La historia comienza de manera virtuosa, mostrándonos a un hombre abatido por las deudas y en bancarrota que decide quitarse la vida aventándose a la suerte en el rio Han, aparece de repente en una Isla aledaña al puente y su incapacidad de poder nadar lo vuelve un naufrago a 200 metros de la ciudad de Seúl. Pronto comenzara a convertir ese lugar en su hábitat y le encuentra sentido a su vida viviendo como un salvaje, cazando peces en el rio, cenando aves muertas y hongos, obsesionándose por sembrar maíz para comer fideos con judías negras.

Sin embargo, desde la ciudad, una joven retraída y oculta en su habitación esta obsesionada con una vida ficticia haciéndose pasar por chicas hermosas ya que ella tiene una quemadura en el rostro que la aísla del mundo, su único hobbies es mirar la luna el día que el mundo (su mundo, su ciudad) se paraliza dos veces al año por simulacros contra ataques aéreos, uno de esos días descubre con su cámara al hombre de la isla, al extraterrestre como ella le llama y ve con agrado su forma de vida, por lo que intenta comunicarse con el, a través de mensajes en botellas que tira por el mismo puente donde el hombre alguna vez quiso quitarse la vida.

Así ambos comenzaran una amistad, dos personas que no quieren pertenecer al mundo del dinero, de lo superficial y ambas irán conociéndose a si mismo conforme la historia va avanzando. El papel de los dos protagonistas es lo que hace que la película brille de manera impresionante, tanto el del naufrago como el de ella, son interpretaciones que rozan la perfección y transmiten los sentimientos que quiere reflejar la película. Atención a la evolución que dan los dos personajes, cosa que hace que reflexionemos acerca de la vida, sus idas y venidas, la sociedad....

En general una película muy bella, de las mejores que he visto este año. Una película que te hará reír, llorar y encuentra la esperanza que ambos protagonistas andan buscando en lo mas simple de la vida, lejos de deudas, ropas, materia. Sublime film.