Seguramente, todo el mundo al ver este film hemos sentido que compartiamos, con las dos protagonistas, el alivio de sentir que Louise (Susan Sarandon), hacía justicia ante abusos de poder flagrantes, como la marginación que sufren, constantemente, en muchos detalles de la vida cotidiana, por parte del resto de la gente, en este caso de hombres.
Pero, como ficción está muy bien pero, la realidad es que nadie en este planeta se puede erigir en defensor y justiciero a ultranza, de todas las cosas que van hechas con mala fe. El mundo no es, ni fue, ni será perfecto. Todo es según el color del cristal con el que se mire. El personaje del policía que interpreta Harvey Keatel, es el contrapunto a la espiral de auto-destrucción en la que se embarcan Thelma y Louise. Queda muy bien pensar que, el policía hace lo correcto y, que por otra parte, ellas dos, están locas. Pero, nada es ni blanco ni negro, todo son matices. Por eso, para no caer en los arquetipos típicos, el director Ridley Scott podía haber dado más juego al personaje fugaz del joven Brad Pitt. Porque, si algo podía haber evitado el trágico final, es que se dejaran llevar por él, un ladronzuelo de poca monta. Pero, cuando las cosas van mal si, encima... uno se obceca en ver, sólo, a través de un túnel muy estrecho sin ampliar los horizontes, pues, entonces ¡apaga y vámonos!.

Por eso, podríamos decir que esta película tiene un arranque muy bueno, pero que, finalmente, debido a la tentación de dejarse llevar el director por los suculentos resultados de la comercialidad, cae en el error de ser una americanada más que, tiene un final que nos hace emocionarnos y, romper una lanza en favor de los ideales que, de guiarnos las personas por el corazón, ... serían los hilos que moverían el mundo.

Dejando aparte de que es una americanada, tiene sustento, dentro de lo que cabe porque tiene dosis de dramatismo puestas acertadamente, de forma progresiva. Se le podrían poner más escenas de humor, pero... para eso están otras películas como “Yo, yo mismo e Irene” del histriónico Jim Carrey, que abordan problemáticas totalmente serias, pero en clave de humor.

Tanto Susan Sarandon como Geena Davis están a la altura, y la segunda borda el papel pues, encarna al ideal de chica del que facilmente, nos enamoraríamos todos, pero que empieza un estilo de vida que le viene grande. Así que, el único personaje, de todos los que aparecen, que sale bien parado, es el del aventurero que encarna Brad Pitt.

En definitiva, una película que no aporta nada novedoso pero, que plantea muchas visiones controvertidas que pueden, dar lugar a un interesante debate. La fotografía y la música contribuyen a crear la atmósfera de que, nos creamos, inconscientemente, que estamos viendo una fábula con una moraleja.

Y lo realmente sorprendente es que sí, se puede extraer una valiosa moraleja que, siendo sinceros, no quedaría muy alejada de las que transmiten películas como “Bailando con lobos”, “El último samurai”, “Los últimos guerreros” con Tom Berenger, o otras famosas del cine americano, que es ideal para esta forma de presentar las películas.