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Críticas de Álvaro Carretero
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
8
8 de octubre de 2018
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seamos sinceros, el subgénero coming of age no está precisamente falto de títulos: Submarine, The edge of seventeen, Palo alto, la reciente Ladybird… he visto un gran número de películas del género (son de visionado fácil y agradable) y Eighth Grade es una gran adquisición que no te deja indiferente.

En poco más de hora y media te hace partícipe de la vida de Kayla (Elsie Fisher) de una forma muy efectiva, muy empática y sobretodo, muy inteligente. Bo Burnham hace un despliegue brillante de recursos para ayudarnos a entender la ansiedad de la protagonista en situaciones que se nos presentan en primer lugar como inofensivas, para luego evolucionar a auténticos infiernos en cuanto las vemos a través de los ojos de Kayla (especialmente en el fantástico set piece de la piscina). Este contraste entorno/Kayla se hace mediante transiciones fuertes entre el realismo del entorno por un lado, y el subjetivismo de la misma situación vivida por su personaje principal. Estos momentos subjetivos brillan con un conjunto de enfoques, velocidades de cámara y audios extradiegéticos muy personales: la angustia y ansiedad que siente Kayla son transmitidos al público sin ninguna sutileza y con máxima efectividad.

Octavo en Estados Unidos es el equivalente a 2º de la ESO en España. Para nosotros no es un hito estudiantil, pero en Estados Unidos el cambio de Middle school a High school es muy relevante, es la antesala de la universidad. A este clima de cambio radical se le suma la delicada edad de la protagonista: Kayla tiene 13/14 años y nació en 2004/2005. Ello implica dos cosas: su incipiente pubertad y que forma parte de una generación que, para bien y para mal, se ha criado con internet y las redes sociales. Este es otro punto fuerte de la película, la ambientación post-milennial (o generación Z) del film. Las noches de Internet, memes e Instagram, su canal de YouTube… todos estos detalles de la vida de las nuevas generaciones han sido investigados y plasmados de una forma realista y convincente (y perturbadoramente familiar en ocasiones)

Es posible que su punto flojo se encuentre en la calidad de los secundarios. Hay personajes tan caricaturizados que parecen estereotipos o clichés más que personajes reales. Pero (y es un gran pero) no descarto que sea una exageración totalmente voluntaria, para contraponer el visage de los personajes frente al verdadero ser que esconden y que no llegamos a conocer. Al fin y al cabo, las primeras impresiones que transmite Kayla al espectador son deplorables: abstraída en su móvil, esclava de las apariencias… pero según vamos avanzando vemos más claros sus motivaciones y dramas internos. Es probable que los compañeros de Kayla sigan el mismo esquema, y la directora nos presente a todo un elenco de adolescentes de apariencia insufrible pero con un mundo interior rico e inexplorado, un puñado de “Kaylas” desconocidas para nosotros.

En definitiva, Eighth Grade es una película altamente recomendable, un viaje de angustia y aprehensión, pero también de esperanza y alegría que aporta un aire detallista y personal a un género que, quien sabe, puede estar sobrepoblado
Álvaro Carretero
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