principio cuesta acostumbrarse a esa violencia explícita -e implícita-, el transcurso de la película hace que al final te encariñes de este chaval incomprendido.

Creo que Cena en América trata de 3 temas que hacen que la película explote (en el buen sentido): el cinismo de la sociedad (en este caso la americana), la venganza y el amor que no atiende a corsés sociales.

El punk mola, Cena en América también, el tema que han compuesto para la película más de lo mismo. Y sin ánimo de crear spoiler, tiene una de las escenas más emocionantes, de adoración hacia otra persona y de sentimiento puro que he podido ver en el cine independiente de un tiempo a esta parte (aún la tengo metida en la cabeza).