Mal documental en que se acusa a un personaje público muerto hace años de delitos de los que fue absuelto en varias ocasiones y de los que actualmente no puede defenderse, obviamente. Robson, Safechuck y el director de semejante farsa crean un ambiente de película de terror para ocultar sus verdaderas intenciones, hacerse ricos a costa de la imagen público de una estrella de la música.
Las incoherencias son constantes, las falsedades son públicas y notorias, puesto que en números páginas web se confirman...
No vamos a hablar de la estación de tren que no existía en la época en que los acusadores argumentan que sucedieron los presuntos abusos, porque en sí mismo resulta patético por parte de los "acusadores".
No vamos a recordar que el FBI se gastó un millonada de dólares en intentar perseguir a Jackson y meterle en la cárcel, pero, sin embargo, todas las pruebas fueron absolutorias, incluso aquellas en las que se le fotografiaban los genitales y no coincidían con lo que decían los acusadores.
No podemos olvidar la posición de los inefables Robson y Safechuck tras la muerte del cantante, apoyándolo sin fisuras, y bailando sus coreografías.
¿Adultos violados por un cantante años atrás bailando en honor a su violador? Vaya, ¡qué extraño!
Estimados Wade Robson y James Safechuck, nadie que esté medianamente informado y que no sea un demagogo os puede creer. Sois basura informativa elevada a tragidocumental por los que solo buscan el dinero fácil.

La serie en principio es correcta, Después desciende a los infiernos del giliprogresismo y de lo políticamente correcto cuando uno de sus personajes, Aquiles, es interpretado por un actor negro. A esto hay que añadir que no faltan las escenas de supuesta homosexualidad que en sí no aportan nada a la historia, pero sí hacen sentir a aquel que visiona la serie como muy tolerante e inclusivo.