Cuando se llega al cine a saborear un guion de los hermanos Coen, se sabe de antesala, que difícilmente se podrá alguien retirar de la silla sin el antojo maleducado de chuparse los dedos.

Una clara crítica a la doble moral:
A simple vista Suburbicon es un pueblo idílico, esbozado sobre el color pastel como si la vida estuviera enmarcada en un filtro de Instagram, la felicidad se desborda a cada segundo. Una verdadera aspiración, es decir, ¿Quién no quisiera vivir en Suburbicon? Pero en realidad sus habitantes están llenos de prejuicios convencionales y malas intenciones, un fiel retrato de la sociedad actual americana. Es una población que no tiene cabida para las personas que se vean o piensen diferente.

Con un impecable ambiente plasmado por el diseño de producción, la dirección de Clooney cumplió con las expectativas, sorteo con mucha versatilidad la difícil tarea de contar esta historia manteniendo el ritmo y el toque sarcástico humorístico.

Aunque el guion tiene la exquisitez de la pluma de los hermanos Coen, se queda corto en el propósito de generar una atmósfera de tensión entre los personajes. Pero la locura hilarante de esta comedia negra es un gran respiro de emoción, alejado de los repetitivos argumentos convencionales que solo siguen al pie de la letra el manual del "guion de cine para dummies".

Bohemian Rhapsody es un monumento esculpido cinematográficamente a uno de los últimos genios de la música. Un tributo depurado para anular cualquier rasgo de opacidad en el delicado bronce de la historia.

Si bien es una cinta pensada para los fanáticos, para mantener en ellos el buen nombre de Mercury y de Queen, es un film que no solo cumple con entretener al público durante 134 minutos, sino que genera amplia gama de emociones alrededor de la obra musical de una de las bandas más grandes en la historia del rock.

La película no enfatiza con profundidad en las condiciones de la sociedad de los 70’s y 80’s, es decir, es escasa la visión crítica de los rezagos políticos y del entorno social de una persona que reconocía su inclinación sexual abiertamente, y es precisamente porque la película no se trata tanto de la sociedad como sí de la proyección artística de Mercury y de Queen.

> La interpretación de Rami Malek es un verdadero espectáculo inolvidable.

Algunos críticos, de esos que especulan sin ver las películas, esperaban con ansias ver la cinta ante las dudas que generaba la caracterización de Malek, unos meses antes del estreno decían “No sabemos si veremos a Mercury o a Malek”. Sin embargo, todas esas dudas fueron resueltas tras la esperada proyección, y el resultado que fue, el ver en la pantalla a un Freddie Mercury entonando ese soliloquio que lo hace inmortal: ¡Mama, I don't want to die!

Para los que aún no la han visto, les digo que, ahora Mercury no vive solo en sus canciones, sino también en esta película de Bryan Singer y gracias a la actuación de Rami Malek.

> Una crítica a los críticos

Esto es un consejo para cuando quiera hacer ese maravilloso viaje de ir a una sala de cine a disfrutar de un biopic o "una historia basada en un hecho real":

Todas las películas, incluso cuando son basadas en historias reales, son un punto de vista del autor sobre aquellos eventos. Las críticas en cuanto a lo histórico solo son observaciones de consumidores que hubieran narrado la historia con su propio punto de vista, pero no lo hicieron, son críticas que tienen poca profundidad en cuanto a la propuesta narrativa y los aspectos artísticos que hacen al cine, como tal, una forma de arte. Pero usted como consumidor puede decidir si quedarse con las críticas históricas o con las críticas artísticas. ¿Cuáles son más importantes para usted a la hora de decidir ver una película?