Tron me marcó. Tenía once años cuando la vi por primera vez y me quedé sin palabras. Me acuerdo que conseguí una copia vhs pirata un par de años después de su estreno (antes no era tan rápido ni tan fácil) y la introduje en mi primigenio reproductor vhs, no sin quitarle antes a la cinta la solapita que impedía grabar encima por error. A partir de ese momento me acuerdo de verla durante más de un año casi todos los días; de hecho a día de hoy todavía me acuerdo de gran parte de los diálogos (ejemplo en el título de la crítica). Repetía la secuencia de las motos una tras otra, dándole para delante y para atrás a las incómodas teclas del soporífero aparato. Intenté durante años conseguir la banda sonora compuesta por un tal Wendy Carlos con resultado negativo. Le ponía la película a mis amigos y cuando recitaba los diálogos sobre la marcha me miraban como diciendo "pobrecito". Tron me marcó.

Terrible intento de película. No hay por donde cogerla, aquí falla todo; el guión, los actores, la dirección, la fotografía, ¿y el vestuario?: los soldados romanos parecen que van a participar en una procesión de semana santa. No la terminé de ver, con media hora tuve suficiente. ¿Por qué aparece en esta abominación un actor como Von Sydow? no lo quiero saber, de verdad. Recomendable para ponerla como película que ven de fondo los teletabis cuando se fijan en la pantalla de un televisor en alguna secuencia de la esclarecida serie infantil.

Desde luego está entre las diez mejores películas de la historia, por lo menos en mi opinión, han pasado 29 años desde su estreno y todavía a día de hoy continúo pensando lo mismo. Si hubiese un museo de obras maestras del arte compartiría sala con el David de Miguel Angel o con la Gioconda de Leonardo. La fotografía es prodigiosa y los diálogos parecen escritos por el hijo de Homero. Película que pondría de ejemplo a un extraterrestre para explicarle qué es el cine terrícola.

La película me gustó, vale que el metraje sea un poco excesivo y que a veces uno se pierda un poco (por lo menos yo), pero el final es tremendo. La cabeza me hizo ¡pam! cuando se descubre lo que se descubre. Me recuerda a las películas de Egoyan por esos toques morbosos y hasta bizarros y por tratar problemáticas de países tan lejanos del nuestro: ¿alguien sabía bien lo que sucedió en El Libano en esos años?, yo no. Como siempre las discrepancias religiosas son y seguirán siendo, por desgracia, foco de guerras y de muerte. Pero también son y serán el punto de partida para películas interesantes como esta.

Impactante documental que cuando terminé de ver me dió vergüenza de las veces que me he quejado de mi trabajo. Tendrían que verlo todos los que nos "estresamos" o los que nos sentimos "esclavizados" por nuestros jefes o por las duras jornadas laborales. Los trabajos que aparecen en este documental, si se les puede llamar trabajos, son lo más parecido al infierno en vida: el mercado de animales es absolutamente dantesco y terrorífico. Recomendable para ponerlo por la tele el día del trabajador y que la gente lo vea y sepa la suerte que tenemos.