Una vez más, alguien se enfrenta a la realización de un film donde se narra una historia de amor chico-chica. Algo loable, ya que son muchas las pelis que arrancan con esta premisa y muy pocas las que llegan a buen puerto en cuanto a su ejecución. Estamos ante una comedia romántica con Nueva York de fondo, con buena música y toques culturales bien repartidos a los largo de los 90 minutos de metraje. La historia se narra en paralelo a la escritura de una novela, lo que le confiere un carácter de juego metaliterario interesante. No es una obra maestra, pero los actores están muy bien, sobre todo la guapa Evan Rachel Wood, que canta impresionante y que tiene mucho imán hacia la cámara. Recomendable para una tarde lluviosa junto a una buena compañía y dos chocolates a la taza bien calientes.

He visionado este filme porque me interesaba mucho la figura del escritor japonés Yukio Mishima. La historia se narra en cuatro capítulos y va mezclando la biografía del propio escritor con algunos fragmentos teatralizados de sus obras. El recurso del teatro dentro del cine, muy parecido a como lo hace Lars von Trier, una forma simbólica de representar las historias. La peli se deja ver muy bien y posee una música embaucadora que acompaña perfectamente a la acción.

Esta película que he calificado como comedia, podría englobarse también a veces dentro del drama, o del melodrama. Pero la sensación con la que se queda uno, la sonrisa en la boca, lo corta que se nos hace, me ha llevado a darle esta calificación, un 9 sobre 10, porque tiene unos personajes bien construídos y tramas perfectamente hiladas, con sus puntos misteriosos, sus silencios, sus apenas susurros de cosas que subyacen a cada personaje. Luego se acompaña de buenos planos y una música maravillosa, lo que me hace sentirme completamente feliz por haber pasado una hora y media sin moverme de mi butaca casera viendo esta maravilla.