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Argentina Argentina · Buenos Aires
Críticas de Silvana Pena
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Críticas 11
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
9
15 de octubre de 2018
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Marilyn”, la opera prima de Martín Rodríguez Redondo, está inspirada libremente en un caso real que sucedió en la localidad rural de Oliden, al sur de La Plata. HACE CASI 10 AÑOS

Marcos, (Walter Rodríguez Walter Pez) y un debut a lo grande), es un joven de 17 años que comienza su búsqueda de identidad sexual, dentro de un marco incapacitado para aceptar determinadas circunstancias.
Un pueblo pequeño, conservador, aislado de los avances sociales. Dentro de ese micro universo, Marcos comienza a recibir un trato hostil, tanto dentro como fuera de su hogar. Los jóvenes pueblerinos del lugar, encuentran en él, un gran divertimento por el rechazo que les provoca y lo acosan, lo pisotean, llegando a ultrajarlo física y psicológicamente. Su madre, lo somete a las labores del campo, y en la medida en que su hijo expresa sus ideas y preferencias, las cosas empeoran llegando a un vacío insoportable, en el cual, cuesta respirar. Su hermano se alía a la matriarca de la familia, mientras que el padre, quien parecía ser el único que iba queriendo abrir su mente, fallece de manera repentina.
Una amiga, que lo acompaña a diario y un muchacho por el cual siente atracción, son las únicas personas que le otorgan un bálsamo para sobrellevar sus días. Pero no alcanza.
Marcos quiere liberarse, quiere “ser”. Una canción lo convierte en “Marilyn”.
El largometraje se caracteriza por conservar durante los 80 minutos, un clima asfixiante, provocando que el espectador sienta en carne propia la opresión que vive el protagonista. Sus ojos le permiten ver el mundo en el que habita, pero su cuerpo va en busca de su propia realidad.
Ya que como dijo su director en la charla posterior a la proyección: “no había salida visible para que esto cambie”.
Su vida no tenía salida real posible. No era viable un cambio favorable para su necesidad de identidad.

Los primeros planos sobre el protagonista nos van mostrando la metamorfosis que obtiene. Un joven de las afueras de la gran ciudad, que desea vestir faldas cortas y pestañas maquilladas; lucir collares y aros que combinen con una blusa. Moverse al son de la música y desplegar toda la femineidad que lleva consigo
Detrás de una cortina cuan velo piadoso, imaginándose dentro de los vestidos de su madre, o detrás de un antifaz que oculta su identidad, Marcos sigue sufriendo en silencio.
En la medida que transcurren los minutos, la brecha que lo separa de su familia queda plasmada mediante los encuadres y la posición de cada uno de los personajes dentro de un mismo escenario. Los tres miembros de la familia cenan en alrededor de la mesa. Su madre y hermano, permanecen unidos; él queda fuera del encuadre. En la habitación que comparten desde que fallece el padre, en la cama matrimonial, disfrutan una película, mientras que Marcos, mira distante, desde la cama contigua.
Rodada en escenarios naturales, y contando con un escaso presupuesto, Rodriguez Redondo logra una película que impacta, intimida, te hace pensar y emociona hasta las lágrimas. Sólo hay rasgos de oscuridad y en los últimos minutos de la película, la espesura atraviesa la pantalla.

Ser “diferente” conlleva ciertos perjuicios, en tanto que pertenecer al grupo de los denominados “morales” nos arrastra a sobrevivir según las leyes de la sociedad a la cual pertenecemos.
Silvana Pena
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9
1 de abril de 2018
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Abraham Bursztein, es un judío de 88 años, que vive hace siete décadas en Argentina y necesita cumplir con la promesa que le hizo a quien le salvase la vida, cuando el holocausto lo dejó huérfano y lastimado
A pesar de la decisión de sus hijos, de internarlo en un geriátrico, Abraham parte hacia Polonia.

Trasladarse sacando un boleto es simple, pero recorrer el interior de uno mismo es mucho mas complicado. Y de esto se trata este largometraje, que nos trasmite el dolor de un hombre el cual se siente en deuda con la única persona que le abrió sus puertas cuando el resto las cerraba a su pasar.

Hay cientos de películas sobre el holocausto, sin embargo "El último traje", nos brinda una mirada sobre el comportamiento de un hombre en su recta final. Los recuerdos del pasado poseen un tratamiento digno de destacar, ya que la división entre el presente y el pretérito se manifiestan mediante los sueños del protagonista o por crónicas que decide contar a quien quiera escucharlo.

Miguel Ángel Solá tiene una larga trayectoria cinematográfica, ("La fuga", "El alquimista impaciente", "Plenilunio", "Pasaje de vidas", "El corredor nocturno", "Una sombra ya pronto serás", entre otras) pero me arriesgo a decir que ésta es su mejor caracterización. Si bien la inmensa Angela Molina aporta lo suyo, el único protagonista es él.

Su recuerdo mas doloroso es la muerte de su hermana de cinco años a quien amaba profundamente, la cual el "único pecado que cometió fue nacer un mes antes".
Tal vez sea por ello que, en su travesía, este anciano acepte la ayuda brindada de tres mujeres que serán las que hagan posible que llegue a destino. (Angela Molina, Julia Beerhold y Olga Boladz).

No puedo dejar de mencionar la musicalización y las puestas en escena que bien recrearon cada uno de los lugares plasmados.
Una digna coproducción Argentina española que sensibiliza sin caer en golpes bajos.

La vejez es mas digna si los valores permanecen intactos.
Silvana Pena
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8
7 de marzo de 2018
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Luego de seis años de estrenada su opera prima "Las acacias"-ganadora de la Cámara de Oro de Cannes 2011, regresa a la pantalla grande Pablo Giorgelli, con "Invisible", que se estrenará este jueves 8 de marzo de 2018, lo cual no es un dato menor, dado que mundialmente se conmemora el día de la mujer.
Hay un estilo que comienza a definir la filmografía de este director, el cual hace uso de historias simples de gente común.

Ely (Mora Arenillas) es una adolescente retraída de 17 años, la cual vive con su madre (Mara Bestelli), quien se encuentra atravesando un momento de depresión. La vida de Ely se resume a cumplir su rol de estudiante yendo al colegio, y luego a la veterinaria en donde trabaja y ocasionalmente mantiene sexo con el hijo del dueño (Diego Cremonesi).
Al comprobar que está embarazada, comienza a investigar métodos de aborto, en conjunto a su única amiga.

La cámara se mueve a la par de Ely, amaneciendo y anocheciendo con ella. Los planos largos y silentes le dan la mano a su protagonista y ésta no desperdicia la oportunidad de tomarla. Pareciese ser que el cine de Giorgelli no juzga, no ensucia pero se arriesga. Con destellos diáfanos expone la congoja que esta niña-mujer espeta, recorriendo farmacias y clínicas clandestinas que el único fin que tienen es ganar dinero.

"Invisible" no es una película de las llamadas politiqueras. El aborto es el problema subsecuente, consecuencia de los inconvenientes personales que puede vivir cualquier muchacha de clase media, de nuestra sociedad.
Mora Arenillas plasma todo su talento, trasmitiendo su confusión, su congoja mediante sus expresiones corporales, el ritmo de su respiración, sus silencios que gritan en busca de ayuda sin abusar. Cada pensamiento en la medida justa, cada andar en su lugar.

Una película mas compleja de lo que se vislumbra a simple vista, dotada de un alto contenido social. Emotiva, cotidiana, de esas que vale la pena ver y recomendar.
Silvana Pena
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10
2 de febrero de 2018
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Praga, 1990, poco antes de la Revolución de Terciopelo, contra la ocupación rusa. Una Checoslovaquia ocupada por los soviéticos.

Frabtisek Louka (Zdenek Sverák) es un violoncelista soltero, mujeriego como pocos, hombre maduro entrado en canas. Su complicada situación económica, tras haber perdido su puesto en la orquesta filarmónica, hace que acepte un matrimonio por conveniencia con una mujer rusa, la cual necesitaba conseguir la nacionalidad checa. La joven tiene un hijo de cinco años, Kolya, que no entiende una palabra de checo, con el que, debido a una eventualidad, Frabtisek, deberá hacerse cargo.

"Kolya" es uno de esas cintas que resplandece por si misma y uno de los mayores aciertos es la fusión entre el drama y la comicidad, la cual no es para nada fácil de obtener sin caer en tópicos. El manejo de la cámara logra retratar los paisajes de Praga ofreciendo unas postales que se conservan en la retina aún finalizado el film, al igual que los planos cercanos de el rostro tan bien elegido de Kolya. Cada secuencia tiene una belleza única. El ritmo es parejo, preciso por donde se lo mire. El elenco logra interpretaciones acertadas, y aunque la historia se centra en Frabtisek y Kolya, los secundarios aportan lo suyo con la misma nobleza que los anteriormente mencionados. Jan Sverák, es el director de esta maravillosa película. El guión es de Zdenek Sverák, padre del director y protagonista del film. (Lo que se hereda no se roba señores).

Haberme topado con esta película de casualidad, sin recomendación alguna, hace que sostenga, que el séptimo arte es una maravilla por donde se lo mire.
Silvana Pena
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8
24 de enero de 2018
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ava es una niña de 13 años, que en lo inmediato, según estudios médicos realizados, perderá la visión. Junto a su madre y su hermana bebé, pasarán quince días de vacaciones, mientras intentan afrontar la terrible noticia.

Los diferentes escenarios elegidos por Léa Mysius, van enlazados con cada uno de los momentos que Ava espeta. La realidad es desgarradora, y la faceta ilusoria que ella misma crea, espeluznante.

Cada una de las escenas, nos muestran el camino de la conversión que se va produciendo en esta niña, quien decide crear un espacio personal, en el intento desesperado de aceptar la oscuridad de la mejor manera posible.
Ava tiene una mirada particular sobre el mundo que la rodea y cuando se venda los ojos siente el tormento que representa sentir como todo se apaga estrepitosamente.
Un film particular, arriesgado, con un juego visual y narrativo, representado con inteligencia.

"11 de agosto. Los niños juegan en el jardín. Quiero que se ahoguen y desaparezcan. El doctor dijo que lo mas duro es aceptarlo. Mi madre se calló. Era la primera vez"
Silvana Pena
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