...no vayas a ver "Tesis sobre un homicidio". Que las comparaciones son odiosas resulta en este caso más cierto que nunca. Si "El secreto de sus ojos" se caracterizaba por diálogos brillantes e inteligentes, una trama trepidante con un final inesperado pero coherente y una sutil combinación de thriller, drama, comedia y romance, "Tesis sobre un homicidio" carece de todo esto. Diálogos intrascendentes y sin chispa, a veces camuflados por pedantería pseudo-jurídica, un guión aburrido que intenta enganchar al espectador, sin conseguirlo, con los clichés más manidos del género del suspense y un final que, si lo que pretende es dejar estupefacto al espectador, sí lo consigue, pero porque uno no concibe que algo así no vulnere ninguna ley para la protección del consumidor de servicios cinematográficos. Es como si Ricardo Darín y los productores de "El secreto de sus ojos" se hubieran colado en uno de esos telefilmes de psicópatas que tanto abundan durante la sobremesa. Que las comparaciones son (a veces) odiosas todos lo sabemos, pero resultan inevitables cuando la promoción de la película ha aprovechado sin miramientos el éxito de "El secreto de sus ojos" para engrosar la taquilla. Ni las palomitas me supieron igual...

El director Joe Wright pretende, con una puesta en escena presuntamente vanguardista y sin lugar a dudas pretenciosa, esconder las carencias interpretativas del reparto, encabezado por Keira Knightely (en el papel de Anna Karenina) y Aaron Taylor-Johnson (el conde Vronsky). La actuación de éstos está a la altura de las mejores interpretaciones de obras de teatro escolares, y deja al espectador con las constantes de ganar de cambiar su entrada por un DVD de las Anna Karenina de Greta Garbo, Vivien Leigh o Sophie Marceau. Sólo se salvan de la quema la labor de Jude Law, que busca dar un toque humano al frío personaje de Karenin originalmente ideado por Tolstoi, y un eficaz uso de efectos visuales deliberadamente preciosistas.