«La filosofía no es un saber exacto, pero es un saber riguroso». Esta es una de las frases que me dijo a mí y a toda la clase uno de los mejores profesores que tuve durante todo el Grado en Filosofía. Corría el año 2016. Esa frase se me grabó a fuego y aún ahora, 5 años más tarde, la tengo como un principio por el que regirme cuando hago cualquier ejercicio intelectual. ¡Qué acertado estaba mi profesor! Puede que la filosofía no ofrezca verdades exactas recogidas en fórmulas matemáticas y leyes precisas, pero ello no quiere decir que todo valga a la hora de hacer filosofía. Cuando pensamos debemos intentar mantener un rigor al proceder: debemos aclarar los conceptos con los que trabajemos, debemos revisar las investigaciones previas de otros autores para ver si los problemas que estamos tratando ya han sido respondidos, debemos seguir reglas lógicas en nuestro razonamiento, etc. En resumen: no podemos proceder de cualquier manera, pues si lo hacemos lo más probable es que caigamos en la charlatanería barata. Y eso es precisamente lo que ha hecho esta serie.

¿Les ha parecido que las largas especulaciones "filosóficas" de los capítulos de "The Midnight Gospel" son aburridas, insustanciales e innecesariamente largas? Si se lo ha parecido, es porque realmente lo son. Desgraciadamente, en esta serie no se hace filosofía rigurosa en ningún momento, sino simplemente charlatanería barata y vacía. De hecho, a poco que investiguemos nos encontraremos con que los invitados de cada capítulo no tienen ningún tipo de formación filosófica académica. Son más bien gurús espirituales, zafios charlatanes que comienzan a hablar sobre grandes temas (como la muerte, las drogas o el amor) y que dan vueltas y vueltas sobre ellos sin llegar en ningún momento a ninguna conclusión mínimamente interesante. No da la sensación de que los autores de la serie hayan consultado fuentes filosóficas de ningún tipo. No creo que hayan leído siquiera un artículo de la SEP (Stanford Encyclopedia of Philosophy), ni mucho menos a los clásicos o algún manual moderno de Routledge

Esta es mi primera crítica. Me he registrado en la página sólo para criticar a esta serie. Y es que no podía quedarme callado mientras a «The Midnight Gospel» se le pone la etiqueta de «filosófica». No lo es, ni en broma. En filosofía las ideas son mucho más interesantes, del estilo de las que se usan en un buen capítulo de «Black Mirror» o de «The Twilight Zone». «The Midnight Gospel» es charlatanería barata, y no filosofía. No se dejen engañar y busquen siempre el rigor.

Escribo esto al mismo tiempo que en España la asignatura de filosofía está perdiendo cada vez más la ya poca importancia con la que contaba en los currículos escolares de los diversos cursos. Aún siendo consciente de que esto es un tremendo varapalo a nivel laboral para quienes hemos dedicado nuestra época universitaria a versarnos en dicha disciplina, tengo que decir, sin embargo, lo siguiente: ¡es que es normal! Seamos realistas. La ciencia ha ido comiendo terreno a la filosofía hasta que hemos llegado al punto donde a ésta última sólo le quedan, según considero, 3 campos de estudio en los que tiene algo que decir: la ética, el estudio de la mente y el arte. Todo lo demás (el cosmos, los terremotos, las enfermedades, la nutrición, la construcción de estructuras, el intercambio de energía entre cuerpos, etc.) es capaz de explicarlo la ciencia por ella solita. Y si ella no es capaz de resolver un interrogante, me temo que éste quedará como un misterio.

¿A dónde quiero llegar con todo esto? Simplemente quiero sacar mi vena quejica para denunciar el intrusismo laboral que los filósofos sufrimos por parte de los artistas. «¿Qué es el amor?», preguntan en el corto de Mielgo. Pues, señoras y señores, para responder a esto basta con ir, primero, a un diccionario estándar del idioma y después, en caso de quedar inconformes con lo que nos digan, acudir a un diccionario de filosofía y leer lo que allí aparezca. En ambos casos van a estar registrados todos los usos que hacemos de la palabra 'amor'. Cualquier significado que la palabra tenga no puede ir más allá de su uso. Por ejemplo, nadie la usa para designar a las patatas, y por lo tanto la palabra 'amor' no puede significar patata. En este caso, además, la cuestión parece bien sencilla, puesto que nos estamos limitando solamente al amor interpersonal resultado del deseo que dos personas tienen entre sí (el clásico «eros», vamos). Así, para responder al pedante gafapasta del bar (que parece ser quien dirige el sentido del corto, si es que lo hay), nos bastaría con citar a la RAE. ¿Qué es el amor? Pues sencillamente es un «sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser».

Cosa muy distinta es querer vivir en nuestra piel el hecho de amar a alguien, o mejor aún, el hecho de que alguien nos ame. Ahí es donde el cine si que juega un papel importante al permitir que nos sumerjamos en historias que, en cierta manera, sentimos como si fuésemos nosotros quienes las experimentamos, o quizás incluso disfrutamos de forma voyerista. Pero, si se trata de buscar una simple definición, me temo que un corto no debería durar más de 15 segundos, en lugar de los eternos 15 minutos con los que cuenta. Señores artistas, dejen por favor a un lado el intrusismo laboral. No intenten dar definiciones. Ofrézcannos experiencias o buenos argumentos y buenas historias con una potente narrativa detrás. Dejen las definiciones para quienes estudiamos los usos de las palabras o los conceptos asociados a éstas.