¿Piensas que ocho mil millones de chinos no pueden estar equivocados? Pues sí que pueden estar equivocados. ¿Crees que hay una siniestra confabulación entre los críticos profesionales para hundir a esta película? Pues no es así. Merece un vistazo pero poco más.
A mí me costó un cierto esfuerzo aguantar hasta el final. Incluso me pareció que Mario Casas no estaba dentro de su papel, como si le diera lo mismo.

Debería haber visto algo más de esta película antes de ponerme a escribir la crítica. Pero no puedo. Lo que he visto -acaso una hora- no me invita a seguir haciéndolo. Admito que las escenas que narran la niñez de los hermanos tienen cierto interés. Pero no van mucho más allá.

Uno de los problemas que encuentro durante el visionado de esta película es que no hay emoción donde debiera haberla. Nunca sabemos hacia dónde va. Es amable y se deja ver pero no tiene escenas memorables (ni siquiera la aventura en barca) porque siempre se queda a mitad de camino. El reencuentro de los hermanos es decepcionante. No hay tensión sino una placidez sin contrastes, zonas oscuras ni desarrollo de personajes (con la excepción de la figura del padre).

Lo más emocionante que he visto es cuando picaba una trucha. Más que río, es el lago de la vida.

La película se sostiene con dificultad. Empezando por la cabezonería en llamar experimento a lo que a todas luces no es más que una gamberrada de niños ricos, algo sofisticada.

El filme se pega un tiro en el pie al jugar a varias bandas, poco interesantes, mientras estamos esperando todo el tiempo la reacción del anciano. No aportan demasiado las escenas del juicio, que se intercalan sin venir a cuento. Tampoco resultan atractivos los encuentros y juergas adolescentes, a los que se dedica demasiado metraje. Es fácil que todo ello distraiga en exceso al espectador y lo aleje de la película.

De todo ello resulta un gazpacho que no invita a repetir. La película centra su atención en cuestiones rutinarias y banales que difícilmente suscitarán el interés del espectador medio.

Solo he visto los primeros cuarenta minutos. Creo que ya tengo suficiente. No me ofrece demasiado. Salvo la cuidada ambientación de época, no me da demasiados motivos para continuar.

Lo que he visto tiene un cierto aire teatral. Se fía demasiado al peso de los diálogos, presuntamente inquietantes, a veces en el límite de la extravagancia. Para mi gusto, se toma demasiado tiempo en el desarrollo de la acción y en la presentación del protagonista. La fascinación por este personaje central, tan enigmático y fuera de lugar, me dura poco. Enseguida me resulta indiferente. Supongo que a los creadores no les importa perder a espectadores como yo, que no soy consumidor habitual de series. El elemento fantástico, cuando aparece, me chirría mucho y me saca de la narración.

Posiblemente es mejor de lo que aquí sugiero pero está hecha para alguien más entregado y, sobre todo, con más paciencia.

Acabo de verla y me ha parecido excelente. Una historia con dobleces pero que nunca se rompe. Mezcla con habilidad drama y thriller. Personajes trabajados y actuaciones creíbles. Muy recomendable y muy cuidada en todos los aspectos.