De lástima, pues la película tiene todos los argumentos y el dinero necesarios para sacar de ella una obra maestra. Aunque en las superproducciones siempre hay algo que termina por derrumbarse.
Sí, algo falla y es lo más importante, la historia o mejor dicho la manera de contarla y hacer que los personajes "nos esten diciendo algo" lo que sea. La elección de los actores masculinos, no podía ser más lamentable, aunque el verdadero propósito fuera tan noble como tomar actores de distintos paises, ergo de distintas culturas. Pero no bastan las buenas intenciones Alejandro, hay otros intereses, como hacer que el mensaje llegue realmente y no se diluya por el camino.
Rachel Weisz es una acertada decisión, pero su personaje tan misterioso, tan cargado de sabiduría, ejemplar y decididamente protagonista, se ve lastrado por un guión flojo, muy pobre para una heroína tan interesante; eso mismo no se ha conseguido, hacerla interesante a los ojos de los mortales, esos seres diminutos como hormigas, que destruyen todo a su paso. Pero cuidado, las hormigas no actúan por puro capricho; sepamos cómo lo hacen y sobretodo por qué... de nuevo volvemos al torpe relato de los hechos y de nuevo a la decepción.
Cortar, supongo que fue un dificil escollo a salvar y el resultado no podía ser más terrible, el montaje es de suspenso, no solamente secciona el pulso narrativo además sirve para que perdamos la fé en la diosa de la astronomía, la pobre Rachel aparece en escenarios como de un montacargas, sin planos de transición y afectando a la escena y a la misma historia.

El sueño de Alejandro (el otro) que le llevó a contruir una gran ciudad, fue empezado cuando marcó el terreno con harina. Amenabar le ha echado yeso, pero Los Pajaros, no han venido a picotear... ironías de la vida.

Con "Las tortugas también vuelan" Ghodabi había dejado un listón dificilmente superable. Las expectativas ante esta película, entonces, son enormemente elevadas.
Personalmente me ha gustado bastante porque contiene diversos elementos en común, otorgándole bastante personalidad a lo que relata.
Hay que reconocer los méritos de trabajar con actores "naturales", las limitaciones del espacio en donde se mueve (las yermas aldeas, las montañas nevadas, etc.). En aquella "las Tortugas...", estos elementos salieron bordados con hilo de oro y esta vez hay que descubrirse ante otra demostración de buen cine.
Los elementos mágicos de la película, las implicaciones políticas del pueblo sin pueblo, la comicidad en lo trágico y la originalidad del texto, son elementos de gran riqueza. Es cierto que no es una obra maestra (quizá por algunas aristas, arriba mencionadas) pero es fresca y sencilla.

El libro de Yates ponía sobre la mesa el convencionalismo, la comodidad y la soledad de la sociedad norteamericana de los años cincuenta. Magnificamente retratada en esa metáfora del señor Givings desconectando el volumen de su audífono.
Mendes le hace verdadera justicia al espíritu y a la esencia que destilaba Yates y se complace en utilizar algunas de las frases que daban mayor calidad a la narración.
Hubiera podido ser menos fiel a la obra y utilizar algún recurso más intimista y declarado a explotar el sentimiento del espectador; quizá eso le hubiera granjeado el favor de un mayor número de aficionados, pero entonces habría despojado toda noción de crudeza y de realismo que el drama de la novela exponía. Un drama tan actual y tan "de nuestro tiempo" que invita a la reflexión y a su cómoda interpretación.
Fidelidad al texto no lo es todo, ahí quedan las brillantes interpretaciones de dos convincentes actores (atrás quedaron aquellos aspirantes de "Titanic") DiCaprio, dibuja un personaje auténtico de ciudadano medio, con esa sonrisa de vendedor a domicilio, aunque resignado.
Kate Winlet, rozando la perfección y dotando al personaje de carne y dolor; quiza sea la actriz que mejor forma presenta en la actualidad.
Brillantes los secundarios (simpre atenta Bates) y una ambientación muy cuidada.

Cuanto más se critica la falta de personalidad y un estilo en el cine realizado en España, más parece que algunos directores se empeñan en dar argumentos para esa crítica.
"Héroes" no funciona porque carece de credibilidad y su apuesta es tan falsa que produce verguenza ajena, por mucho empeño en situar, no ya el escenario en la que está envuelta, si no la historia misma en una época tan perfectamente estudiada y cercana.
Hay antecedentes, porque la serie "Verano Azul" era tan hortera y tan cutre que resultaba absolutamente contemporanea; dibujaba una realidad deformada al gusto de la época, pero era fiel a su tiempo.
¿Saben qué diferencia hay entre esta copia fallida y "El fín de la inocencia" (M. Cuesta, 2006)?
TODA.

El breve relato de Alberto Méndez (poco más de ciento cincuenta páginas) tenía tanta carga de sentimientos que cuando me enteré que Jose Luis Cuerda quería realizar una película sobre su magnífico libro, me entraron unos temblores fríos. Ni siquiera me alentaba descubrir que Rafael Azcona participaba en este proyecto.
Los temblores han desaparecido y han dado paso a la desilusión, ya antes presentida.
Era dificil, me imagino, abarcar aquellas cuatro grandes historias hilvanadas, pero si al menos pudiera hacernos partícipes de su magia.
Lo que queda es otra historia de buenos y malos, de la represión, del miedo... y cláro, otra inevitable escena enseñando el culo. Algo totalmente prescindible.

Me quedo con la interpretación de Maribel Verdú, con sus ojos, sus miedos y su naturalidad de madre. Y menciono también a el niño que interpreta a un niño, por fín.
Javier Cámara está muy contenido, no parece que haya disfrutado de su personaje, en momentos me parece demasiado rígido.
En cuanto a Raúl Arévalo, no entiendo que aporta de interesante. Me ha parecido un actor muy plano y su cara no le ayuda en nada a dar credibilidad a un personaje tan importante en la película. Su mirada, medio perdida, nada mística y sus torpes ademanes en la clase con los pequeños me ha resultado insoportable (ya me lo pareció en azuloscurocasinegro).

La historia tremenda de los jóvenes que se escapan a Portugal (que en el relato es terriblemente conmovedora) ha pasado de largo, como de un soplido. Dejando un poso de insatisfacción que me apena.